Europa del norte sufre actualmente seis veces más olas de calor que en los años ochenta. En aquellos lugares donde se superan los 45 grados las temperaturas pueden permanecer en los 40 grados durante la noche, lo que es más peligroso para la salud que la temperatura diurna, según explican los expertos de la Organización Meteorológica Mundial (OMM).
La OMM, el organismo científico de Naciones Unidas, ha aceptado como oficial un nuevo récord de temperatura continental para Europa: los 48,8 grados Celsius registrados el 1 de agosto en Sicilia. El verano pasado las altas temperaturas provocaron 60.000 muertes adicionales únicamente en Europa. En 2023, siete países del sur de Europa, entre ellos España, Italia, Grecia y Portugal, han emitido alertas de calor extremo para los próximos días y se anticipa que las temperatura se mantendrán elevadas en agosto.
Según datos de la Federación Internacional de la Cruz Roja y la Media Luna Roja (FICR), el año pasado la mortalidad en exceso provocada en Europa por las olas de calor sucesiva se registró principalmente en España, Italia, Grecia y Portugal. Según explica la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), cuando la temperatura mínima nocturna no baja de los 20 grados, estamos ante una noche tropical, si la temperatura mínima no baja de los 25 grados, pasaremos un noche tórrida o ecuatorial y, por encima de los 30, es, directamente, una noche infernal.
Aunque el interés informativo se centra en las temperaturas máximas diurnas, según los expertos, son las temperaturas nocturnas las que tienen más riesgo para la salud, especialmente en personas vulnerables o con enfermedades preexistentes.
En los lugares donde la temperatura máxima supera con mucho los 40 grados, la temperatura nocturna puede seguir en esos valores por la noche. La exposición continua a altas temperaturas nocturnas es particularmente peligrosa para la salud humana porque el cuerpo es incapaz de recuperarse del calor permanente, algo que puede empeorar los problemas cardiovasculares y respiratorios.
La comunidad científica lleva años estudiando el efecto del calor nocturno en la salud. En los estudios realizados hasta la fecha se ha encontrado un vínculo entre el exceso de noches calurosas y la mortalidad. De hecho, se asocia a temperaturas nocturnas superiores a los 20 grados y aumenta conforme aumenta la temperatura. Esto se debe a que el calor impide al cuerpo humano descansar.
Otros estudios sostienen que el calor nocturno produce una disfunción en la termorregulación del cuerpo que hace que no se pueda descansar bien, lo que aumenta el riesgo de fallecimiento.
Sin embargo, aunque es muy importante lograr bajar la temperatura corporal por la noche, hay que evitar entrar en dinámicas de pánico. Desde la Escuela Nacional de Sanidad del Instituto de Salud Carlos III se advierte de que la muerte directa por un golpe de calor no es algo frecuente. Sin embargo, las altas temperaturas nocturnas sí pueden agravar las patologías previas, lo que en algunos casos sí podría provocar la muerte del paciente.