A medida que cumplimos años, nos volvemos más selectos con nuestras amistades. Los grandes grupos de la juventud pasan a ser pequeños, pero de esos que no vas a abandonar nunca. Normalmente, nuestro círculo está formado por gente de nuestra edad. Se nos haría raro quedar de cervezas con alguien de la generación de nuestros hijos, pero quizá sería lo mejor para nuestra salud. Es lo que refleja un estudio realizado por la Facultad de Sociología de Tampere, en Finlandia, que asegura que la amistad entre personas mayores y jóvenes puede promover la inclusión social y la pertenencia, además de ser agradable, interesante y beneficiosa para ambas partes.
"La amistad intergeneracional se alinea con las características de la amistad en general, pero también apoya el cuidado, el disfrute, la pertenencia y la inclusión de formas alternativas en comparación con amigos de la misma edad”, explica la científica Riikke Korkiamäki, autora principal de la investigación. Te explicamos cuáles son los motivos por los que deberías salir de tu zona de confort y empezar a plantearte empezar a hacer planes con gente nueva.
La diferencias se suelen tomar como algo negativo, pero nada más lejos de la realidad y es que son precisamente estas las que nos resultan más enriquecedoras. Por un lado, los jóvenes pueden aportar esa nueva visión de la vida y del mundo, mientras que los mayores tienen ese punto de experiencia y saber hacer que solo te lo da el paso de los años. “Ser no solo el destinatario, sino el benefactor del apoyo hace que las personas se sientan bien consigo mismas como un amigo igualitario y solidario”, asevera Korkiamäki.
Pese a que la sociedad ha avanzado mucho en este aspecto, el edadismo sigue estando presente en nuestro día a día. Sin embargo, si se establecen vínculos importantes con personas que fomentan estos comportamientos, terminarán eliminándose. De acuerdo Korkiamäki, la amistad intergeneracional puede reducir los estereotipos y los prejuicios sobre los diferentes grupos de edad, además de ayudar a contrarrestar la discriminación por edad.
De acuerdo con los últimos estudios, los más jóvenes aseguran sentirse más solos que nunca. Es más, las personas entre 16 y 24 años corren un riesgo particular de experimentar soledad, aislamiento y depresión. Una sensación similar a la de los de edad muy avanzada, aunque por motivos totalmente diferentes. Establecer estrechos vínculos sociales intergeneracionales supone una importante fuente de apoyo, cuidado e inclusión.
Las relaciones sociales, independientemente de la edad, son una fuente de diversión y nos regalan momentos para las risas y el entretenimiento. Encontrar actividades que normalmente no harías con tu entorno puede ayudarnos a exprimir la vida al máximo. El sentido del humor no está determinado por los años de diferencia.