Sonrisa estresada en Navidad: cómo evitar el desgaste dental durante las fiestas
Como otras partes de nuestro organismo, los dientes también sufren cuando los sometemos a excesos y salen de la rutina de cuidados habituales
Cuando hay estrés, uno de los problemas dentales más frecuentes es el bruxismo: además de hipersensibilidad y dolor constante en los músculos faciales y en los dientes, el bruxismo puede provocar desgastes extremos, migrañas e insomnio
En la época del año en la que se come y se bebe más, hay que extremar la higiene dental para no provocar caries ni alteraciones del color dental
Puede parecer raro, pero los dientes también sufren cuando los sometemos a excesos y salen de la rutina de cuidados habituales. La boca es un medio muy sensible que reacciona a los estímulos externos y también a las emociones, como ya han comprobado algunos expertos en dentosofía, una rama de la odontología que vincula la gestión emocional con la estructura dentaria.
Cambios y estrés
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Cualquier cambio de hábitos puede tener una respuesta en la boca. Tradicionalmente, las Navidades son momentos de celebraciones en compañía de los nuestros. En principio, no habría un estrés 'malo'; pero cuando siguen existiendo las obligaciones laborales o se imponen algunos problemas familiares, pueden no resultar tan idílicas. “Esto produce un trastorno en las personas produciéndoles estrés, ansiedad, cambios de humor y malestar en general que afecta a todo nuestro organismo incluyendo nuestra salud bucal”, explica la doctora Nadia Sardini, responsable de la Clínica Dental Bernabéu.
El estrés externo se produce por distintas circunstancias, como puede ser la reincorporación al trabajo después de vacaciones o de días de eventos. Se trata de una emoción entre la angustia y la ansiedad que hemos integrado en nuestro día a día. "Vivimos en una sociedad donde hemos ido normalizando padecer de estrés sin ser conscientes de todos los efectos negativos que tiene en nuestro organismo, afectando, no solamente a nuestra salud general sino también dental, y cuanto más alto es el puesto de responsabilidad, más alto es el estrés y más las consecuencias nocivas en nuestra salud general y bucal", asegura esta experta.
Cuando hay estrés, uno de los problemas dentales más frecuentes es el bruxismo. Además de hipersensibilidad y dolor constante en los músculos faciales y en los dientes, el bruxismo puede provocar desgastes extremos, migrañas e insomnio. “En la mayoría de las ocasiones el paciente no es consciente de que padece de esta enfermedad, hasta que en una revisión rutinaria del dentista le explican que presenta desgaste en sus piezas dentales y que de ahí puede derivar sus dolores de cabeza y cervicales”, afirma Sarmini.
¿Cómo evitar el bruxismo?
El bruxismo es el trastorno más frecuente cuando hay estrés dental. Además de provocar desgaste en las piezas, impide un buen descanso, lo que impacta en el sistema inmune, haciéndonos más propensos a las enfermedades. Otra consecuencia habitual es su impacto en cabeza y cuello. ¿Qué aconsejan los expertos?
- Utilizar una férula de descarga realizada en el odontólogo que tiene una doble función: ayudar a mantener la articulación mandibular relajada y, además, proteger las piezas dentales.
- Toxina botulínica. Otro tratamiento indicado que realizamos en las consultas dentales es la inyección de toxina botulínica en la zona del músculo masetero. Esto ayuda a paralizarlo y así disminuir la contracción que nos provoca los dolores de cabeza y cervicales.
- Terapia. En casos extremos debemos acudir a un especialista, en este caso un fisioterapeuta especializado en Articulación Temporomandibular, que ayudará a tener unos resultados que perduren en el tiempo.
Por último, en los días donde se consume más dulce y se come de manera más abundante, incluida mayor ingesta de alcohol, es aconsejable mantener una higiene bucal óptima para evitar la aparición de caries o el cambio de color de los dientes. El vino tinto, las bebidas destiladas, como el whisky, y ciertos alimentos, como el tomate, pueden provocar la alteración en el tono de las piezas. Y nada da una apariencia más cansada que una sonrisa gris.