Artritis reumatoide, del reposo a empezar a entrenar: cómo ha cambiado la forma de encarar esta enfermedad
La enfermedad, que hace varias décadas era paralizante, tiene muchas historias de superación, como la de la actriz Kathleen Turner
Ahora se sabe que el ejercicio alivia el dolor, previene otras patologías y evita que las articulaciones se tensen aún más
Hoy existen diferentes opciones terapéuticas, con medicamentos antiinflamatorios y biológicos que se aplican de forma individualizada. El último hallazgo es su vínculo con el microbioma
¡O te mueves o te mueves! No tienes alternativa. Este es el gran pacto con la artritis reumatoide al que ha llegado Mónica Finol, coach de salud, después de veinte años batallando con ella. Y así ha titulado también su libro, 'El gran pacto con la artritis' (Circulo Rojo). Un cambio en su actitud logró detener la enfermedad y su testimonio rubrica cómo ha evolucionado desde que recibió el diagnóstico. De la sentencia de la silla de ruedas al movimiento.
Buscó alternativas a la silla de ruedas
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En su caso, dice que comenzó con un dolor persistente en el hombro derecho. Además de decirle que lo suyo se llamaba artritis reumatoide, le dieron una sentencia: en menos de diez años estaría en una silla de ruedas. Tenía 32 años y no se rendiría tan fácil. Se informó, empezó a hacer ejercicio, a cambiar la alimentación y a buscar alternativas. A pesar de todo, tuvo que dejar su puesto como responsable comercial de una aerolínea en las Islas Canarias. Desde entonces, ha ido probando todas las opciones terapéuticas disponibles: desde los medicamentos reumatológicos convencionales, incluidos corticoides, a inyecciones de tratamientos biológicos, que tuvo que cambiar hasta en tres ocasiones. Ha necesitado también cirugía.
Lo que no ha cambiado es su firme decisión de entrenar y moverse todos los días para evitar que las articulaciones se tensen aún más. Programar un plan de ejercicios es un desafío para pacientes con artritis reumatoide. A medida que el músculo se fortalece ofrece un mayor soporte a las articulaciones y ayuda a disminuir la carga sobre ellas. La OMS aconseja 150 minutos de ejercicio de intensidad moderada repartidos a lo largo de la semana. Es una recomendación dirigida también a los pacientes con artritis reumatoide, siempre bajo la orientación de fisioterapeutas y reumatólogos.
La inmovilidad es contraproducente
Finol enumera algunos mitos que aún persisten. El primero, creer que se necesita descansar parte del día. "La inmovilidad es contraproducente", advierte. El segundo error es renegar de la medicación. "Impide que las células ataquen y evita que el dolor regrese". El tercer mito es reducir la artritis reumatoide a las articulaciones y olvidarse de que se trata de una enfermedad crónica que puede afectar a otros órganos.
La enfermedad, que hace varias décadas era paralizante, tiene otras muchas historias de superación. La pianista Andrea Avery recorre el mundo describiendo su experiencia de crecimiento como aspirante a pianista después de que le diagnosticaran artritis reumatoide con 12 años. Aunque con dificultad, todavía hoy sigue actuando.
Renoir sufrió una dolorosa artritis reumatoide durante los últimos 25 años de vida, pero aguzó su ingenio para seguir pintando. Ataba sus manos deformadas, usaba caballetes con poleas y recurría al trazo horizontal, que le resultaba más cómodo.
Vidas marcadas por el dolor y los efectos de la medicación
Tenemos el ejemplo de Kathleen Turner, de 69 años. La artritis reumatoide le hizo pasar de sex symbol del cine en los 80, con títulos como 'La guerra de los Rose' o 'La joya del Nilo', a una vida marcada por el dolor y los efectos de los tratamientos. Era una época en la que aún se trataba dando palos de ciego y, aparte de agentes biológicos y metotrexato, recibió corticoides en dosis tan elevadas que le generaron un incremento de peso significativo, además de otros efectos secundarios.
Hasta 2018 la actriz no reveló el alcance de su problema. No solo era el intenso dolor, sino los graves efectos de la medicación. La presión de Hollywood y el escaso conocimiento de las enfermedades autoinmunes en el momento de su diagnóstico hicieron que lo mantuviera en silencio. Le dijeron que acabaría en silla de ruedas, pero sigue en pie y desde 2002 trabaja como activista para concienciar sobre la enfermedad.
Otros casos célebres
Al actor James Harrison Coburn (1928-2002) le trataron con sales de oro, hoy en desuso. Todavía no se prescribía ni el metotrexato ni los agentes biológicos. También la cantante parisina Edith Piaf (1915-1963) la padeció desde los 30 años y sus limitaciones físicas se hicieron cada vez más evidentes en los escenarios, por su cojera y por cómo movía las manos. El dolor le hizo adicta a la morfina y a los analgésicos.
La medicina no contaba con los medios diagnósticos y terapéuticos actuales. Hoy su sufrimiento no habría sido admisible con las posibilidades que existen. Además de la medicación que contrala los procesos inflamatorios, se están diseñando tratamientos biológicos que se realizan en laboratorio de manera muy personalizada para cada paciente. El diagnóstico temprano, la adhesión al tratamiento y un estilo de vida saludable ayudan a la remisión de la artritis reumatoide y al control de los síntomas.
Mayor incidencia en la población femenina
Hablamos de una enfermedad crónica y autoinmune de carácter inflamatorio que afecta a varias articulaciones, generalmente de forma bilateral, limitando la movilidad y la vida diaria normal y generando deformidades que dificultan aún más el movimiento. La sufre especialmente la población femenina y las articulaciones más dañadas son las muñecas, las de los dedos, codos, hombros, caderas, rodillas y tobillos. Los síntomas habituales son inflamación, rigidez matutina, deformidad progresiva y reducción de la movilidad.
En su aparición influyen factores genéticos, pero también ambientales (exposición a ciertos virus y bacterias) y la respuesta inmunitaria. Al contrario que en la artrosis, donde el proceso de desgaste del cartílago articular (tejido que recubre el hueso) es lento, en la artritis se dañan rápidamente el cartílago, el hueso, los ligamentos y los tendones.
Vínculo con el microbioma
Uno de los hallazgos más recientes es su vínculo con el microbioma. Un análisis de los microbiomas intestinales de 440 adultos ha sacado a la luz la conexión entre la composición de las bacterias del intestino y esta enfermedad reumatológica. El estudio, publicado en Science Translational Medicine, podría abrir una vía terapéutica o al menos de prevención. Los pacientes con las formas más graves de la enfermedad mostraron una mayor presencia de tres microrganismos conocidos por su capacidad de inflamación.
El abordaje terapéutico ha dado un giro en los últimos años. Si antes era común el consejo del reposo, ahora se sabe que la inactividad genera hipotonía muscular y pérdida de rango articular. Es decir, la articulación se vuelve inservible. Es un trabajo multidisciplinar en el que, según la Coordinadora Nacional de Artritis (ConArtritis), los fisioterapeutas, bajo la supervisión del médico, diseñan un programa de ejercicios aeróbicos y anaeróbicos que fortalecen las articulaciones de una manera no traumática. A partir de las cuatro semanas, los beneficios son ya evidentes.
El ejercicio reduce la rigidez
Siempre bajo la supervisión del médico especialista en reumatología, que tendrá en cuenta el grado de afectación del paciente, el movimiento favorece la circulación y ayuda al control del peso y la prevención de problemas cardiovasculares y otras patologías. Además, ayuda a mantener la flexibilidad y el rango de movimiento de las articulaciones afectadas, puesto que el fortalecimiento muscular actúa como protector y soporte.
Si los ejercicios se practican en el agua, disminuirá el efecto de la gravedad sobre las articulaciones y, por tanto, el estrés mecánico. Como analgésico natural contra el dolor, se sabe que el ejercicio físico estimula la producción de endorfinas, claves también para aliviar la ansiedad y la depresión que a menudo trae la enfermedad.
Todavía hoy el diagnóstico provoca incertidumbre y mucha confusión, pero el manejo de la enfermedad no es el que era y existen diferentes opciones terapéuticas. Los medicamentos antiinflamatorios y biológicos se aplican de forma individualizada para controlar tanto la infamación como el dolor. Sobre todo, se enseña al paciente técnicas de protección articular a través de la fisioterapia, el ejercicio y la actividad física. Una dieta equilibrada, la eliminación del tabaco y del alcohol, el control del peso y el control del estrés que contribuyen al bienestar general del paciente y mejoran su calidad de vida y su salud emocional.
En casos de daño articular severo o incapacitante, la cirugía está dando buenos resultados. Los procedimientos más comunes son el reemplazo de articulaciones y la eliminación de la membrana sinovial inflamada.
Ni raro, ni mal de viejos
La artritis reumatoide puede presentarse a cualquier edad. Según los últimos datos de la Encuesta ConArtritis, casi la mitad de los españoles que la padecen tenía entre 25 y 44 años en el momento del diagnóstico; una cuarta parte, entre 45 y 54 años. Cerca de 400.000 personas la sufren en España y cada año se diagnostican en torno a 20.000 casos nuevos. De ellos, más del 75% son mujeres. No hay cura para la artritis, pero sí la posibilidad de que el paciente recupere la vida que tenía antes del diagnóstico. De hecho, el 30% de los pacientes están en remisión.