Todos sabemos que el café quita el sueño. Es, de hecho, uno de los usos que muchas personas hacen de esta infusión: su poder de activación, de mantenernos en alerta. Pero esa es solo una de las propiedades de este alimento, también conocido por su alto contenido en antioxidantes.
Las propiedades analgésicas del café empiezan a ser conocidas. Algunas personas han comprobado lo que puede hacer un simple café por su dolor de cabeza, una de las afecciones más comunes: la padece el 50% de la población y, en muchos casos, se trata de una enfermedad incapacitante.
¿Qué mecanismo se desencadena cuando el café puede detener el dolor de cabeza? La razón está en la adenosina, una molécula alcaloide que creamos en nuestro cuerpo y que impide la vasodilatación; posee, por tanto, un efecto de vasoconstricción, de cierre de los vasos sanguíneos que impide el flujo excesivo de sangre en el tejido-diana que causa el dolor.
El café, además, favorece la liberación de sustancias como la dopamina o la norepinefrina que aumentan la concentración, la sensación de bienestar, estimulan la memoria y mejoran el estado de ánimo. Esas son las razones químicas de peso detrás de tantos fanáticos del café.
Tomar café para aliviar el dolor de cabeza solo es efectivo cuando la enfermedad cursa con inflamación en el riego sanguíneo. Según la Clínica de la Universidad de Navarra, existen más de 300 tipos de dolor de cabeza o cefalea, que pueden dividirse en dos grandes grupos: cefaleas primarias, entre las que se encuentran la migraña, la cefalea tensional, la cefalea en acúmulos, cefalea crónica diaria y la neuralgia trigeminal, y las secundarias, derivadas de otros trastornos. El primer grupo representa el 95% de las cefaleas.
Por esta razón, es muy importante tener el diagnóstico de qué tipo de dolor de cabeza sufrimos. Por otro lado, si ya se toma una medicación específica contra esta dolencia, los médicos aconsejan no mezclarla con café, ya que podría interferir en el tratamiento y desarrollar un efecto rebote.
En una sociedad tan medicalizada como la nuestra, tener en cuenta el poder terapéutico de un alimento es interesante porque elimina muchos de los efectos secundarios de los medicamentos. ¿Pero hasta qué punto la cafeína puede considerarse medicina?
Un estudio de la Clínica Diamond Headache de Chicago demostró que la cafeína por sí sola puede ser tan efectiva como los analgésicos destinados a aliviar los dolores de cabeza. Sin embargo, su efecto sí sería menor: entre 45 y 90 minutos, poco comparado con los medicamentos habituales (entre cuatro y ocho horas).
La cantidad es también relevante: el café es vasoconstrictor en pocas dosis, tan solo una o dos tazas de café al día. Si se incrementa la dosis, puede haber un efecto excitante que puede provocar, precisamente, dolor de cabeza. Una vez más, el secreto para que un alimento sea la cura o el veneno está en la proporción.