Elisabet Silvestre es doctora en Biología, máster en Biología humana y máster en Bioconstrucción. Su labor profesional se ha centrado en el campo de la genética y posteriormente en el campo de la salud ambiental con la salud de las personas. Actualmente es docente en biohabitabilidad, disciplina que investiga y analiza cómo diseñar espacios que sean saludables para las personas y el medio ambiente. Silvestre es también la autora de libros como 'Geobiología y biohabitabilidad: la salud a través del hábitat' (2006), 'Casa saludable' (2009), 'Espacio con valor ambiental' (2013) y' Tu casa sin tóxicos' (2014). Silvestre acaba de publicar 'La oficina en casa' (RBA Libros), un libro con las claves para crear un ambiente cómodo y saludable, dos aspectos claves cuando hay que trabajar.
La pandemia nos puso a trabajar en casa. ¿Por esta razón has querido hablar de los hogares como espacios profesionales?
'La oficina en casa' es un libro completamente dedicado al espacio de trabajo, de estudio, a cómo crear el ambiente y llevar unos hábitos que ayudan a trabajar de forma más sana, más eficiente, con más foco, con más vitalidad y creatividad. El entorno tiene un papel relevante en la salud y el bienestar, es capaz de cambiar el cerebro, por ello resulta interesante conocer qué ingredientes debe tener para no acabar la jornada cansados y agotados, y para sacar lo mejor de uno en las tareas laborales. Este es un libro práctico y muy útil para poner el espacio de trabajo a favor de nuestro cerebro y de todo nuestro cuerpo, y dado que pasamos un tercio de la jornada en ese espacio, por ello es tan relevante que sea un ambiente saludable y creativo para el cerebro.
A la hora de crear y escoger tu zona de trabajo en casa, ¿a qué elementos sueles dar prioridad?
Me gusta hablar de los nutrientes esenciales que hacen que un espacio sea más favorable para ubicar la zona de trabajo. Nutrientes intangibles, como la luz natural y la calma (que no hay ruidos excesivos), son los primeros a priorizar. Es vital que cada día nos expongamos a la luz natural, así se sincronizan los ritmos circadianos, se ponen en hora los relojes biológicos de órganos y tejidos, nos sube el ánimo, la atención, la creatividad, y también nos ayuda a dormir mejor. Y tener un sueño reparador es clave para llevar bien la jornada laboral. También es relevante que se consigan espacios tranquilos, serenos. El cerebro necesita espacios de silencio, de silencio acústico y también de silencio digital (como desactivar las notificaciones o poner el móvil en modo avión). Con estos dos elementos, luz y silencio, ya tenemos una base favorable para seguir con la elección de la mesa, la silla, los colores, la distribución, las plantas, los elementos decorativos...
¿El orden es importante?
El orden ayuda a disponer de más foco en las tareas; a centrarse y evitar la dispersión. Cuando se amontonan los papeles, las cosas, el espacio está lleno, hay mayor sensación de confusión, como si de obstáculos para la mente se tratara. En cambio, si se mantiene el espacio más ordenado y limpio, es como si se despejara la mente, se respira una atmósfera más calmada, armónica y serena. No se trata de obsesionarse por el orden, se trata de crear y mantener un entorno rico, que estimula al cerebro.
En tu libro cuando hablas de contaminación en el hogar ¿A qué te refieres?
Los estudios indican que el aire interior de los hogares suele estar de cinco a más veces contaminado en relación con el espacio exterior, con la calle. Y esa contaminación tiene que ver con disponer de una calidad ambiental no demasiado favorable, y ello puede repercutir en la salud. Por ello, en el libro, hablo de opciones y de hábitos para hacer en el día a día para respirar un aire más limpio en casa y favorecer un ambiente más saludable.
Como consumidores podemos elegir unos productos u otros, y esa elección hará que llevemos a casa productos que contribuirán a respirar un aire más sano, o no tanto. Por ello, en el libro, doy las claves para llevar esos hábitos más sanos, pero para quien quiera conocer más de cómo vivir en una casa más saludable, escribí 'Tu casa sana', en el que de forma más exhaustiva y muy práctica está muy desarrollada esta temática.
¿Cuáles son los compuestos tóxicos que contaminan nuestro hogar?
Algunas de las sustancias químicas más comunes en espacios interiores son el formaldehído, un gas incoloro que se reconoce por ser muy irritante. Suele estar presente tras una reforma, por los materiales de construcción y los acabados interiores (maderas conglomeradas, pinturas, barnices...). También se encuentra en productos de limpieza del hogar, de aseo personal y cosméticos, como el esmalte de uñas. El benceno se encuentra en pinturas y productos de limpieza, en el humo del tabaco y en materiales de decoración como vinilos y textiles sintéticos. El amoniaco está presente en productos de limpieza, detergentes, cosméticos y fertilizantes.
¿Hay más sustancias que debamos tener en cuenta?
Sí, el tricloroetileno se usa en el lavado en seco y en diversos tintes, para la madera o para los tejidos. También se usa de disolvente. Los ftalatos están presentes en plásticos, PVC, tapicerías, lacas, barnices y productos de higiene. Por último, están los compuestos orgánicos volátiles (COV), un amplio grupo de sustancias presentes en muebles, alfombras, barnices, colas, ambientadores, productos de limpieza y tapicerías.
Parece difícil generar un buen ambiente de trabajo en casa. ¿Qué consejos nos das?
Primero, hay que conocerse. ¿En qué momento del día estamos más vitales, más despiertos, más efectivos? ¿Cómo nos gusta trabajar? Conociendo qué tipo de cronotipo nos define mejor. Hay personas, que se levantan muy temprano, y a media tarde ya bajan la atención, como las alondras. Otras, por la mañana les cuesta arrancar, y son muy efectivas a partir de mediodía y se van a dormir más tarde, tipo búhos. O quienes tienen un poco de cada, un cronotipo intermedio. Adaptar los horarios a nuestra naturaleza personal, ayuda a mejorar la calidad del trabajo. Si podemos trabajar, es más fácil adaptar los horarios a lo que uno necesita.
Segundo, planificando. Definir las tareas laborales y las personales. Todas juntas. La calidad no tiene que ver con trabajar más horas. Justo el vivir una vida más plena, dando espacio a uno mismo, a socializarse, a moverse y cuidarse, resulta beneficiosa para ganar foco en el trabajo. Después, actuando. Llevando a la práctica lo que hemos planificado. A menudo, solemos tener claro qué queremos vivir, y falta conseguir pasar a la acción.
¿Qué diferencia hay entre trabajar desde casa a trabajar en otro espacio exterior?
Trabajar en casa nos da la posibilidad de gestionar el espacio, los tiempos, los hábitos de trabajo, de comidas, de hacer pausas activas y levantarnos de la silla para movernos; se puede actuar en el entorno, decidir dónde ubicar la zona de trabajo, la iluminación, el color, los elementos decorativos... Abre muchas oportunidades para ir más acorde a cómo sentimos que queremos trabajar, y en definitiva, de cómo queremos vivir.