Guía definitiva para entender qué está pasando con Ozempic, las inyecciones para adelgazar
Tras varios meses de polémica, el endocrino Carlos Morillas nos aclara cómo debe ser su uso y la realidad de sus efectos secundarios
Debemos prepararnos para la llegada de nuevos fármacos como este, pero específicos para eliminar grasa
Suponen un nuevo paradigma en la obesidad humana, pero solo son seguros con receta y bajo supervisión médica
"¡Una locura, pero de las buenas!", dice Juan Carlos, ingeniero madrileño de 58 años, cuando cuenta cómo adelgazó con Ozempic. Este medicamento inyectable se usa para mejorar los niveles de glucosa en la sangre en adultos con diabetes mellitus tipo 2, reduciendo el riesgo de eventos cardiovasculares. El problema empezó cuando se hizo viral como producto para perder peso debido a uno de sus efectos secundarios y en países como Estados Unidos, donde su comercialización no está regulada, se produjo un desabastecimiento que afectó a los pacientes diabéticos. Además, en los últimos meses, con medio Hollywood usándolo, se han sucedido las quejas y algunas denuncias por sus efectos secundarios.
Despejamos algunas dudas
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De fármaco para tratar la diabetes ha pasado a producto milagro con todo lo que lleva consigo tal etiqueta: mala praxis en algunas consultas privadas, mercado negro, uso abusivo, efectos secundarios… ¿Qué está pasando? ¿Es razonable el uso de estos medicamentos para perder kilos?
El endocrino Carlos Morillas, jefe del Servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital Dr. Peset de Valencia, nos aclara algunas dudas sin demonizarlo: "Hay unos criterios de uso muy claros por parte de la medicina. En primer lugar, debemos identificar bien la obesidad y el porcentaje de grasa de un paciente. Una vez que han fallado en sus hábitos y estilo de vida, se puede recetar Ozempic como solución para reducir ese porcentaje de grasa que, si no se trata, favorece la aparición de patologías que deterioran su calidad de vida e incluso la ponen en juego, como cardiopatías, cáncer o enfermedad renal".
Indica que la solución en estos casos es una bajada importante de peso y, además, conseguir que se mantenga en el tiempo. "La ganancia de kilos suele llegar después de un largo periodo, pero perderlos rápidamente es complicado y más aún mantener a los pacientes en un compromiso firme de hábitos saludables". Él lo receta a sus pacientes siguiendo esos criterios médicos, pero aclara que, salvo raras excepciones (como la obesidad clínica), la Seguridad Social no lo prescribe como adelgazante.
La salud no admite atajos
Tiene efectos secundarios que Juan Carlos, el lector que nos ofrece su testimonio, ha sufrido en sus carnes, como náuseas, dolor abdominal y diarrea. Sin embargo, asegura que cualquiera de ellos "es mucho menos dañino que el riesgo de enfermedad que tiene la obesidad". En año y medio ha perdido 18 kilos. Él, advierte, no es diabético. El uso de Ozempic, que le va recetando su endocrino en una consulta privada, tiene como único fin adelgazar.
Aunque abundan casos como el de este madrileño, en España no se ha desatado la fiebre estadounidense, sobre todo entre la gente adinerada. No perdamos de vista que es un fármaco caro. En nuestras farmacias, unos 130 euros la dosis semanal. En Estados Unidos, alrededor de 1.000 dólares estadounidenses al mes. Por tanto, no toda la población se lo puede permitir como método adelgazante.
Su uso es conocido entre las celebridades, aunque unos lo confiesan y otros permiten que se intuya. Entre los primeros, Elon Musk. El multimillonario reconoció que perdió 13 kilos con hábitos saludables, pero también con la ayuda de Ozempic y Wegovy. Además, señaló, igual que Juan Carlos, que los efectos secundarios son menos perjudiciales que la obesidad en sí. Entre quienes se resisten a reconocerlo son las hermanas Kardashian, aunque su rápida pérdida de peso no ha hecho dudar a sus millones de seguidores. Pusieron de moda los cuerpos curvilíneos y ahora adelgazan en tiempos récords.
En cuanto a la mala prensa de Ozempic, Morillas desmiente muchos de los bulos que se han generado y explica que, ante cualquier sospecha de complicación, se abre una investigación. Por ejemplo, la posibilidad de que su consumo despierta pensamientos suicidas.
"Hay una investigación por una alerta de la Agencia Europea de Medicamentos por tres casos en Islandia, pero no se ha encontrado una relación clara. De acuerdo con un estudio muy reciente realizado por investigadores de la Universidad Case Western Reserve (Estados Unidos), la semaglutida (la sustancia química utilizada en el medicamento para la diabetes Ozempic y el medicamento para el control del peso Wegovy) no está asociada con un mayor riesgo de pensamientos suicidas", nos informa.
Después de examinar alrededor de 2 millones de pacientes con diabetes tipo 2 u obesidad, el equipo de investigación, dirigido por el profesor de informática biomédica Rong Xu, no encontró evidencia que respalde la preocupación de la Agencia Europea del Medicamento de que la semaglutida pueda causar ideas suicidas. También la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) está evaluando otros posibles efectos secundarios, como la pérdida de cabello.
A la espera de una nueva generación
Una vez despejadas algunas de las dudas más frecuentes, Morillas da la bienvenida a una nueva generación de agonistas del receptor GLP-1 sin tantos efectos secundarios como Ozempic. Es el caso de Wegovy y Mounjaro, que ralentizan el paso de los alimentos por el estómago, provocando sensación de saciedad y reduciendo el apetito. No son fármacos para tratar la diabetes tipo 2, como Ozempic, sino como reductores de grasa para prevenir otras enfermedades.
"Suponen un nuevo paradigma, revolucionario, en la lucha contra la obesidad y en la salud humana. Hay otras moléculas en desarrollo que son muy interesantes, combinaciones que imitan a las hormonas naturales. Lo que hacen es regular el apetito, estimular la combustión de las células grasas, reducir la grasa hepática y enviar señales de saciedad al cerebro".
El doctor insiste en que el sobrepeso está detrás de muchos trastornos cardiovasculares, cánceres y otras enfermedades que se podrán prevenir si conseguimos reducir la grasa. Lógicamente, necesitarán una prescripción médica, unas pautas, una supervisión por parte del endocrino y un acompañamiento de estilo de vida saludable, pero será apropiado. En Estados Unidos, donde ya se comercializan algunos de estos fármacos, existen datos que hablan de una bajada de obesidad en la población muy significativa. De momento, son muy caros y, por tanto, asequibles solo para un porcentaje de población adinerada. Mounjaro, por ejemplo, sale por algo más de 1.000 dólares al mes; Wegovy, 1.349 dólares; Ozempic, unos 936 dólares.
La idea es que se abarate. "Cuando lleguen a España tendrán unos precios algo más razonables porque la obesidad necesita tratamientos crónicos, igual que la hipertensión o la diabetes". Intuye que probablemente estarán antes de que acabe el año. Si eso ocurre, Ozempic empezará a ser historia.