Dormir se ha convertido en uno de los principales problemas de la sociedad. Y no precisamente por pasar demasiado tiempo soñando entre las sábanas, más bien al contrario, por dormir poco. Un mal descanso en una noche puntual ya nos deja agotados para el resto del día, pero cuando lo de no dormir lo suficiente se extiende en el tiempo termina afectando seriamente a nuestro organismo, y según datos de la Sociedad Española del Sueño (SES) en una de cada diez adultos de nuestro país el insomnio ya es crónico.
De esta manera, no son pocos los que recurren a determinados métodos para intentar conciliar el sueño. Es más, según datos del ministerio de Sanidad, uno de cada diez adultos españoles toma con regularidad algún fármaco para poder dormir. Otros, en cambio, siguen optando por mecanismos que utilizaban durante su infancia, como eso de contar ovejas. ¿De verdad funciona? ¿Por qué ovejas y no caballos o vacas?
“Si no puedes dormir, cuentas ovejas”. Probablemente escuchaste esta frase más de una noche cuando eras niño de boca de tus padres y tú mismo se la habrás dicho a tus hijos en esas noches donde parecía imposible que los más pequeños de casa conciliaran el sueño. Incluso es posible que sigas utilizando esa técnica en alguna que otra noche para intentar quedarte dormido.
La realidad es que no se conoce con exactitud de dónde viene eso de contar ovejas para conciliar el sueño, pues la primera referencia escrita que se ha encontrado es del siglo XII en un cuento infantil creado para que aquel que lo leyera cayese rendido sobre la almohada. Ese cuento relataba la historia de un rey que tenía a su servicio un cuentacuentos que cada noche inventaba fábulas para que su majestad, que sufría de insomnio, lograse dormirse.
El monarca cada vez le pedía a su cuentacuentos historias más y más largas, y así fue como surgió el relato de un campesino que compró mil ovejas que al llevarlas a su casa tenían que atravesar un río, por lo que para alargar la fábula contaba las ovejas de una en una, logrando que el rey se durmiese profundamente.
Lo de contar ovejas tiene sus orígenes en la literatura, señalando como la monotonía y la repetición logran que se concilie el sueño con mayor facilidad. Y pese a que en el origen están las ovejas, la historia ha demostrado que el animal puede cambiar según las preferencias de quien padece el insomnio, ya lo demostró Miguel de Cervantes con el Quijote, donde lo que se contaban eran cabras.
Así, lo de contar animales ha suscitado hasta el interés de la comunidad científica, que subraya que la repetición y la monotonía ayudan al que lo hace a dormirse. Ahora bien, puede llegar a ser aburrido y a llegar a un punto de abandonar la tarea, por lo que algunas investigaciones señalan que hay que tirar de imaginación y crear en nuestra mente escenas relajantes y placenteras que nos ayuden a dormir.
No obstante, no termina de ser un método avalado por la ciencia, pues puede que una noche te funcione, pero no se ha demostrado que a largo plazo contar ovejas o cualquier otro animal sea una solución para el insomnio.