El 11 de abril se celebra el Día Mundial del Párkinson, una enfermedad neurodegenerativa que afecta en España a más de 150.000 personas, aunque la cifra puede ser mayor porque, al igual que sucede con el Alzheimer, hay muchos casos sin diagnosticar. El dictador Francisco Franco, y el pintor Salvador Dalí o el líder palestino Yaser Arafat, lo padecieron en la vejez, y un poco más joven les pilló al actor Santiago Ramos o a Michael J. Fox, el protagonista de Regreso al Futuro, que lleva décadas luchando contra la enfermedad.
La enfermedad de Párkinson se confunde en ocasiones con otras patologías que tienen síntomas similares, pero desarrollos diferentes, son los parkinsonismos. Te explicamos en qué se diferencian y qué se puede esperar en cada caso.
La enfermedad de Parkinson está causada por la disfunción y muerte de las neuronas productoras de dopamina (células nerviosas) en el cerebro. Es el llamado Párkinson primario, es decir, la propia enfermedad de Párkinson. Sus causas no están claras, aunque se cree que puede deberse a la combinación de varios factores:
El Párkinson primario también afecta a los jóvenes. Alrededor del 15% de las personas con Parkinson son diagnosticadas antes de los 50 años, es lo que se conoce como Párkinson de inicio temprano o de inicio joven. Entre estos pacientes, aproximadamente la mitad son diagnosticados antes de los 40 años.
El 70% de las personas diagnosticadas de Parkinson en nuestro país tienen más de 65 años y, actualmente, en España, se diagnostican cada año unos 10.000 nuevos casos de la enfermedad de Parkinson. No obstante, los pacientes con Parkinson tardan una media de entre 1 y 3 años en obtener un diagnóstico y se cree que hasta un 25% de los pacientes diagnosticados tienen en realidad otra enfermedad.
Los síntomas suelen ir unidos a problemas de movimiento, temblor en reposo, rigidez en los miembros, lentitud de movimientos y desequilibrios. Pero no siempre, en ocasiones, el estreñimiento, la alteración del olfato, la acumulación de saliva en la boca o el trastorno del sueño pueden ser las primeras manifestaciones de la enfermedad de Párkinson.
A día de hoy no se dispone de un tratamiento curativo para la enfermedad de Párkinson. La medicación prescrita más habitual es la Levodopa, un fármaco que en nuestro organismo se transforma en dopamina, pero con el tiempo pierde su eficacia. Se administra junto con otros fármacos en función de las características de cada persona.
También se utilizan técnicas de estimulación cerebral, se implantan unos electrodos en un área concreta del cerebro para administrar estimulación eléctrica. No cura, pero mejora los síntomas en algunos casos.
Más allá de las medicinas son esenciales tratamientos como la fisioterapia, la logopedia, la terapia ocupacional o la psicología, no siempre a disposición de todos los pacientes y fundamentales para mejorar la calidad de vida de los afectados. Según la Federación Española de Párkinson, el coste del cuidado de uno de estos enfermos supera los 15.000 euros anuales.
Alrededor del Párkinson, como en cualquier enfermedad, se han creado falsos mitos que muchas veces nos creemos a pie juntillas.
Pero existen otras patologías que no son la enfermedad de Párkinson propiamente dicha, pero que tienen algunos síntomas en común. Su confusión genera problemas, porque la evolución y tratamiento no son las mismas que las de la enfermedad de Párkinson, afectan a pocas personas y son consideradas como enfermedades raras.
Tanto la enfermedad del Párkinson como los parkinsonismos no son tratados como debieran en España. Entre el 20 y el 25% de los pacientes afectados por la enfermedad de Parkinson requieren un ingreso hospitalario anual y el motivo del ingreso es a menudo diferente de su enfermedad, por lo que no son atendidos en los Servicios de Neurología. Esto hace que las complicaciones durante su estancia en el hospital sean frecuentes: Un reciente estudio europeo señalaba que el 21% de los pacientes experimentaron un empeoramiento de los síntomas motores durante el ingreso, el 33% sufrió una o más complicaciones y el 26% no recibió correctamente el tratamiento para su enfermedad.
Según Javier Pagonabarraga, coordinador del Grupo de Estudio de Trastornos del Movimiento de la Sociedad Española de Neurología “los numerosos síntomas motores y no motores que conllevan estas enfermedades, junto con las diversas complicaciones que pueden surgir, hacen que su manejo no sea sencillo. Puesto que estos pacientes precisan de un manejo adecuado, éste debería realizarse desde las Unidades especializadas de Trastornos del Movimiento”, concluye el doctor.