Si los hombres tuvieran la regla, como escribía Gloria Steinem en 1978, “la menstruación se convertiría en una realidad masculina envidiable y digna de alarde. Los hombres se jactarían de lo largos y copiosos que serían sus periodos”. Si los hombres sufriesen cada mes el dolor de una endometriosis, hace años que el dinero para investigación habría llegado. Si los hombres viviesen la menopausia, habría honor y no vergüenza en esa etapa natural de la vida de un ser humano.
Pero eso no sucede, así que, apoyándose en estudios científicos y entrevistas a expertas, en testimonios y en una encuesta con 915 participantes, elaborada ex profeso para esta investigación, María Zuil Navarro y Antonio Villarreal han puesto en pie este libro, ‘La mitad que menstrua’ (Libros del Ko), que pretende ser también una reflexión sobre qué vemos normal y no lo es. O qué vemos con horror y es normal.
Si los hombres…
Se dedicaría tanto dinero a investigarla como a curar el cáncer.
¿Por qué se ha ignorado la menstruación históricamente?
La respuesta corta: porque solo afectaba a la mitad de la población que menos importaba. La respuesta larga es que una suma de factores (del machismo a la superstición, de la religión a la economía) ha mantenido el debate sobre la menstruación encerrado dentro de las casas, hasta el día de hoy.
¿Cómo se ha hecho?
No hay un método concreto. Si nos fijamos por ejemplo en la vacuna del covid-19, pronto se vio que afectaba a algunas mujeres en su ciclo menstrual y no se las tomó en serio. Más tarde varios estudios confirmaron la correlación de que, si se administra antes de la ovulación, puede provocar más sangrado o reglas irregulares. Sin embargo, a día de hoy ningún país ha modificado su pauta de vacunación para no afectar a las mujeres en edad menstrual. Se sabe que afecta, pero no se hace nada. Esto es simplemente una anécdota más de algo que sucede a nivel generalizado.
¿Por qué no se hace caso a los dolores menstruales de las mujeres?
Se han normalizado hasta tal punto de que muchas ni siquiera van al médico.
¿Qué se necesitaría para que hubiera una revolución en ese sentido?
Hay actitudes tan asentadas desde hace miles de años que es difícil cambiar las cosas de la noche a la mañana. Claramente tiene que ser algo que surja desde arriba, desde las posiciones de poder, y se transmita el discurso de que la menstruación no puede quedar reducida a una charla en el baño de mujeres, sino que forma parte de la reproducción de nuestra especie y afecta a la salud en general de la mitad de la población mundial.
¿Está cambiando el panorama o seguimos igual que hace 20 años?
Está cambiando, las mujeres millennials y de la Gen Z están tratando de entender mejor lo que les pasa, y eso se nota en el uso de apps menstruales, copa o bragas menstruales, prácticas como el sangrado libre y el descenso en el uso de la píldora. Son cosas que hace veinte años eran muy marginales.
Las mujeres boomers y generacion X: ¿a qué tres tabús principales se enfrentaron con su menstruación?
En realidad son tabúes muy parecidos, solo que se han ido adaptando a las distintas épocas. A todas las mujeres se las instruye en creer que la menstruación es un tema íntimo, que el dolor que sienten es lo habitual y que el único remedio es tomar calmantes, la píldora o quedarse embarazadas.
Si se comienza antes a menstruar, ¿también está empezando antes la menopausia?
Es algo que aún se está estudiando. El asunto es de la máxima urgencia, dado que cada vez más las madres esperan hasta más allá de los 40 años para tener su primer hijo. Por lo que se sabe hasta ahora, no habría correlación, aunque sí es posible que afecte a la reserva ovárica u otros factores.
Tres consejos daríais sobre cómo debería explicar una madre o un padre de más de 50 a su hija lo que es la regla y lo que supone para ella
El primer consejo, tanto para padres como para madres, es no decir eso de “ya eres mujer”. Ella ya era un poco mujer antes de que le viniera la menarquia y seguirá siendo un poco niña después. Luego, que no se acostumbre a ningún tipo de dolor o malestar y que si le preocupa algo, cualquier cosa, no se lo calle y vaya al médico.
¿La píldora liberó a toda una generación de mujeres o les creó por otro lado problemas silenciosos?
Ambas cosas son compatibles. Durante décadas, la píldora ha sido una bendición para millones de mujeres que no deseaban ser madres. El problema fue cuando empezó a usarse para enmascarar problemas relacionados con la menstruación. Esa solución hizo que no se investigara lo suficiente y aún hoy sigamos con muchos interrogantes sin resolver.
¿Cómo ha ido en España este experimento social de la píldora, que definís como el mayor de la historia en tiempo real?
Al principio como decíamos fue una revolución, y no hay que negar que ha ayudado a muchas mujeres. Sin embargo, aunque les haya ayudado también las ha estado exponiendo a niveles de hormonas que (en algunos casos) provocaron otros problemas de salud. Por eso hoy en día se ha reducido la cantidad y la composición de la píldora.
¿Qué les ha pasado a esas mujeres que estuvieron tomándola 30 años?
Se ha visto un mayor riesgo de tumores de mama o de enfermedades cardiovasculares asociados a ese exceso de hormonación. No todo ha sido malo: también se cree que ha reducido el cáncer de útero, pero claro, son cosas que se han ido encontrando por el camino.
¿Las nuevas generaciones necesitan otro anticonceptivo?
Las últimas encuestas indican que métodos como el DIU están en auge entre las mujeres jóvenes. Uno de ellos sigue siendo un tratamiento hormonal, aunque con una liberación de hormonas más local y controlada.
¿Por qué no ha avanzado la píldora masculina si es mucho más sencilla y tiene menos efectos secundarios?
Había varias teorías sobre cómo conseguirla. Al principio se pretendía suprimir la testosterona, pero no querer practicar sexo no significa que no haya concepción. Ahora se están probando otras alternativas no hormonales, pero aún no hay ninguna en el mercado.
¿Qué se necesitaría para que se hiciese efectiva?
Más investigación, lo mismo de siempre.
¿Hacia dónde va la investigación de los problemas derivados de la menopausia?
Se está tratando de entender mejor cómo síntomas como los sofocos pueden incidir en la salud de las mujeres a partir de los 50 años. Durante mucho tiempo parecía que había que medicarse para acallar ese u otros síntomas de la premenopausia, pero ahora cada vez más la ciencia está tratando de descifrar qué nos quieren decir.