González Cortijo, oncóloga: "Hay datos; cuanto más ejercicio, menos riesgo de cáncer"
La oncóloga ha dirigido el simposio 'Mujer y Cáncer: en la línea de salida', en el que se debatió la influencia del ejercicio en la prevención y tratamiento del cáncer femenino
"Es recomendable unirse a algún grupo de pacientes que hagan ejercicio, para poder compartir vivencias y no sentirse sola"
"La combinación de ejercicio aeróbico y de fuerza, siempre supervisado, disminuye el riesgo de recaída de la enfermedad"
El número de diagnósticos de cáncer en España no deja de aumentar. En 2024 se estima que España alcanzará los 286.664 casos, y para 2040 la incidencia se prevé que llegue a los 341.000, según datos de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM). Por ello, cualquier esfuerzo que se haga para visibilizar la enfermedad será poco, y toda herramienta que pueda ayudar a beneficiar a los pacientes es más que bienvenida.
En ese sentido, la práctica del ejercicio físico en la prevención y tratamiento del cáncer femenino puede tener una influencia decisiva. En el simposio 'Mujer y Cáncer: en la línea de salida', celebrado este viernes 15 de marzo, numerosos profesionales debatieron sobre cómo la actividad física y la nutrición puede aumentar la supervivencia en pacientes oncológicos, a nivel físico, fisiológico y psicológico. Hablamos de esos beneficios con la directora de la iniciativa, la oncóloga Lucía González Cortijo, Jefe de Servicio del Hospital Universitario Quirón Salud, y Fundadora del Proyecto “Corre en Rosa” y de la “Fundación La Vida en Rosa”.
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¿Qué beneficios tiene la práctica regular de ejercicio físico en la prevención del cáncer femenino?
La mayor parte de los datos que tenemos son en cáncer de mama. Y sabemos que el ejercicio físico disminuye el riesgo de padecerlo, y además es dosis-dependiente, es decir, cuánto más mejor.
¿A mayor intensidad y duración del ejercicio menor riesgo de ser diagnosticada con cáncer?
Efectivamente. Se ha visto que cuánto más ejercicio existe menos riesgo de padecer varios tipos de cáncer. El extremo son los deportistas de élite, que tienen un 40% menos de riesgo de padecer un cáncer a lo largo de su vida.
¿Puede el ejercicio físico detener el crecimiento de un tumor?
Esos datos aún no los tenemos en humanos, aunque estamos trabajando con el doctor Alejandro Lucía, de la Cátedra de Ejercicio Físico de la Universidad Europea, en un estudio que trata de demostrar esto. Sí tenemos datos en ratones, en los que parece que la contracción muscular es capaz de producir sustancias que actúan directamente sobre el tumor.
¿Hay alguna diferencia en el impacto del ejercicio entre diferentes tipos de cáncer, como el de mama y el de útero?
Probablemente exista un impacto diferente en los diferentes tumores, pero por desgracia no tenemos datos de todos. Los más estudiados, por frecuencia, son el cáncer de mama y el colorrectal. En el cáncer de mama, en particular, los datos sobre el impacto del ejercicio en la prevención son muy sólidos.
Tengo 50 años y me han diagnosticado cáncer. ¿Por dónde empiezo a hacer ejercicio?
1. Hay que hacer ejercicio de acuerdo con la situación clínica y el tratamiento. Lo primero, consultar al oncólogo.
2. Si estás acostumbrada a hacer ejercicio puedes seguir haciéndolo, pero habrá que ajustar la frecuencia e intensidad a la situación clínica.
3. Recomendamos unirse a algún grupo de pacientes que hagan ejercicio, para poder compartir vivencias y no sentirse sola.
¿Y si no he hecho deporte nunca?
1. Puedes hacer ejercicio, pero siempre controlado y supervisado si nunca lo has hecho.
2. Si puedes, contrata a un experto en ejercicio físico para que diseñe un programa específico.
3. Igualmente es recomendable unirse a algún grupo de pacientes que hagan ejercicio, para poder compartir vivencias y no sentirse sola.
¿Cuánto ejercicio a la semana es recomendable hacer?
Lo recomendable, si es posible, es caminar cada día (a paso rápido, algunas pacientes pueden correr o hacer otro tipo de ejercicio aeróbico) y hacer al menos 2 días de ejercicio de fuerza a la semana (siempre supervisado)
¿Qué tipo de ejercicio es el más adecuado durante cada una de las fases del cáncer de mama?
El ejercicio que recomendamos es el mismo en cada fase (lo comentado en la pregunta anterior), pero adaptado a la situación clínica de la paciente. Cuando están recibiendo quimioterapia, lógicamente hay que bajar algo la frecuencia y la intensidad, pero se sigue recomendando hacer todo el ejercicio que se pueda, porque sabemos que la tolerancia al tratamiento es mejor.
¿Qué beneficios adicionales tiene el ejercicio físico en la salud general de las mujeres pacientes de cáncer?
En mi opinión hay un beneficio extra si el ejercicio se hace en grupo. El hecho de compartir experiencias y vivencias entre las pacientes es muy enriquecedor para ellas. Nosotros tenemos la experiencia con “Corre en Rosa”, un grupo que formamos Ramiro Matamoros (el gran corredor popular) y yo en 2015, gracias al cual entrenamos a mujeres con cáncer cada semana en el Polideportivo Valle de las Cañas en Pozuelo. Los entrenadores enseñan a las mujeres a correr y las entrenan para distintas carreras populares.
Cada año organizamos un reto para nuestras pacientes y vamos a correr a diferentes lugares de Europa donde cada una de ellas cumple su reto (ya sea para caminar o para correr diferentes distancias) y corre con sus compañeras. Invitamos desde aquí a todas las pacientes que quieran unirse a “Corre en Rosa”.
¿Hacer ejercicio físico tras haber superado un cáncer reduce las probabilidades de volver a desarrollar un tumor?
Hay datos sobre esto en cáncer de mama. La combinación de ejercicio aeróbico y de fuerza, siempre supervisado, disminuye el riesgo de recaída de la enfermedad.
¿Con qué otros hábitos conviene combinar el ejercicio físico para prevenir o combatir el cáncer?
Con una dieta saludable, sin perder la cabeza. Mi recomendación es muy sencilla: dieta mediterránea. Afortunadamente vivimos en un país en que todos los alimentos que han demostrado ser beneficiosos para la prevención del cáncer los tenemos a mano y son baratos y de excelente calidad. Me refiero a nuestras frutas y verduras, legumbres y pescado fresco, y, sobre todo, a nuestro aceite de oliva (siempre virgen extra), la joya de nuestra dieta mediterránea.