Retrasar la alarma del despertador puede ser contraproducente para tu salud
Aunque son muchos los que retrasan la alarma del despertador o configuran estos dispositivos para que vayan sonando cada pocos minutos, esta práctica resulta muy poco aconsejable
Cuando se retrasa la alarma del despertador se interrumpe un ciclo de sueño y nuestro cerebro no activa por completo los mecanismos químicos que utiliza para despertarnos
¿Por qué dormimos peor en invierno (aunque no lo parezca) y cómo podemos solucionarlo?
Seamos sinceros: a todos nos cuesta despertarnos por las mañanas. Especialmente después de una noche más larga que de costumbre, cuando suena el despertador lo último que queremos es levantarnos, y muchas veces acabamos retrasando la alarma en busca de unos minutos de descanso extra.
Algunos incluso van más allá y, lejos de fijar una única alarma en su despertador, programan estos dispositivos para que vayan sonando cada pocos minutos, alargando el tiempo que permanecen en la cama lo máximo posible hasta que no les queda otra que salir de las mantas y enfrentarse a una nueva mañana.
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Estos gestos, si bien son muy habituales, son completamente desaconsejables, ya que pueden tener efectos negativos para nuestro día a día. Y es que lejos de ayudarnos a prepararnos para salir del sueño y comenzar nuestro día poco a poco, cuando atrasamos la alarma de nuestro despertador lo único que hacemos es aumentar nuestro cansancio.
Por qué no deberías retrasar la alarma del despertador
Aunque no hay estudios que recojan los efectos negativos que retrasar la alarma pueda tener en nuestra salud, sí hay un cierto conocimiento sobre los ritmos biológicos del sueño que puede darnos una pista sobre por qué esta práctica es poco aconsejable.
Según apuntan desde la BBC, nuestro cuerpo tiene unos mecanismos químicos tanto para dormirnos como para despertarnos. En este segundo caso, estos mecanismos pasan por aumentar la temperatura corporal, volver el sueño más ligero y liberar ciertas hormonas que harán que comencemos el nuevo día con energía.
Cuando la alarma del despertador suena por primera vez, todos estos mecanismos se activan, ya que se interrumpe un ciclo de sueño: el que hemos pasado mientras dormíamos por la noche. Sin embargo, al retrasar la alarma, estos mecanismos muchas veces no se activan por completo, ya que lo habitual es que en este periodo de silencio entre una alarma y otra nuestro cerebro vuelva a comenzar un nuevo ciclo de sueño que se verá interrumpido al poco de empezar y de forma muy abrupta.
Como consecuencia, cada vez que retrasamos la alarma del despertador nuestra somnolencia y aturdimiento se prolonga, haciéndonos sentir mucho más cansados. Además, esos pocos minutos que ganamos atrasando el despertador ni siquiera son de una gran calidad, ya que se trata de un sueño muy superficial y, por tanto, muy poco reparador.
Aunque retrasar la alarma del despertador no vaya a afectar a nuestra salud, este gesto resulta muy poco beneficioso, así que se recomienda evitarlo en la medida de lo posible para poder comenzar el día con mucha más energía. Lo recomendable, según los expertos, es poner una única alarma y salir ya de la cama para quitarnos cuanto antes esa sensación de somnolencia.
En este sentido, además, los expertos hacen hincapié en la importancia de tener una buena higiene del sueño y de descansar lo suficiente, ya que, por norma general, el poner varias alarmas en el despertador denota una falta de sueño. Es decir: que no se ha dormido lo suficiente. Por ello, es recomendable marcarse buenos hábitos alrededor del descanso, diseñando rutinas saludables que nos permitan dormir todo lo que nuestro cuerpo necesita.