El doctor Vicente Mera ha trabajado para Javier Bardem, Jesús Vázquez, Elsa Pataki, Alejandro Sanz, Pablo Motos y muchos otros famosos y millonarios que han acudido a su clínica para envejecer mejor. En 2021 recibió el European Awards in Medicine, que le acredita como mejor médico europeo de medicina antiedad.
Su equipo y él analizan hasta el último detalle del cuerpo y la mente de sus clientes, desde la genética hasta el estilo de vida, desde el estrés hasta las relaciones personales, pasando por los hábitos alimenticios o las copas de vino o cerveza que toman al día. En función de los resultados, elaboran un plan personalizado que deben seguir, lo que deben comer, qué y cuánto ejercicio realizar, cómo evitar el estrés, cómo relajar el cuerpo y la mente... Al final, todos se van con una hoja de ruta que no garantiza la inmortalidad ni la felicidad, pero sí consigue que el tiempo que se viva, sea más saludable. Esta sublimación del "menos plato y más zapato" de toda la vida, cuesta como mínimo 8.000 euros.
Pero no es necesario gastarse ese pastizal para mejorar en lo posible nuestra salud. El quid de la cuestión está en cambiar de hábitos, algo fácil de escribir y de decir, pero muy difícil de conseguir. Como empezamos curso, y es época de cambios, ¿qué mejor momento para volver a intentarlo?
Doctor, usted sostiene que es posible envejecer sin enfermedad. ¿Cómo lo hacemos?
Es perfectamente posible. Nuestra vida está construida sobre un solar genético que nos viene dado de nacimiento. Sobre esa genética podemos construir una vida saludable si nos fijamos en siete pilares, a saber: la alimentación, el ejercicio físico, la gestión de las emociones, el sueño, las hormonas, las toxinas y el microbioma.
Ya podemos explorar nuestra genómica y construir nuestra vida conforme a su información. Por ejemplo, si usted tiene predisposición a las enfermedades cardiovasculares el estudio genómico lo va a determinar, y podrá cuidar su tensión, su colesterol, gestionar bien sus emociones... y probablemente no morirá de infarto, morirá de otra cosa. Esto ya se puede hacer, es caro, no está disponible para todo el mundo, pero lo estará en un futuro muy cercano.
Pero yo ya he pasado los 50. ¿Estoy a tiempo?
Claro, cuando antes se empiece, mejor, pero siempre se va a mejorar si atendemos a esos pilares. Hay quién se piensa que la prevención del envejecimiento se debe hacer con 60 años y es un error. Con 25 años estás en la cúspide de tu capacidad física. No vas a ir más allá porque tu edad es lo mejor en cuanto a inteligencia, memoria, visión, equilibrio o fertilidad, entre otros. A partir de ahí todo es declive, por eso empezar temprano es tan importante.
Pues empecemos con la alimentación
Hay que mejorar la calidad, y sobre todo, la cantidad. Hay que comer menos. Yo recomiendo seguir la tradición japonesa del hara hachi bu, esto es, quedarse siempre con un poquito de hambre. Normalmente lo que engorda no es la comida principal, sino las comidas de entretiempo, los almuerzos, o las meriendas o el picoteo en el aperitivo. Si elimináramos eso, tendríamos mucho ganado, pero es difícil porque da placer y ayuda a socializar que también es bueno. Lo que yo propongo es que si tomamos un aperitivo, elimináramos uno de los platos de la comida o la cena.
¿Qué me dice del ayuno intermitente?
Tiene muchas ventajas, aunque no todos lo pueden hacer. No hay que ser muy estricto, pero en general sería hacer ayuno 16 horas al día, con lo que habría que desayunar un poco más tarde y cenar muy temprano. Esto provoca cetosis, es decir, cuando falta glucosa el cuerpo quema grasas y esto mejora el perfil lipídico y la autofagia. Es muy bueno para la agilidad mental y uno se siente mejor.
¿Hay superalimentos?
Sí, hay alimentos sanos, como la fruta, las legumbres o las verduras, pero hay algunos que han demostrado que proporcionan más beneficios al organismo. Para mí el superalimento por excelencia es la sopa de miso, sacia; cuida la flora intestinal; protege de la radiación, de hecho se utiliza en tratamientos de radioterapia; y aunque no sabemos a qué se debe, quien toma miso, vive más tiempo, tiene efectos en la longevidad. Además está la granada, la quinoa, el chocolate negro, el brócoli, la semilla de chía, el aceite de oliva, el ajo, la berza, el aguacate, la calabaza, el jengibre, el lichi y el amaranto.
¿Qué me dice del ejercicio?
Es tan importante o más que la alimentación. Un reciente estudio de la universidad de Cleveland concluyó que hacer ejercicio moderado regularmente era más eficaz para prevenir enfermedades que tener controlados los niveles de tensión y colesterol juntos.
Caminar todos los días siete u ocho mil pasos es una medida tremendamente sencilla, sin ningún efecto indeseable y muy fácil de hacer, pero lo ideal es incorporar una rutina semanal mínima que convine ejercicios cardiovasculares y de esfuerzo. Los resultados son sorprendentes. Caminar, nadar o hacer cinta 45 minutos cuatro días a la semana, junto con 15 minutos diarios de flexiones, sentadillas y planchas, consiguen que recuperemos un 20% de longevidad a los 10 años que perdemos con el sedentarismo, y conseguiremos una fuerza muscular suficiente para sostener con soltura el 50% de nuestro peso con cada mano en caso de una caída accidental.
¿Cómo gestiono el estrés tras las vacaciones?
El estrés en sí mismo no se puede modificar, pero sí nuestras emociones. Recomiendo actuar sobre lo que está sobre nuestro control directo, no de lo que depende de otras personas. Cuando llueve podemos taparnos con un paraguas, aunque eso no cambie el mal tiempo.
Una consecuencia del estrés son las contracturas o los músculos cargados. Los estiramientos ayudan a relajarse y a descansar mejor. Recomiendo practicar técnicas tradicionales que aúnan lo físico con lo mental y lo espiritual. El yoga potencia la flexibilidad; el taichí, el equilibrio; el chi kung, la energía; y el panayama, la respiración. Todas tienen un aprendizaje sencillo, y una dificultad progresiva para los que quieran profundizar.
Otras recomendaciones que hago a mis pacientes estresados son las de delegar y denegar. Gran parte del estrés viene por cosas que no son ni importantes ni urgentes, y por comprometernos en hacer cosas que no queremos, hay que aprender a decir no. Y también ayuda, en su justa medida, tomarse la vida con sentido del humor, que reduce los niveles de cortisol y las sustancias inflamatorias.
¿Cuánto debo dormir para sentirme bien?
Un mínimo de 40 horas a la semana y un máximo de 60, unas 7 horas al día. El que duerme menos tiene problemas de salud y vive menos. Si no llegas, hay que compensarlo, si se puede, con una siesta o una cabezada de 20 minutos.
¿Puedo hacer algo para la pérdida hormonal?
Claro, se puede compensar con tratamientos específicos, pero cuidado, debe hacerlo siempre un profesional. Es peligroso auto recetarse hormonas y comprarlas en el mercado. No entiendo como una persona puede comprar tan fácilmente cortisol o melatonina, cuando son cosas complejísimas, es el aspecto más médico y que requiere más formación. Las hormonas son como una sinfonía, un cambio en una de ellas puede cambiar las coordenadas y los puntos de referencia y pasar de la salud a la enfermedad.
En su último libro, Joven a cualquier edad, nos habla de fijarnos en las zonas del mundo donde la gente es más longeva. ¿Qué podemos aprender?
Que los que viven más es porque han logrado un equilibrio entre lo físico y lo espiritual. Hay ciertos lugares en el planeta, llamados zonas azules en los que la gente vive más tiempo. Uno de ellos es Okinawa, allí la gente es muy social, muy relajada y vive más años. Su alimentación es frugal, a base de pescado y vegetales, y hacen ejercicio regularmente. Además, se ha visto que estar contento y tener buenas relaciones sociales se relaciona con una mayor supervivencia. Otro de los puntos es en Loma Linda, una ciudad ubicada en California, dónde hay más centenarios de Estados Unidos. Es una ciudad llena de adventistas, que son cristianos que piensan que el mundo se va a acabar mañana. Así que se lo toman todo con mucha calma, con mucha oración y meditación. Está demostrado que este tipo de pensamiento, el cual no valoro si es bueno o malo, les lleva a un estado de relación máxima, sin protestar, gritar y aceptando lo que les viene. Están contentos con lo que les rodea, con su familia, amigos y vida, y cuando esto sucede está demostrado científicamente que vives más años. Ejercicio, alimentación y buenas relaciones, en ese triángulo se esconde el secreto de la longevidad.