Desde hace ya unos años está 'de moda' la inflamación crónica, esa amenaza invisible que está detrás de muchas de las enfermedades de la vida moderna y que es responsable de que a veces nos encontremos mal sin saber la razón. Migrañas, alergias, problemas de tiroides y de hormonas, gastritis, intestino irritable, enfermedades autoinmunes, sobrepeso, acné, eccemas, vientre hinchado, estreñimiento, alergias e intolerancias, dolores musculares y articulares, baja energía en general, todas son enfermedades que pueden estar vinculadas a un sistema inmunitario inflamado.
La inflamación en sí misma es "un proceso natural fisiológico necesario para poder defendernos contra amenazas externas". Es decir, no es una enemiga, más bien al contrario, sin ella no seríamos capaces de defendernos ni nuestro organismo sería capaz de adaptarse las agresiones. Pero el estrés de unas vidas aceleradas, la comida rápida, la alimentación cada vez más pobre en nutrientes, el sedentarismo y la falta de sueño contribuyen a que esa inflamación se cronifique en el tiempo. Llega un punto en el que estamos crónicamente inflamados.
Reconocer que podemos padecer inflamación crónica y saber cómo combatirla puede ayudarnos a mejorar notablemente nuestra calidad de vida. De tomar medidas claves para reforzar nuestro sistema inmunitario y recuperar la salud nos habla Gabriela Pocoví, doctora en Medicina y Salud Pública por la Universidad de Granada y nutricionista-dietista graduada en la Universidad Central de Venezuela, en su libro 'Atención con la inflamación' (Zenith). En Uppers charlamos con ella sobre uno de los grandes males contemporáneos.
¿Por qué cada vez hay más pacientes autoinmunes?
Cada vez que el sistema inmune se defiende, nos inflama. Lo que ocurre actualmente es que estamos expuestos a tantos agresores externos que la inflamación, lejos de producirse durante un momento concreto, de forma aguda, se ha empezado a cronificar en el tiempo. Por otra parte, nuestro sistema inmunitario tiene otra función, que es la de desinflamarse. Ayuda a apagar esa respuesta de defensa gracias a ciertos mecanismos que se activan y ciertos linfocitos T reguladores que se encargan de apagar la inflamación. Pero parece que, o bien porque estamos expuestos a muchos agentes inflamatorios, o bien porque nuestros organismos han perdido la capacidad de activar esos mecanismos antiinflamatorios, estamos cada vez más inflamados.
Esta es la razón por la cual hay cada vez más pacientes autoinmunes. Y no solamente hay más casos, sino que también se detecta a edades más tempranas. Lo que ocurre en un enfermo autoinmune es que su sistema inmunitario deja de reconocer sus órganos y sistemas como propios y los empieza a atacar a través de auto anticuerpos.
¿Puede tenerla y no saberlo?
Sí, podemos tenerla y no saberlo. Yo siempre digo que el cuerpo brinda sus señales. Es decir, todo paciente, inflamado sabe cómo se encuentra. Pero a veces no es consciente de que esos síntomas pueden mejorarse o de que no son normales. Está el ejemplo de la típica persona que vive con cansancio día tras día, o con dolores, o las mujeres que, tienen reglas dolorosas en todos los ciclos y piensan que tomarse un ibuprofeno o un té antiinflamatorio es la única solución. Piensan que esto es normal y en verdad no lo es. Es un signo claro de inflamación.
Las enfermedades cardiovasculares, la diabetes, alteraciones como el hipotiroidismo, problemas de miomas, fibromas, endometriosis, alteraciones en la piel como los eczemas o la dermatitis son procesos inflamatorios que se pueden mejorar, prevenir e inclusive revertir con un protocolo antiinflamatorio.
¿Cómo le afecta a mi cuerpo?
Una inflamación crónica puede comprometer básicamente todas nuestras funciones. Dependiendo de la persona y de su genética, va a tender a manifestarla en algún órgano diferente o sistema diferente, o en varios órganos o sistemas. Lo que normalmente se observa es mucha producción de mocos o alergias. También se pueden sentir dolor de cabeza, muscular, articular o menstrual. Fatiga, cansancio, falta de energía, dificultades para pensar y concentrarse. Y también se pueden sufrir problemas digestivos, gases, diarrea, intestino irritable, gastritis, etc.
¿Qué cambios puedo hacer para combatirla?
Principalmente tenemos que reducir el consumo de ciertos alimentos que sí o sí nos van a inflamar, y potenciar el consumo alimentos antiinflamatorios. Hoy en día tenemos mucho acceso a alimentos, pero no necesariamente nos nutren, sino que nos inflaman. Alimentos con mucha harina, mucha azúcar, muchos ultraprocesados que no tienen las mismas condiciones que un alimento tradicional y casero. Ese tipo de alimentos tenemos que retirarlos de la alimentación, y potenciar el consumo de verduras, hortalizas y frutas, que son fuente de fibra y antioxidantes que ayudan a nutrir nuestra microbiota, También se nos olvida comer pescado hoy en día porque es mucho más fácil comer carne, y básicamente el omega 3 es un antiinflamatorio por excelencia.
¿Por qué el intestino es tan importante para las enfermedades autoinmunes?
En el intestino se encuentra nuestra microbiota intestinal, que es ese órgano compuesto por bacterias, virus, parásitos, hongos y levaduras, y que está estrechamente conectada con el sistema inmunitario. Nos ayuda tanto a hacer una barrera de defensa contra la entrada de patógenos, como a potenciar los mecanismos anti-inflamatorios. De hecho, la microbiota produce una serie de compuestos que tienen la capacidad de desinflamar y de disminuir la producción de anticuerpos. Por eso es tan importante.
Tres alimentos que sí y cuánto más mejor
Verduras, hortalizas, pescado pequeño (caballa, boquerón, sardinas, etc.) y aceite de oliva.
Tres alimentos que no
La bollería industrial, alimentos con azúcar y alimentos con harinas refinadas, pastas blancas, pan blanco, que no nos nutren para nada.
¿Qué son y cuáles los alimentos proinflamatorios?
El concepto pueden ser muy diferente dependiendo de cada paciente. De forma general a nadie nos viene bien ni la bollería, ni el azúcar ni las harinas refinadas. Pero cuando tenemos una enfermedad autoinmune o inflamatoria, o queremos hacer un protocolo antiinflamatorio para prevenir o bajar la inflamación crónica en nuestro organismo, a lo mejor tenemos que restringir también otros alimentos. Por ejemplo, el gluten, que es la proteína del trigo, también está presente en el centeno, la cebada o en la avena. También los lácteos. La proteína láctea es de difícil digestión y en algunos pacientes, no todos, puede causar más sensibilidad.
¿Debo tomar suplementos alimenticios de magnesio Omega 3, cúrcuma y vitamina D?
Estos suplementos los sugiero de forma general para mejorar los niveles de inflamación. El magnesio, que nos va ayudar a que se absorba mejor la vitamina D, y el Omega 3 son claves para controlar el proceso inflamatorio. El 88% de la población hoy en día tiene déficit de vitamina D, alteraciones en la absorción de magnesio y en su metabolización, y no consume suficiente Omega 3, porque no come suficiente pescado. Y luego la cúrcuma actúa como un antiinflamatorio por excelencia. De hecho hay estudios que lo comparan con Ibrupofeno.
¿El ayuno intermitente me viene bien?
Más que del ayuno intermitente yo soy partidaria del ayuno en general, porque nuestro sistema digestivo necesita descanso. Y hoy en día, debido a la abundancia alimentos que tenemos, tenemos que aprender a dejar espacio entre comidas, a no estar picoteando a cada rato y tener un buen descanso nocturno digestivo. El ayuno lo sugiero como herramienta de salud.