Un accidente cerebrovascular, a veces llamado ataque cerebral, ocurre cuando algo obstruye el suministro de sangre a una parte del cerebro o cuando un vaso sanguíneo del cerebro se rompe. Se trata de una emergencia médica absoluta. Saber cómo actuar ante un ictus y minimizar el tiempo de respuesta es fundamental para la supervivencia de quien lo padece y la disminución de las secuelas que pueda provocar.
Cuando se bloquea alguno de los pequeñísimos vasos sanguíneos que irrigan nuestro cerebro, nuestras neuronas empiezan a fallar, lo que les impide reaccionar con normalidad a estímulos. Desde fuera son perceptibles unos claros síntomas que comparten la mayoría de los que sufren un ictus. Saber identificarlos de inmediato puede facilitar la necesaria asistencia médica.
En ese sentido, el método F.A.S.T es una herramienta muy útil para identificar los indicios que pueden desencadenar un accidente cerebrovascular. Se trata de una regla nemotécnica perfecta para acordarnos de los tres síntomas y la acción que debemos tomar, eso sí, está en inglés.
Los ictus se producen en un lado del cerebro, por lo que se produce una asimetría en el control de los músculos, especialmente los faciales. Por eso, si sospechamos que alguien está padeciendo uno deberemos mirarle a la cara, de frente, prestando atención a si uno de los lados de su cara es diferente. Le pediremos que sonría y nos fijaremos en si las comisuras de sus labios suben lo mismo. Si no lo hacen, es es posible que esté sufriendo un ictus.
La asimetría va más allá de la cara. Si alguien sufre un ictus, su cerebro perderá gran parte de sus habilidades a la hora de calcular la posición de las extremidades. Por eso le pediremos al paciente que se mantenga erguido y que extienda, con los ojos cerrados, los brazos hacia delante, con las manos extendidas y las palmas hacia abajo. Si uno de los brazos no permanece paralelo al otro, será otra señal de alarma. También se puede realizar la prueba con las piernas obteniendo el mismo resultado.
Quien está sufriendo un ictus verá alterada su pronunciación y su lógica. Por ello, les pediremos que digan su nombre completo y que pronuncien una frase sencilla. Si no es capaz de expresarse bien o lo consigue con mucha dificultad, hay motivos para preocuparse.
Ante cualquiera de los síntomas anteriores, debemos actuar con tranquilidad pero sin perder un segundo. Llamaremos a los servicios de emergencia y comunicaremos la gravedad de la situación. Cuanto más tarde se remedie, mayores serán las repercusiones y las secuelas.
También hay otros síntomas que también son muy frecuentes cuando se está sufriendo un ictus. Por ejemplo, un fuerte dolor de cabeza de manera repentina, sin motivo aparente y que no atiende a tratamiento analgésico. También mareos y pérdida de visión transitoria. Ante estos efectos, debemos llamar inmediatamente a los servicios de emergencia.