La menopausia supone una auténtica revolución en la salud de la mujer. Desde el punto de vista emocional, la llegada a la edad madura supone un plus de sabiduría y de experiencia. Sin embargo, en lo que respecta al estado físico, no hay tan buenas noticias. El aumento de peso, una peor metabolización de grasas y azúcares, una calidad de sueño deficiente y algunos trastornos cardiovasculares son los peores efectos de esta etapa, pero no los únicos. La alteración del tiroides es otro de ellos. Esta pequeña glándula controla procesos fisiológicos importantes, y cualquier modificación afecta a la salud femenina en su conjunto. De todo ello hemos hablado con el doctor Pedro Pablo Ortiz, endocrino, especialista en tiroides y profesor titular en la Universidad de Zaragoza.
¿Pueden aumentar los problemas de tiroides en una época compleja en la vida de la mujer como es la menopausia?
El tiroides, efectivamente, puede afectarse en la menopausia. El sistema hormonal en nuestro organismo es un todo y cuando unas hormonas disminuyen su influencia, como pasa con el estradiol en la menopausia, el resto también se pueden ver comprometidas. Problemas tiroideos, que hasta el momento no habían sido detectados por ser poco importantes, pueden también sumarse a este déficit hormonal ovárico y hacerse presentes, aumentando los síntomas de la paciente. Tenemos que contar con ello, la menopausia puede producir alteraciones de nueva aparición o empeorar las que existían previamente en el tiroides.
¿Cuáles son los más habituales en esta época?
Podemos encontrarnos con varias posibilidades, dependiendo de la situación tiroidea de la mujer cuando desarrolla su menopausia. Si no existe patología previa de tiroides, puede aparecer un hipotiroidismo subclínico que hay que considerar médicamente e incluso plantear tratamiento con hormona tiroidea, si los síntomas son llamativos. Cuando una mujer desarrolla hipotiroidismo en la menopausia, es muy probable la aparición de nódulos tiroideos de los que hay que vigilar su evolución.
¿Y si ya hay hipotiroidismo o hipertiroidismo?
En una mujer que ya tenga hipotiroidismo (su tiroides funciona poco) y esté con tratamiento, el hipotiroidismo suele acentuarse y tendrá que aumentar la dosis del medicamento que tomaba hasta ese momento.
En el caso del hipertiroidismo (tiroides que funciona demasiado) y de la tiroiditis autoinmune, la menopausia puede mejorar, al corregirse por la tendencia al hipotiroidismo compensatorio y al disminuir la tasa de anticuerpos, respectivamente.
¿Qué ocurre cuando ya hay nódulos?
En las mujeres que presenten ya nódulos diagnosticados en su tiroides, hay que controlarlos con más frecuencia porque pueden crecer, aumentar su volumen y producir síntomas locales.
¿De qué forma afectan a la vida de la mujer en la menopausia?
El hipotiroidismo afecta a la mujer con menopausia de manera muy importante porque va a favorecer el aumento de peso, su cansancio físico, un estado de ánimo más apagado, una disminución llamativa de la libido, mucho más sueño durante el día o menor concentración en su actividad intelectual, por nombrar los síntomas más llamativos. Y, desde luego, estos síntomas van a perjudicar mucho a los síntomas propios de la menopausia.
En el caso del hipertiroidismo, los sofocos, la taquicardia, el insomnio, nerviosismo y palpitaciones van a afectar aún más a la paciente, al añadirse a los que ya tiene por la menopausia.
¿Es cierto que en la menopausia se altera la vez?
Una inflamación del tiroides puede dar alteraciones en el tono de la voz, en su timbre, con una voz más apagada o con menos firmeza. Si además hay molestias al tragar y se nota como algo en la garganta molesto, tenemos que investigar por si se ha desarrollado un problema tiroideo a raíz de la menopausia. En este sentido, la aparición de los nódulos tiroideos es frecuente y pueden ser también los responsables de estas molestias locales que incomodan a la paciente y requieren de un estudio ecográfico preciso del tiroides y un enfoque terapéutico preciso.
¿Deberían las mujeres vigilar más el funcionamiento de nuestro tiroides en esta época de la vida?
Sin ninguna duda. En esta época de la vida la vigilancia del tiroides debe ser una práctica rutinaria. Debe considerarse la revisión de la función tiroidea, tanto a través de análisis de sangre como de una ecografía tiroidea, que mostrará si el tiroides está aumentado o disminuido o si hay nódulos en su interior.
Recordemos que la menopausia puede alterar el tiroides en cualquiera de sus circunstancias (normo, hiper, hipo, nódulos) y es necesaria una mayor atención tanto de los parámetros de análisis de sangre como de los síntomas o la interpretación ecográfica.
¿Hay algo que las mujeres podamos hacer de forma preventiva?
Cuanto mejor esté cuidada la menopausia, mejor cuidado estará también nuestro tiroides. Para ello, la práctica de ejercicio físico programado y progresivo, descansar suficientemente por la noche, gestionar el estrés y nuestras emociones, una actividad sexual adecuada, control del peso y de otras patologías como el colesterol, la hipertensión arterial y una alimentación adecuada, son elementos de primer orden en la mejora de la menopausia y del tiroides.
En cuanto a la alimentación, el tiroides funciona mejor con un aporte de yodo suficiente. Productos del mar como pescado, sepia, calamar o marisco de concha tienen la cantidad de yodo que ayuda a su buen mantenimiento. También es beneficioso controlar el gluten, la lactosa o el almidón en el caso de tiroiditis autoinmune. Y, pensando en detalles más puntuales, hay que asegurar el aporte de selenio, zinc, magnesio y vitamina D.
Cuando ya ha aparecido la enfermedad, ¿de qué tratamientos disponemos?
Cuando se constata un hiper o un hipotiroidismo en las pruebas de análisis de sangre, afortunadamente tenemos tratamientos farmacológicos muy eficaces para controlar ambas situaciones. En el caso del hipertiroidismo, se trata de medicamentos antitiroideos que bloquean el exceso de hormona tiroidea en sangre y normalizan al paciente. Cuando aparece el hipotiroidismo, se utiliza hormona tiroidea por vía oral para compensar el déficit. Estos medicamentos deben estar siempre indicados por el médico y la dosis dependerá de los síntomas y de los resultados en los análisis de sangre que se realizarán de forma programada.
¿Y en el caso de los nódulos?
La aparición de nódulos pone en marcha un protocolo específico. Se controlan por ecografía y, si miden más de 12 milímetros o hay signos de sospecha, se hace una punción para valorar su malignidad. Si es cáncer de tiroides, la única vía es la cirugía. Si el nódulo es benigno, podemos utilizar la termoablación para acabar con él. De las distintas posibilidades, la que yo prefiero y realizo es utilizando ultrasonidos HIFU, porque con ellos destruyes selectivamente el nódulo, no necesitas anestesia general, es un tratamiento ambulatorio, se puede repetir las veces que haga falta y es una técnica no invasiva, sin aguja ni cicatrices, segura y eficaz. Con los ultrasonidos HIFU conseguimos que el nódulo no crezca más, se acaba con los síntomas locales, se reduce su tamaño y el paciente queda muy satisfecho.