A medida que cumplimos años, el proceso de cicatrización de las heridas cada vez es más lento y, en ocasiones, puede derivar incluso en infecciones. Durante la niñez y la juventud una sola tirita suele ser suficiente, pero eso no siempre funciona cuando llegamos a la madurez o incluso a la vejez, ya ni hablamos de si tenemos diabetes o enfermedades autoinmunes. Los investigadores de la Universidad de Rockefeller, En Estados Unidos, analizaron los cambios moleculares que se producen en la piel con el envejecimiento y llegaron a la conclusión de que se interrumpe la comunicación entre las células de la piel y sus células inmunes y por ello se ralentiza tanto su reparación. Precisamente para estos casos los apósitos inteligentes, compuestos por un circuito electrónico capaz de estudiar la herida y ayudar a curarla, pueden ser la solución. Te contamos como son.
Creada por los científicos de la Universidad de Stanford, este parche inteligente es fácil de colocar y retirar y favorece el cierre rápido de la herida gracias a que aumenta el flujo de sangre nueva en el tejido lesionado y reduce significativamente la creación de cicatrices cuando la piel se recupera. "Creemos que representa una nueva modalidad que permitirá la exploración de hipótesis sobre el proceso de curación humana que antes eran difíciles de probar", dice Artem Trotsyuk, coautor del estudio y Profesor de Ingeniería Biomédica.
Esta tirita inteligente, no solo cura la piel sino que también la protege de patógenos externos y estudia la herida para aplicarle el mejor tratamiento posible. Cubre la zona dañada con un hidrogel aislándolo así de la suciedad y de las bacterias. También, monitoriza en todo momento gracias a la biotecnología cómo se va recuperando la piel y es capaz de transmitir al médico directamente todos los avances del proceso de curación. en cuanto a su efectividad, acelera la curación un 25% y estimula el crecimiento de la piel un 50%.
Para poder conseguirlo tiene un microchip, un estimulador eléctrico, biosensores e, incluso, una antena de radio en un tamaño ínfimo, incluso inferior al de una tirita tradicional. Gracias a sus componentes consigue recopilar datos de temperatura e impedancia eléctrica de la herida y es capaz de determinar si es necesario que un médico ve a la zona lesionada o incluso que compruebe si el parche está funcionando. Para retirarlo, solo es necesario aplicar calor en la zona donde está situado y se desprenderá fácilmente. Por el momento, solo está aprobado su uso en animales y habrá que esperar unos meses hasta que se compruebe su eficacia y seguridad en personas.