El ADN es la molécula de la vida y contiene las instrucciones hereditarias que pasan de padres a hijos. Pero ¿y si fuese más allá? Con el paso de los años, hay determinadas modificaciones asociadas a nuestro estilo de vida que, aunque no varían la información en sí misma, sí que pueden transmitirse y no solo nuestros hijos sino también a nuestros nietos, cosa que hasta el momento no estaba claro. Son las conclusiones de un nuevo estudio publicado en la revista científica PNAS y que explicaría por qué algunas enfermedades se saltan una generación e incluso nos da pistas para saber cómo modificarlo para evitarlas.
Seguro que alguna vez has visto cómo se representa el ADN, como una especie de cadena de bolitas unidas entre sí. Cuando éstas se van juntando, crean los llamados aminoácidos y cuando éstos se unen, las proteínas. Dependiendo de la forma en la que estas proteínas se van plegando su función empieza a cambiar y si esos pliegues se hacen mal pierden su función y pueden volverse infecciosas.
Con el ADN pasa lo mismo, en función de cómo se pliegue irá cambiando su expresión, aunque la información genética sea exactamente la misma. Te ponemos un ejemplo práctico. Si a la frase “tu hijo no sabe leer muy bien”, le quitamos el “no”, nos quedaría “tu hijo sabe leer muy bien”. Las letras no han cambiado, las palabras son las mismas, pero el significado es totalmente diferente. Esto es lo que ocurre con la información genética y lo que estudia la epigenética.
Es el estudio de los cambios que activan o no activan los genes sin cambiar la secuencia del ADN, a causa de la edad y la exposición a factores ambientales como pueden ser la alimentación el ejercicio los medicamentos o las sustancias químicas. Estos cambios no modifican el ADN, que ya está codificado, pero sí que cambian el riesgo de padecer algunas enfermedades.
Hasta ahora se pensaba que solo podían pasar de padres a hijos, sin dar el salto generacional, pero ahora eso ha cambiado. Al menos así ocurre en gusanos, que es sobre los que se ha hecho el estudio y que, aunque están muy lejos en la historia evolutiva, los científicos consideran que hay conclusiones que se puede extrapolar e indicios de qué tanto en otros mamíferos como en los humanos la herencia epigenética funcionaría del mismo modo.