¿Se puede morir de un disgusto como se lleva diciendo toda la vida?

Desde que se medicalizó en el s. XIX, la 'histeria' -esos 'excesos emocionales ingobernables propios de las mujeres'- ha sido un arma arrojadiza del patriarcado. Materia tanto de ensayos científicos como de memes, el enfado femenino (así, en general, porque hay razones así, en general, para que estén enfadadas) puede ser ciertamente intimidante, pero recientes estudios demuestran que, además, es potencialmente peligroso para ellas mismas. El famoso "te va a dar algo", en versión 3.0.

Pero si una palabra como 'histérica' ha sido usada de manera manipuladora y funcional a los discursos machistas, tan proclives a 'desactivar' las opiniones femeninas con cualquier calificativo disminuyente, hay otras expresiones cuyo sentido figurado esconde verdades científicas. 'Corazón roto' por ejemplo, que es una expresión muy usada en el relato del amor romántico, pero también es un síndrome. Más concretamente, el síndrome Tako-Tsubo, que fue descrito por primera vez en los años 90 en Japón como un “abombamiento apical” o “miocardiopatía de estrés”. De hecho, se llama Tako-Subo por unas vasijas abombada y con el cuello estrecho que usan tradicionalmente los pescadores de ese país para atrapar pulpos.

Broken Hearts

Según la Fundación del Corazón "el 85% de los casos reportados de este síndrome son mujeres post-menopáusicas, con estrés emocional o físico repentino e inesperado causando una liberación excesiva de adrenalina, que puede dañar temporalmente el corazón de algunas personas". Un colerón, vamos. Para los especialistas, de hecho, algunos desencadenantes pueden ser, por ejemplo, la noticia de la muerte inesperada de un ser querido, un diagnóstico médico aterrador, una pelea que acaba en divorcio, pérdidas de grandes sumas de dinero, desastres naturales, etc.

Furiosa

“Los resultados dan pistas sobre cómo el estrés altera el mecanismo de protección de las arterias frente al riesgo de desarrollar obstrucciones ateroscleróticas”, le decía esta misma semana Manuel Anguita, portavoz de la Sociedad Española de Cardiología, a la periodista Ester Riu, de El País. Como está demostrado por múltiples estudios, además, la salud mental -ansiedad, depresión- es un factor de riesgo para dolencias cardiovasculares. Mente y corazón, están conectados. Y eso no es una metáfora.

Las razones por las que el disgusto repentino, que puede liberar grandes cantidades de catecolamina, un neurotransmisor parecido a la adrenalina, que agita el corazón y puede llegar a romper alguna de sus válvulas, afecta sobre todo a las mujeres, no tienen que ver con nada parecido a la 'histeria'. De hecho, las razones son todavía motivo de investigación. Para Susan Cheng, directora del Instituto de Investigación sobre el Envejecimiento Saludable en el Instituto del Corazón Smidt en el Hospital Cedars-Sinai, la pregunta de ¿por qué las mujeres? no tiene una explicación sencilla: “Creemos que esto se debe probablemente a una combinación de factores - dice en declaraciones a la Agencia Sinc-. Lo cierto es que el corazón de las mujeres es más vulnerable a esta enfermedad por razones que aún no están del todo claras”.