¿Y si el dolor de espalda no tuviese relación con tu postura? Un osteópata da las claves
El osteópata Julien Lepretre presenta su libro 'Moverse sin dolor', donde expone la importancia de nuestros movimientos ante el dolor
El especialista expone como la postura no tiene tanto que ver con nuestros dolores como pensamos
¿Se puede vivir sin dolor? "La clave está en la variedad de movimientos que hagas"
"Siéntate recto, que sino te dolerá la espalda". Esta frase la escuchaste de niño más de una vez y ahora, si tienes hijos, la has repetido en más de una ocasión para evitar que tus hijos se sienten encorvados y así prevenir los dolores de espalda. Pero ¿y si no tuviesen nada que ver? Esto es lo que expone el osteópata Julien Lepretre en su libro 'Moverse sin dolor', donde más allá de la postura que tomamos en nuestro día, pone el foco en nuestra movilidad y en el sedentarismo como factores que propician el dolor.
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La importancia de la postura
Dices en el libro que no hay ni buenas ni malas posturas, ¿por qué?
Tu postura actual es simplemente la posición más confortable para ti en este momento. Es la posición más económica en energía para tu cuerpo. La postura solo es una consecuencia, no la causa de tus dolores. Si te duele quedarte en una posición durante mucho tiempo, el problema no viene de la posición, sino del hecho de que no te estás moviendo, no estás usando los músculos de tu cuerpo. Por eso necesitamos hacer pausas activas y cambiar de postura con frecuencia.
Ahora modificar tu entorno (tu silla, tu espacio de trabajo) puede ser una manera de ahorrar aún más energía y de hacer que puedas quedarte más tiempo sentado antes de que aparezca tu dolor. Es una ayuda, pero no cambia el problema: la falta de movimiento.
¿Sentarse encorvado no es tan malo entonces?
¿Por qué todos solemos adoptar esta postura cuando estamos sentados? Porque es confortable. Para mantenerte recto necesitas contraer muchos músculos en tu espalda. Esto gasta mucha energía. Y, sin movimiento, es muy difícil sostener una misma posición, por esto inmediatamente aparecen dolores cuando nos esforzamos para mantenernos rectos. No es una posición muy eficiente. Y para relajarnos encorvamos la espalda y estamos mejor. Qué pasa: la columna encuentra un equilibrio articular donde no necesita ninguna contracción muscular para mantener la posición. Obviamente, va a cargar un poco más los discos intervertebrales de la columna y algunos ligamentos, ya que son capaces de sostener cargas durante más tiempo que los músculos. Pero lamentablemente estos también tienen sus límites. El dolor llegará, más tarde, pero llegará si pasas demasiadas horas en la misma posición.
Si la postura no es tan culpable de nuestros dolores, ¿qué lo es?
Cualquiera sea tu postura, la solución para los dolores es el movimiento, porque el verdadero problema es el sedentarismo. Si no usas un músculo, un ligamento o un disco intervertebral, tu cuerpo, que siempre busca ahorrar energía, no le mandará sangre. El tejido se volverá más débil, y no soportará tanto los esfuerzos que podía hacer antes. Por eso escribí este libro, para explicar la importancia de usar nuestro cuerpo para mantener y mejorar nuestra movilidad y fuerza.
¿Cuándo hay que darle importancia a un dolor?
Ante de cualquier nuevo dolor que dura más de 48 horas deberías consultar a un médico. Si un dolor está asociado con otro síntoma como fiebre, pérdida de peso, de sensibilidad o si el dolor es muy intenso o simplemente te preocupa: consulta a tu médico. No se debe ignorar una señal de alarma.
La intensidad del movimiento
Dices que tampoco hay malos movimientos, sino que depende de la intensidad. ¿Cómo saber cuál es la adecuada?
Esto es muy interesante. Un movimiento tan sencillo como sentarse, no es malo, cierto. Ahora, si intentas sentarte sosteniendo una pesa de 40 kilos es más peligroso, aunque el movimiento siga siendo exactamente el mismo. Y si repitieras este movimiento 100 veces, al despertar, en el frío, pues el riesgo de lesionarte sería mucho más grande. Sin embargo, el movimiento sigue siendo exactamente el mismo. Solo has cambiado la intensidad. Pasa lo mismo con la espalda cuando te inclinas hacia adelante, por ejemplo.
Para saber cuál es la buena intensidad para ti en este momento, tienes que practicar. Si nunca te inclinas hacia delante no puedes saber si eres capaz de hacerlo. Por eso recomiendo realizar ejercicios de movilidad suaves todos los días: para investigar los límites de nuestro cuerpo en cuanto a su movilidad y a su fuerza. Es también el propósito de un buen calentamiento. Cualquier sea el movimiento que quieres hacer, empieza a realizarlo con una intensidad mínima y aumenta progresivamente la intensidad escuchando tu cuerpo, prestando atención a tus sensaciones.
Cuando nos agachamos y nos da un tirón en la espalda, ¿por qué pasa?
Literalmente es tu cuerpo que se está protegiendo. Se asustó y decidió proteger la zona afectada, por si acaso. Se traduce con contracturas musculares para bloquearte e impedirte ir más allá. No significa que haya una lesión. No significa que haya fuego en casa, solo significa que la alarma sintió algo anormal y empezó a sonar. Aunque no siempre sea algo grave, siempre hay que tomar una alarma en serio.