¿Por qué se contagian los bostezos? Motivos por los que ocurre este acto reflejo
Los bostezos son un gesto corporal involuntario por el que abrimos la boca y respiramos profundamente, insuflando de aire a los pulmones.
Según investigadores de la Universidad de Nottingham, los bostezos se contagian porque se activa la corteza motora primaria, el área responsable de la ejecución del movimiento a través de los impulsos neuronales
¿Por qué roncamos y en qué momento pasa a convertirse en un problema?
A todos nos ha pasado. Vemos a un amigo o conocido bostezar e inmediatamente después, nosotros estamos replicando el gesto. Pero ¿cuál es la razón detrás de este comportamiento? ¿Hay algún motivo que explique por qué se contagian los bostezos?
Los bostezos son un gesto corporal involuntario por el que abrimos la boca y respiramos profundamente, insuflando de aire a los pulmones. Actualmente, todavía se desconoce cuáles son los motivos exactos que desencadenan este gesto, aunque algunos investigadores apuntan a que su objetivo es regular el dióxido de carbono y los niveles de oxígeno en sangre.
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Aun así, lo habitual es que los bostezos vengan motivados por la fatiga, el aburrimiento o el hambre. Solemos bostezar, por ejemplo, cuando nos acabamos de despertar o a altas horas de la noche, cuando el trabajo de todo el día nos pesa y el cuerpo nos pide cama. También cuando nos encontramos en una charla que ha perdido nuestro interés o, a veces, cuando llevamos varias horas sin comer.
¿Por qué se contagian los bostezos?
Si el motivo por el que se producen los bostezos todavía no está del todo claro, las causas que explican que sean contagiosos tampoco están muy definidas. No obstante, un grupo de investigadores y de especialistas en Neuropsicología Cognitiva de la Universidad de Nottingham, en Reino Unido, ha elaborado un estudio que podría arrojar un poco de luz sobre este asunto.
Publicado en la revista Current Biology, esta investigación atribuye esta propensión al contagio a la activación de una parte del cerebro. En concreto, a la de la corteza motora primaria, el área responsable de la ejecución del movimiento a través de los impulsos neuronales.
Para elaborar su estudio, los investigadores contaron con el apoyo de 36 voluntarios, a los que se les entrenó para controlar el bostezo mientras veían vídeos de personas bostezando. Los investigadores registraron todos los bostezos, así como aquellos que se habían reprimido y la intensidad de la necesidad percibida por cada uno de los participantes por bostezar, y estudiaron la relación entre la base neural del bostezo contagioso y la excitabilidad motora basándose en la estimulación magnética transcraneal (TMS, según sus siglas en inglés).
De este modo, encontraron evidencias de que la propensión a ser contagiado por un bostezo depende de la excitabilidad cortical e inhibición fisiológica de la corteza motora primaria de cada individuo. Además, demostraron que cuanto más se reprime un bostezo, mayor es la necesidad de bostezar.
Más allá de dar una posible respuesta al motivo por el que los bostezos se contagian, esta investigación también puede arrojar luz de cara a entender otros fenómenos relacionados con una disminución de la inhibición fisiológica o un incremento de la excitabilidad cortical. Es decir: fenómenos en los que los pacientes no tienen la capacidad para frenar los ecofenómenos (la imitación automática de las acciones o palabras de otras personas), como puede ser la demencia, la epilepsia o el síndrome de Tourette, entre otros.