¿Qué grupo sanguíneo tiene un riesgo mayor de sufrir un ictus?
Un equipo de investigación internacional y multidisciplinar ha descubierto que el grupo sanguíneo interfiere en la probabilidad de sufrir un ictus antes de los 60 años
El ictus es una alteración súbita de la circulación sanguínea en un área del cerebro, lo que interrumpe el flujo de sangre, oxígeno y glucosa pudiendo causar un daño cerebral
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Según la Sociedad Española de Neurología (SEN) anualmente alrededor de 120.000 personas sufren un ictus, con lo que este accidente cerebrovascular es una de las principales causas de muerte en España al igual que en el resto del mundo. En Uppers hemos recogido las conclusiones de un minucioso estudio que determina qué grupo sanguíneo tiene más riesgo de sufrir un ictus.
Esta investigación la ha llevado a cabo el Consorcio de Genética del Accidente Cerebrovascular de Inicio Temprano. Lo forman neurólogos, endocrinos y genetistas, entre otros especialistas, de los principales hospitales, universidades y centros de investigación internacionales. El estudio, bajo el nombre "Contribución de variantes genéticas comunes al riesgo de accidente cerebrovascular isquémico de aparición temprana" se publicó a finales de agosto pasado en la revista Neurology.
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Un ictus es una alteración súbita de la circulación de la sangre al cerebro, que puede ser provocada por el taponamiento o la rotura de una arteria cerebral. Tal ruptura o bloqueo provoca que esa parte del cerebro no reciba el flujo de sangre, oxígeno y glucosa que necesita. Este suceso puede causar un daño cerebral y la pérdida de alguna capacidad asociada a la zona del cerebro que se haya visto afectada.
Las personas mayores de 65 años tienen un mayor riesgo de sufrir un ictus, aunque sucede también en menores de esa edad. Los profesionales sanitarios mantienen informada a la población de los síntomas que lo preceden debido a la importancia de actuar sobre el paciente con rapidez. Está demostrado que la pronta aplicación del protocolo sanitario definido está directamente relacionada con la disminución de sus secuelas.
Síntomas de un ictus
Hay síntomas que indican que se puede estar generando este accidente cerebrovascular como la pérdida de fuerza en la mitad del cuerpo (cara, brazo y pierna del mismo lado), dificultad para hablar, pérdida de sensibilidad u hormigueos en la mitad del cuerpo, pérdida súbita de visión en un ojo o dolor de cabeza muy intenso distinto del habitual.
El ictus es investigado por muchos grupos de especialistas en todo el mundo con el fin de prevenirlo entre otros objetivos. El Consorcio de Genética del Accidente Cerebrovascular de Inicio Temprano quería analizar cómo influye el grupo sanguíneo en esos pacientes que han sufrido un ictus en una edad temprana, es decir, antes de los 60 años.
Los grupos sanguíneos de mayor propensión a un ictus
Braxton D. Mitchell pertenece a la División de Endocrinología, Diabetes y Nutrición de la Facultad de Medicina de la Universidad de Maryland y al Centro Clínico de Investigación y Educación Geriátrica del Centro Médico de la Administración de Veteranos, ambos en Baltimore, Estados Unidos, forma parte de este consorcio y es uno de sus principales investigadores. Tras presentar las conclusiones del estudio declaró que “los tipos de sangre que no son 0 se han relacionado anteriormente con un riesgo de derrame temprano, pero los hallazgos de nuestro metaanálisis mostraron un vínculo más fuerte entre estos tipos de sangre con el accidente cerebrovascular temprano en comparación con el tardío, y en la vinculación del riesgo principalmente con el tipo de sangre A”.
Esto significa que se ha descubierto que aquellas variantes genéticas vinculadas al tipo de sangre A representan casi la mayoría de las vinculadas con un derrame a edad temprana. Además, según Braxton D. Mitchell, se trata de personas “más propensas a desarrollar coágulos de sangre, lo que puede provocar un accidente cerebrovascular”.
Por otra parte, pudieron determinar que aquellos individuos con un tipo de sangre 0 eran los que menos probabilidades presentaban de sufrir un ictus antes de los 60 años. No obstante, tras analizar todos los datos los investigadores igualmente determinaron que aquellos con un tipo de sangre B tenían probabilidades altas de padecer un ictus temprano y tardío.
Una investigación a partir de más de medio millón de personas
Para llevar a cabo esta investigación, el Consorcio realizó una revisión exhaustiva de 48 estudios sobre genética y accidente cerebrovascular isquémico. En todos estos estudios habían participado 16.927 personas que habían sufrido un infarto cerebral, de los que 5.825 lo tuvieron a edad temprana, antes de los 60 años, además de otros 576.353 individuos que no habían sufrido ningún ictus. A partir de todos los datos el grupo de investigadores encontró ese vínculo entre el derrame temprano y el área del cromosoma que incluye el gen que determina el tipo de sangre de la persona.
Tras dar a conocer la investigación, los responsables declararon que “se necesita una investigación futura para ayudar a desarrollar una comprensión más precisa de cómo se desencadena el infarto cerebral. De este modo cabría la posibilidad de realizar tratamientos preventivos específicos para el derrame de aparición temprana, lo que podría dar como resultado una menor discapacidad durante los años más productivos de las personas”.
Cómo prevenir un ictus
Por otra parte, los profesionales sanitarios insisten en que independientemente del grupo sanguíneo de cada persona todos pueden reducir los riesgos de padecer un ictus si no se fuma, se controla la presión arterial sobre todo en el caso de los hipertensos; se reduce la ingesta de colesterol y de grasas saturadas de la dieta, ya que se disminuye potencialmente la acumulación en las arterias; y en los diabéticos se mantienen unos niveles de glucosa en sangre adecuados.