Belén Rueda tiene nueva película. Inmersa en la intensa campaña de promoción de 'La ermita', título del último trabajo de la actriz, ha desvelado algunos datos importantes relativos a su salud. En 'El hormiguero' Rueda, de 58 años, confirmó que había sufrido un ictus. "Pensé que era una lipotimia, que te da un mareo y pierdes el conocimiento durante un tiempo, fue un tiempo muy cortito, pero mi hermana que vive al lado vino a casa y me dijo que estaba rara y llamó a la ambulancia", declaró.
El médico que llegé en ambulancia le pidió a la actriz que intentara sonreír, hinchar los mofletes y cerrar los ojos y tocarse la nariz con el dedo índice de cada mano. Al no poder hacerlo, el diagnóstico estuvo claro: un ictus. En el caso de Belén Rueda, la rapidez fue, literalmente, vital: "Estas tres cosas te pueden salvar la vida porque un ictus, si lo coges a tiempo, puede no ser tan grave. Vino la ambulancia rapidísimo. Me llevaron al hospital y fue un ictus transitorio", explicó la protagonista de 'El orfanato'.
Según dijeron los médicos, el ictus pudo estar provocado por el estrés. La propia actriz ha declarado que nunca reconocía estar cansada. En ese sentido, el ictus fue providencial: bajo el ritmo y en una de las revisiones vieron que tenía un aneurisma. "Tengo un stent y al poco estaba rodando una película con el director Daniel Calparsoro en la que corría todo el tiempo", en referencia a 'El silencio de la ciudad blanca', que se estrenó a finales de 2019, en la que compartía protagonismo con Javier Rey.
Después del stent, la actriz empezó a encontrarse "muy bien", algo que le confirmó su neurólogo. Aún así, la actriz ha vivido con cierto temor, pensando que podía acecharle la enfermedad. "Si hay un día que te duele la cabeza ya piensas que es algo peor de lo que es", reconoció.
El caso de Belén Rueda no es algo aislado. Según datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN), cada año 110.000-120.000 personas sufren un ictus en nuestro país, de los cuales un 50% quedan con secuelas discapacitantes o fallecen, algo que podría evitarse con estilo de vida saludable.
El ictus es un accidente cerebrovascular que ocurre cuando algo obstruye el suministro de sangre a una parte del cerebro o cuando un vaso sanguíneo del cerebro se rompe. Saber cómo actuar ante un ictus y minimizar el tiempo de respuesta es fundamental para la supervivencia de quien lo padece y la disminución de las secuelas.
Cuando se bloquea alguno de los pequeñísimos vasos sanguíneos que irrigan nuestro cerebro, nuestras neuronas empiezan a fallar, lo que les impide reaccionar con normalidad a estímulos. Desde fuera son perceptibles unos claros síntomas que comparten la mayoría de los que sufren un ictus. Saber identificarlos de inmediato puede facilitar la asistencia médica.
El método F.A.S.T es una herramienta muy útil para identificar las señales que muestran que está ocurriendo un accidente cerebrovascular. Se trata de una regla nemotécnica perfecta creada en inglés (de ahí, la sigla) para acordarnos de los tres síntomas y lo que debemos hacer, cuanto antes, mejor.
Otros síntomas del ictus son fuertes dolores de cabeza que aparecen de manera repentina y que no se resuelven con un analgésico, además de mareos y pérdida de visión transitoria.