En todas las familias hay, al menos, un caso: el bebé que no se parece a sus padres, sino a sus abuelos; en concreto, a la abuela materna. Y no solo eso, sino que, con los años, hay un vínculo especial entre esas dos personas. Aunque la convivencia, las costumbres o el estilo de vida hacen mucho, la ciencia explica que hay una razón genética. El neuropsicólogo Álvaro Bilbao también lo explica en sus redes.
Según desvela el experto, antes de nacer, las niñas tienen ya en su cuerpo todos los ovocitos, los óvulos inmaduros que van a tener en su vida. Esto implica que al menos una célula del cuerpo de esa niña ya estaba en el útero de su abuela cuando estaba embarazada de su madre.
En estos últimos años, la ciencia está brindando respuestas a este tipo de preguntas, como es por qué heredamos algunas características de nuestras abuelas maternas que nuestras madres no manifestaron. Una de las respuestas está en las marcas epigenéticas que tiene el ADN.
El ADN está formado por una larga cadena de moléculas llamadas nucleótidos que se enroscan alrededor de unas proteínas llamadas histonas y de otras moléculas: los grupos metilos, que se agregan a esas histonas. Si las histonas tienen adheridos un mayor número de metilos algunos genes dejan de fabricar las proteínas para las cuales codifican. Lo que explica ahora la ciencia es que esas compactaciones o adherencias 'apagarían' los genes.
Sin embargo, cuando esos grupos de metilos se desprenden de esas proteínas, el ADN se relaja y queda en libertad para fabricar las proteínas codificadas en esa zona. Ahí es cuando volverían a 'encenderse' los genes. En todo ese proceso también influyen condiciones del medioambiente y del estilo de vida, como el tipo de alimentación, el estrés o las relaciones personales.
El 'encendido' y 'apagado' de los genes es uno de los más prioritarios de la ciencia, ya que podría dar cuenta del origen de muchas dolencias, algunas de ellas relacionadas con el estilo de vida, y también de aspectos individuales de la personalidad y la constitución física, desde los deportes que se nos dan bien, nuestro tipo físico o la pasión por el cine.