Ya lo decían los antiguos, no es bueno que el hombre esté solo, pero es que además nos sale por un pico. Algo más de 14.000 millones de euros al año, el 1,17% del PIB, eso es lo que cuesta la soledad no deseada en España en gastos sanitarios y pérdidas de la productividad, según un reciente estudio del Observatorio de la Soledad no Deseada de la Fundación ONCE. Más allá del dinero, la soledad no deseada produce muertes prematuras y una importante merma de la calidad de vida.

Consol se sentía sola aunque estaba rodeada de gente en Barcelona. Sus amigas estaban casadas y hacer planes más allá de un café de vez en cuando era complicado. Cuando la soledad apretaba salía a dar paseos, o iba al cine, pero echaba de menos esa sensación de compartirlo con alguien. La pandemia, como tantas veces, le hizo reflexionar, y decidió cambiar su vida.

En plena era de las comunicaciones, el 13% de la población española sufre de soledad no deseada. Mucha gente como Consol quiere compañía, pero no la encuentran. De media, estas personas llevan sintiéndose solas 6 años, las más de las veces la causa de su soledad es una ruptura familiar, o por que los familiares y amigos viven lejos. Van más al médico, porque la soledad enferma. Sufren más depresiones, enfermedades del corazón y episodios de ansiedad, consumen más medicamentos, sobre todo relajantes y antidepresivos, y también se mueren antes. El estudio calcula en casi 900 personas las que murieron en 2021 de soledad o causas relacionadas.

De las 4.000 personas entrevistadas para el estudio se han analizado las respuestas de las 400 que declararon sentirse más solas y las que menos contacto social habían manifestado tener en los últimos meses. Pero ¿cómo son estos solitarios a la fuerza?

Contrariamente a lo que pudiera parecer, según el estudio, la soledad no deseada golpea con más fuerza a los jóvenes, el 22% de los que tienen entre 16 y 24 años la padecen. Hay un dato curioso en lo que a edad se refiere. La media de sentimiento de soledad entre todas las edades está en torno al 12%, pero ese porcentaje baja considerablemente, al 8%, para los que tienen entre 64 y 75 años, para subir de nuevo hasta el 12% a partir de los 75 años.

Aunque Consol no era amiga de las redes ni de internet, una amiga le habló de una aplicación que ponía en contacto a los vecinos para hacer intercambios, encuentros y actividades en común, el patio de vecinos de toda la vida metido en internet, y decidió probar. Puso un anuncio pidiendo vecinos que quisieran hacer actividades juntos, y la cosa funcionó. "Me contestaron 60 personas y comenzamos a formar grupos y a hacer salidas y actividades. Fue emocionante, tenía una ilusión tremenda y muchas ganas de hacer cosas nuevas".

Porque estar solo no depende de uno en la mayoría de las ocasiones. Según el informe de la ONCE el 80% de las causas son externas, fundamentalmente "la falta de convivencia o apoyo familiar o social, la residencia lejana de sus familiares, el dejar de convivir con las personas con las que convivía habitualmente, y la incomprensión de la gente que le rodea". Las causas laborales representan un 11% de las causas totales, y de estas, el 6% se deben a exceso de trabajo.

Entre los entrevistados, el 23% declaró sentirse solo todo el día, y el 21% sobre todo los fines de semana. La encuesta desvela otro dato curioso, más de la mitad de los entrevistados que declaran soledad severa viven acompañados.  

Como la pescadilla que se muerde la cola, la soledad conlleva en muchas ocasiones malos hábitos, como el sedentarismo, o el consumo de alcohol y tabaco, que reducen la autoestima y empeoran el estado de ánimo, lo que a su vez comporta depresión o ansiedad que se combaten con fármacos estimulantes o relajantes que a la larga son perjudiciales para la salud.

Los autores del estudio han calculado también cuánto cuesta la mala salud de los solitarios. Acuden con más frecuencia al médico y también utilizan más las urgencias, esto, unido al mayor consumo de medicamentos, sobre todo antidepresivos y estimulantes, supone una factura de 6.000 millones de euros al año.

Pero ahí no se queda la cosa. A esos 6.000 millones hay que añadir los costes que produce la soledad por pérdidas de horas de trabajo debido a bajas médicas o reducciones de jornadas, que ascienden a 8.000 millones de euros. Y para completar la suma también se ha calculado lo que se pierde por muerte prematura de los trabajadores, otros 190 millones de euros. 

Sumados todos estos factores, los gastos médicos, el consumo de medicamentos, y la pérdida de productividad que producen las bajas laborales y las muertes prematuras, el coste monetario de la soledad no deseada en España se estima, según el estudio, en 14.000 millones de euros al año.

La vida de Consol ha cambiado. El grupo ha ido variando hasta que se ha estabilizado, y ahora lo forman entre 5 y 10 personas que habitualmente salen a hacer cosas juntos, planifican viajes, actividades... hacen vida social. "Mi vida ha cambiado mucho, yo estoy muy contenta, si lo hubiera sabido antes no habría pasado tanto tiempo sola, y si me quedo sola otra vez, sé que puedo hacerlo de nuevo. Hoy nadie tiene que estar solo, si no quiere", termina Consol.