¿Por qué no podemos tener los ojos abiertos al estornudar? La clave está en el cerebro

  • Un estornudo es un acto reflejo por el que se expulsa aire de forma involuntaria y súbita por la nariz y la boca y en el que se elimina cualquier partícula extraña que esté irritando a las mucosas

  • El cerebro envía una señal a los párpados para que se cierren de manera automática cuando se estornuda, a fin de evitar que los ojos entren en contacto con microorganismos extraños

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Es probable que alguna vez hayas oído esa leyenda urbana que dice que si estornudas con los ojos abiertos, estos se saldrán de sus cuencas. Nada más lejos de la realidad, por supuesto, aunque sí es cierto que existe un caso en el que un paciente acabó hospitalizado, con la parte de atrás del cuello rota, tras haberse cubierto la boca y la nariz durante un estornudo. 

Historias aparte, lo cierto es que cuando estornudamos lo hacemos, por norma general, siempre con los ojos cerrados, y el motivo está, como no podía ser de otra manera, en nuestro propio cerebro. Pero mejor vayamos por partes. 

El motivo por el que siempre estornudamos con los ojos cerrados

Un estornudo es un acto reflejo por el que expulsamos aire de forma involuntaria y súbita por la nariz y la boca. Este fenómeno se produce cuando las membranas mucosas de la nariz o la garganta se irritan, ya sea por una reacción alérgica, por un virus, como la gripe o el resfriado común, por la exposición a una luz muy brillante o por agentes externos como el polvo, el moho, la caspa o la contaminación del aire, entre otros.

Su propósito es sencillo: limpiar las vías respiratorias. Al expulsar el aire con tanta fuerza, el cuerpo arrastra los elementos extraños que están irritando las mucosas, aunque hay ocasiones en las que no basta con un único estornudo y la acción se repite durante dos o tres veces más. 

De acuerdo a un estudio elaborado por el Instituto Tecnológico de Massachusetts (Estados Unidos), un estornudo puede liberar el aire a una velocidad media que puede llegar a situarse entre los 110 km/h y los 150 km/h. Además, el aire puede alcanzar una distancia de hasta seis kilómetros. 

Durante este proceso, el cerebro envía una señal a los párpados para que se cierren de manera automática, a fin de evitar que los ojos entren en contacto con algunos de los microorganismos externos que liberamos con el aire y que pueden llegar a infectar nuestro organismo. 

Mantener los ojos cerrados mientras se estornuda es, por tanto, un mecanismo de defensa para evitar posibles infecciones. Aun así, existen algunas personas que sí tienen la capacidad de mantener los ojos abiertos mientras estornudan por un fallo en el sistema nervioso de su cerebro, que impide que la señal llegue de manera correcta a los párpados. 

No carecer de estos reflejos, no obstante, no supone un grave peligro para la salud: los ojos, definitivamente, no se les van a salir de las cuentas (para ello debería generar muchísima más presión que la que se produce en un estornudo), aunque sí se corre el riesgo de que algún estornudo fuerte pueda generar alguna ruptura en los vasos sanguíneos del ojo. La hemorragia, eso sí, no es grave, y suele desaparecer al cabo de dos semanas. 

En cualquier caso, ya sea con los ojos cerrados o abiertos, es recomendable que no reprimas los estornudos, incluso aunque te dé muchísima vergüenza, ya que de lo contrario estarás evitando que el organismo se “limpie” de manera correcta.