El bombeo de la sangre por parte del corazón en ocasiones ejerce demasiada presión contra las paredes de las arterias, lo que se describe como tensión alta, presión arterial alta o hipertensión. Las consecuencias pueden ser muy negativas para la salud de modo que conviene seguir las recomendaciones médicas y unos hábitos saludables. En Uppers hemos tomado nota de un estudio que relaciona las pautas de sueño con la salud del corazón y la hipertensión. Además, concreta a qué hora hay que acostarse si se tiene la tensión alta.
La hipertensión queda patente cuando sus dos valores de medición, solo uno o ambos, son mayores de 130/80 mm Hg en la mayoría de las veces. Tales valores se deben mantener a raya o por debajo siempre que existan problemas de salud. El problema es que la hipertensión es una afección que cursa casi sin síntomas y que sale a la luz cuando ya es tarde y el organismo ha respondido de forma negativa con un accidente cerebrovascular, un ataque cardíaco, una insuficiencia cardíaca o una enfermedad renal.
El modo de vida influye en la presión arterial y la elevan costumbres como beber poca agua, tomar una dieta con demasiada carga de sal, fumar o beber alcohol, aunque repercute igualmente la salud de los riñones y de los vasos sanguíneos, el sistema nervioso y los niveles hormonales. El estrés, la ansiedad, la obesidad, la diabetes y los antecedentes familiares de hipertensión son factores más de riesgo. Incluso el envejecimiento normal también aumenta los valores de medición de la tensión arterial porque los vasos sanguíneos pierden elasticidad y se vuelven más rígidos con la edad.
A todo ello se añade el sueño, ya que su calidad redunda igualmente en el sistema cardiovascular. Así lo afirma un estudio publicado en 2021 en el European Heart Journal, una revista que edita la Sociedad Europea de Cardiología y que determina cómo la hora concreta de acostarse está relacionada con la salud del corazón. El nombre del trabajo es “Momento de inicio del sueño derivado del acelerómetro e incidencia de enfermedades cardiovasculares: un estudio de cohortes del Biobanco del Reino Unido”. Sus autores son los investigadores en diversos campos Shahram Nikbakhtian, Angus B. Caña, Dillon Obika, David Morelli, Adán Cunningham, Mert Aral y David Planes.
Este estudio muestra cómo irse a la cama “entre las 22:00 y las 23:00 horas se asocia con un menor riesgo de desarrollar enfermedades del corazón en comparación con acostarse más temprano o más tarde”. Esto se debe al reloj biológico interno o ritmo circadiano bajo el que se regula el organismo en cuanto a su funcionamiento físico y mental. Los resultados concluyen que es probable que tanto acostarse temprano o más tarde de las horas citadas interrumpe dicho reloj biológico, y ello trae "consecuencias adversas para la salud cardiovascular".
Los investigadores dotaron de un acelerómetro de muñeca, que mide los parámetros del sueño de manera objetiva, a 103.712 participantes del Biobanco del Reino Unido. Después recogieron los datos aportados en cuanto a la hora de acostarse y la de despertarse durante siete días. También se recopilaron los datos relacionados con el estilo de vida, salud, físicos, diabetes, incidencia del tabaco, índice de masa corporal, colesterol en sangre, presión arterial y otras cuestiones demográficas y económicas.
A continuación, se realizaron una serie de revisiones de cada participante para diagnosticar una posible enfermedad cardiovascular (ataque cardíaco, insuficiencia cardíaca, cardiopatía isquémica crónica, accidente cerebrovascular o ataque isquémico transitorio) durante un periodo de más de cinco años. La principal conclusión del trabajo es que probablemente aquellas personas que se duermen entre las 22:00 y las 23:00 horas la incidencia de enfermedades cardiovasculares es más baja en comparación con las que tienen por costumbre irse a la cama antes o después.
A su vez, los investigadores destacaron que lo que provoca un mayor riesgo para la salud cardiovascular es acostarse después de la medianoche, debido en la incidencia en el ritmo circadiano y su descompensación con respecto a la salida del sol. También añaden que las recomendaciones sanitarias en cuanto a la higiene del sueño y unos horarios acordes con las conclusiones del estudio se pueden convertir “en un objetivo de salud pública de bajo coste para reducir el riesgo de enfermedad cardíaca".
Por otra parte, entidades cómo la Fundación Española del Corazón insiste de la misma forma en los beneficios que reporta al organismo dormir bien. Subraya cómo un cerebro descansado exprime la memoria y la creatividad, se regenera el sistema inmunitario y reduce los síntomas depresivos. Durante el sueño se generan serotonina y melatonina lo que contrarresta las hormonas que se liberan con el estrés, la adrenalina y el cortisol. Al contrario, la falta de sueño incluso provoca obesidad debido a que no dormir adecuadamente reduce la liberación de la leptina, la hormona que suprime el apetito, y a su vez libere más grelina, la que incrementa el apetito.