Jesús Porta, neurólogo: “El mejor hábito para cuidar el cerebro es buscar momentos felices”
Hablamos con el vicepresidente de la Sociedad Española de Neurología, además de editor jefe del Journal of Neurology and Neuroscience, sobre los secretos de nuestro cerebro
Una de las primeras conclusiones es que los otros nos hacen mucho bien: "El cerebro está hecho para socializar"
"Hay que incorporar hábitos que te gusten, porque si no, los abandonas", dice.
Jesús Porta enseña a sus alumnos de la Universidad Complutense que todo es cerebro: "Somos nosotros. Cuando movemos un músculo, quien lo mueve es el cerebro; cuando miramos un cuadro, quien lo ve es el cerebro; cuando escuchamos música, quien lo escucha es el cerebro; cuando sentimos una emoción, quien lo siente es el cerebro; y hay que cuidarlo, si no lo cuidamos, no cuidamos nada".
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El vicepresidente de la Sociedad Española de Neurología y jefe de Neurología del Hospital Clínico San Carlos, además es editor jefe del Journal of Neurology and Neuroscience, una eminencia en todo lo relacionado con el cerebro, que se preocupa por difundir lo importante que es tratar bien al más complejo de nuestros órganos.
Vivimos el boom de los coach del cuerpo y la alimentación. ¿Para cuándo el boom de los coach del cerebro?
Nos preocupamos poco por nuestro cerebro, cuando es el responsable de todo. Tenemos que acostumbrarnos a cuidarlo, porque los factores de riesgo cerebrovasculares son muy importantes, pero no es cuestión de hacer cosas, de hacer ejercicio o de hacer una dieta, sino de crear hábitos de actividad y alimentación saludables.
Menú neurosaludable
Lo primero es que tiene que ser apetecible desde el punto de vista visual. Hay que esforzarse en la presentación de los platos y en la vajilla que hay que poner. Empezaríamos por un buen tomate con aceite de oliva virgen extra, y sin sal, mejor.
De primero, un buen plato de legumbres, que a menudo se nos olvida en la dieta mediterránea y son buenísimas. De segundo un pescado, una lubina o una dorada por ejemplo. Y de postre, lo mejor es la fruta, por ejemplo unas buenas picotas del Valle del Jerte que empezarán a llegar dentro de poco.
¿Con una copa de vino?
Vino no. El vino es malo siempre. Eso de que el vino es protector y bueno no es verdad. El alcohol es negativo siempre. Hay estudios recientes que han demostrado que las personas que toman vino, o cerveza de forma periódica ven disminuida su corteza cerebral. Los médicos no podemos recomendarlo.
¿El azúcar?
No hay que demonizarlo, pero sí reducir su consumo al máximo posible. La fruta ya lleva azúcar.
¿Y un poco de chocolate?
Si no tiene azúcares, es bueno. El chocolate por encima del 70% de cacao también es beneficioso.
¿Y unas infusiones?
Las infusiones, te verde, cardo mariano u otras infusiones no han demostrado nada desde el punto de vista neurológico.
¿Café, copa y puro?
Hay estudios que han demostrado que el café, tomado con moderación, sí es bueno para el cerebro. Los tóxicos como el tabaco y el alcohol hay que eliminarlos del todo.
Vale. Ya tenemos una dieta neurosaludable. ¿Qué más?
Hay dos formas de cambiar los hábitos, unas son directas y otras son indirectas. Las directas son estar cognitivamente activos. Sentarse delante de una pantalla a ver series una detrás de otra ayuda poco. Tenemos otras maneras de estar cognitivamente activos, como la lectura o la música, son hábitos fundamentales para el cerebro y no los tenemos que perder. No es cuestión de forzarnos, si a alguien no le gusta la música dodecafónica, no tiene sentido que escuche un concierto de este tipo de música, pero hay que aprender a disfrutar de las cosas más variadas, y esto va desde ver una exposición de pintura, a leer un cómic, no tiene que ser el Ulises de Joice.
¿Y el deporte?
Es esencial, hay que incorporarlo a los hábitos necesariamente. Pero aquí es importante hacer algo que te guste y que sea adecuado a tu estado de forma. No se trata de incorporar sacrificios a tu vida, sino de actividades que te gusten, porque si no, los abandonas.
El ejercicio adecuado es el que disfrutas practicándolo. De nada sirve salir a correr, si te aburre soberanamente. Búscate un deporte de equipo u otro tipo de deporte. Y acostúmbrate a exigirle un poco a tu cuerpo, porque el cerebro te lo recompensará con endorfinas que te hacen sentir bien. Sube escaleras en lugar del ascensor, y si puedes ir andando a una cita, pues mejor.
¿La soledad es mala para el cerebro?
Sí. Sobre todo si no la buscas. En esto la pandemia nos ha hecho mucho daño. Dos tercios de nuestro cerebro miran hacia fuera, el cerebro está hecho para socializarse, para relacionarse con otras personas, ya sean conocidas, o con nuevas amistades. Hay que cultivar las relaciones personales.
¿Es bueno hacer planes de futuro?
El otro tercio del cerebro es el lóbulo frontal, que mira hacia dentro. Una parte de este lóbulo frontal predice el futuro. Esto lo descubrió Joaquín Fuster, un neurólogo español que trabaja en la Universidad de California. Esta parte del cerebro hay que ejercitarla teniendo planes vitales, hay que tener proyectos en la vida, lo contrario lleva al sedentarismo y es negativo para el cerebro.
Mi estilo de vida me da mucho estrés...
Vivimos en una sociedad donde el estrés forma parte de nuestra vida, pero hay que evitarlo en lo posible porque es muy perjudicial. Lo mejor para controlar el estrés es meter huecos para nosotros mismos en el calendario, huecos para pasear, para hacer ejercicio, para ir a la montaña. Hay que volver a la naturaleza, la contaminación también ataca al cerebro.
Espacios donde sentirse bien
El elemento más importante en el que podemos actuar para mejorar nuestros hábitos saludables para el cerebro es la búsqueda de la felicidad. Uno tiene que aprender a tener momentos de felicidad. No se puede ser feliz siempre, pero sí podemos buscar momentos puntuales de disfrute, de pasarlo bien. Hay que buscar esos momentos.
También en las emociones
Sí, por supuesto. Las emociones se sienten en el cerebro, toda emoción es cerebral, se siente en el cerebro porque la mente no existe. El lóbulo frontal nos ayuda a controlar las emociones y a aprender a comportarnos de maneras diferentes. Todavía no sabemos muy bien cómo modular esas emociones, pero sí sabemos cuándo nos sentimos mejor, y hay que buscar esas buenas sensaciones. No podemos separar cognición y emoción, todo es cerebro.
Algo más
Un día perfecto para el cerebro sería, por ejemplo, pasar la mañana paseando por los Picos de Europa, en compañía de personas a las que aprecias y que disfrutas con su compañía. Luego comer el menú que hemos planteado, y si lo haces tú mismo, mejor. Después un concierto o un buen libro por la tarde, y terminar con un sueño reparador.