Es una extensión de nuestro propio cuerpo. Vivimos pegados a él y a diario nos llegan alertas con mensajes, llamadas, pagos... pero podría ser mucho más. Ahora, un estudio publicado en "PLOS Digital Health", señala que los datos de movimiento obtenidos de los sensores de nuestros teléfonos inteligentes pueden predecir el riesgo de mortalidad en cinco años con una precisión de alrededor del 70%.
Hasta el momento, todos los estudios que se habían hecho estaban relacionados con la medición de la actividad física para relacionarla con el riesgo de mortalidad con tecnología como relojes o pulseras inteligentes. Sin embargo, ahora los monitores pasivos, es decir, los que no necesitan estar en contacto directo con el cuerpo, abren una nueva posibilidad de análisis y los investigadores han desarrollado una tecnología para predecir la salud mediante smartphones, utilizando el acelerador de los teléfonos. Los beneficios se este sistema es que se puede contar con un universo de pruebas mucho mayor, no se precisan dispositivos específicos y los datos se pueden obtener de forma remota.
Con solo seis minutos diarios de seguimiento, el algoritmo puede realizar estimaciones de riesgo de mortalidad en los próximos cinco años, aproximaciones que fueron tan precisas como las recopiladas por dispositivos portátiles las 24 horas del día, los siete días de la semana o similares a las pruebas clínicas más complejas.
"Esto es particularmente importante para fines de equidad en la salud dado que las poblaciones con mayor riesgo de salud a menudo son las que tienen menos recursos, por lo que las personas que tienen más probabilidades de tener teléfonos baratos en lugar de dispositivos portátiles se beneficiarían más de una evaluación fácil. Las aplicaciones telefónicas podrían registrar seis minutos de caminata consecutiva durante la vida diaria y luego calcular modelos predictivos para la estratificación del riesgo a través del análisis de la población", explica el Bruce Schatz, profesor de la Universidad de Illinois y autor principal del estudio.
Además del poco tiempo necesario para hacer la predicción diaria, es importante que no hace falta tener el último modelo de teléfono, ni siquiera estar conectado a la red. A esto hay que sumarle que los datos podrían obtenerse a cualquier edad, ayudando a una detección temprana de posibles problemas cardiovasculares.
Con esta información es suficiente para que "los especialistas puedan generar nuevas pautas de rutinas, dieta, actividad, que reduzcan los posibles riesgos para la población, hagan descender la presión en los sistemas sanitarios y disminuyan o redistribuyan el gasto médico de un país", concluye el experto.