Existen muchas prácticas de yoga, desde el más pausado del hatha hasta las variantes más activas. Podría decirse que para cada condición y etapa física hay un tipo de yoga, también para la menopausia. Este último es el llamado yoga hormonal, una práctica que actúa sobre las glándulas endocrinas de la mujer: la glándula tiroides, las gónadas, las glándulas suprarrenales y la hipófisis.
El yoga hormonal también rejuvenece. Pero no solo eso; entre sus principales beneficios:
Después de tener claros los beneficios que procura el yoga hormonal, te ofrecemos las tres posturas que son más efectivas.
Para esta asana (postura), tienes que acostarte en tu colchoneta, deslizar las caderas contra la pared y estirar las piernas apoyándote en el muro. Lleva los dedos de los pies a la nariz (pies flexionados). También puedes mantener las piernas en el aire sin la ayuda de la pared.
Esta postura lleva a la calma, ayuda a aliviar el estrés y la depresión leve, estira los hombros y el cuello, tonifica piernas y glúteos, mejora la digestión, reduce la fatiga y alivia el insomnio.
El movimiento de la samba, el simple balanceo que ayuda a soltar las caderas tiene numerosos beneficios para la salud de las mujeres. El más evidente es que ayuda a descontracturar la parte inferior del cuerpo, procurando un masaje interno muy beneficioso.
Simplemente se trata de abrir las piernas al ancho de los hombros y balancear las caderas de izquierda a derecha, flexionando alternativamente cada pierna inspirando el inicio de cada movimiento y espirando en la salida. Lo ideal es hacerlo siete veces con cada pierna.
Se trata de la postura del puente, una de las asanas clásicas del yoga. Túmbate boca arriba con las palmas de las manos hacia abajo. Dobla las rodillas para que los pies también queden planos sobre la colchoneta. Coloca los talones lo más cerca posible de los glúteos y luego levanta el trasero de la colchoneta.
Alza la pelvis lo más alto posible y deja que tus hombros soporten todo el peso, usando los brazos como apoyo presionando la colchoneta. En esa posición, el cuello y la columna se estiran, mejorando mucho la postura. Esta asana apacigua el cerebro y ayuda a aliviar el estrés. Además de sus beneficios para aliviar los síntomas de la menopausia, también mejora la digestión, reduce la ansiedad, la fatiga, el dolor de espalda y el de cabeza, al tiempo que favorece el descanso.