El tiroides desempeña un papel importantísimo en el mantenimiento del metabolismo y el perfecto funcionamiento del sistema cardiovascular. Las alteraciones en la función tiroidea, ya sea por inhabilidad de producir suficientes hormonas tiroideas o por sobreproducción de las mismas, son más comunes en mujeres que en hombres, especialmente durante la menopausia. También hay edades más propensas que otras a la aparición de problemas de tiroides. A partir de los 40, suele haber un incremento de la enfermedad, especialmente si no hay un buen estilo de vida entre los pacientes. De todo ello hemos hablado con el doctor Pedro Pablo Ortiz Remacha, endocrino, especialista en tiroides y pionero en el tratamiento de nódulos benignos de tiroides por termoablación con ultrasonidos. El experto, también es profesor en la Universidad de Zaragoza, es el segundo facultativo con mayor número de intervenciones de este tipo a escala mundial.
¿Qué es la tiroides y cuál es su función en nuestro cuerpo?
La tiroides es una glándula que pertenece a nuestro sistema endocrino. Se sitúa en la parte anterior del cuello, en contacto con el cartílago del mismo nombre. La podemos palpar si ponemos nuestra mano en esta zona solo cuando está inflamada o si tenemos algún nódulo. Presenta dos lóbulos, el derecho y el izquierdo, unidos en su parte medial por una zona más pequeña llamada istmo. Esta configuración le da la semejanza a una mariposa.
La tiroides segrega las hormonas T3 y T4, formadas por la unión de tres y cuatro moléculas de iodo respectivamente. La T4 se convierte en T3 en función de las necesidades puntuales de nuestro cuerpo y es la forma hormonal más activa. Cuando se liberan de su transportador, se convierten en formas hormonales libres, que son las que verdaderamente actúan de forma directa en multitud de territorios de nuestro organismo.
¿Qué problemas puede presentar cuando no funciona bien?
Está el hipertiroidismo, que es cuando existe un incremento en la producción y concentración de estas hormonas, que aceleran las funciones vitales de nuestro cuerpo. Los síntomas más reconocibles son taquicardia o aumento de la frecuencia de los latidos del corazón, palpitaciones/arritmias, pérdida de peso no intencionada, dificultad para dormir, diarrea, agitación, nerviosismo, irritabilidad, estado de euforia exagerada, temblor de manos, sudoración, desasosiego, sensación de calor, hipertensión arterial o piel seca, caída de pelo, entre las más frecuentes.
La situación contraria es el hipotiroidismo, cuando la glándula tiroides no es capaz de producir toda la hormona tiroidea necesaria y nuestro organismo entra en un proceso de desaceleración, de pérdida de sus funciones vitales, de ralentización. Todas nuestras funciones vitales caen y el corazón late más despacio, aumentamos de peso aunque tengamos cuidado con la alimentación, aparece el estreñimiento, estamos decaídos, tristes, deprimidos, sin libido y con alteraciones de la menstruación, apáticos, con disminución de la concentración y la atención, frío continuo, retención de líquidos y piel edematizada y frágil. La combinación de estos síntomas conllevan una situación muy preocupante para el paciente.
¿Cuándo aparecen los nódulos?
Los nódulos aparecen en ambos casos, algo que podemos diagnosticar con una ecografía, que verá si en el interior de la glándula tenemos nódulos tiroideos. En el hipertiroidismo podemos encontrar un nódulo hiperactivo, caliente, que sea el responsable de esta patología. En el hipotiroidismo, el incremento de la TSH (hormona de la hipófisis que regula la tiroides) puede estimular la aparición de nódulos fríos, no activos, que van creciendo poco a poco hasta alcanzar medidas importantes de más de tres centímetros. En estos casos, pueden ser visibles, llamar la atención estéticamente y producir molestias locales, dolor, dificultad al tragar (disfagia), desviaciones de la tráquea y alteraciones en la voz (disfonía), con pérdida de su potencia, agotamiento vocal o tendencia a la voz ronca.
¿Por qué afectan más a partir de los 40 años?
La aparición del hipotiroidismo casi nunca suele ser rápida. Primero aparecen los síntomas típicos de frío, cansancio, apatía, aumento de peso de forma poco llamativa. Conforme la mujer llega a los 40 o 50 años, ha habido tiempo suficiente para que estos síntomas se hagan llamativos. En este momento, realizaremos un análisis de sangre con determinación de las hormonas tiroideas y de la TSH.
La tiroiditis postparto, propicia la aparición del hipotiroidismo en las mujeres de rango de edad a partir de los 35 años. La afectación del tiroides suele ser anterior a los 40 años con hipotiroidismo subclínico. A partir de los 40 años se manifiesta con sus síntomas de forma clara y se diagnostica. Por ello, hay que estar vigilante ante los signos de sospecha y pensar en un hipotiroidismo en una mujer adulta en sus comienzos.
En mujeres postmenopáusicas a partir de los 50 años, la tasa de prevalencia se eleva porque la menopausia es un factor que puede desencadenar un hipotiroidismo latente.
¿Qué causas hay detrás? ¿Está relacionado con los hábitos que una persona pueda tener?
Los hábitos de vida tienen una causa importante en la aparición prematura de hipotiroidismo. Los cuatro pilares que afectan a la aparición de hipotiroidismo en este sentido son:
Todos estos elementos: la dieta, el sedentarismo, la mala calidad del sueño y el estrés generan en nuestro cuerpo una inflamación crónica de bajo grado que, de forma silenciosa y progresiva, colabora de forma determinante en la aparición y agravamiento del hipotiroidismo.
Los hábitos saludables son, entonces, fundamentales para cuidar la tiroides y evitar problemas.
De la pregunta anterior se deduce que una alimentación más saludable, con alimentos integrales, limitación de procesados y consumo de antioxidantes y ácidos grasos omega-3 ayuda a mantener el tiroides mucho más sano.
Si además hacemos ejercicio físico regular, programado y progresivo, teniendo en cuenta los tiempos de calentamiento y estiramiento; controlamos el estrés con autocuidado, gestión emocional, técnicas de respiración profunda; y tenemos un descanso adecuado, con horas suficientes, priorizando un sueño reparador y recuperador de nuestro cuerpo, nuestro tiroides estará muy en forma y será difícil que se instaure un hipotiroidismo severo.
Pero, cuando el hipotiroidismo se acompaña de nódulos, los hábitos saludables apenas tienen influencia en su desaparición y no son suficientes. Por ello, hay que valorar el tratamiento de los nódulos tiroideos que van creciendo, que dan síntomas o que estéticamente son llamativos, con técnicas de termoablación no invasivas, como los ultrasonidos HIFU. Con esta innovadora técnica, a través del calor dirigido directamente al nódulo, producimos su destrucción por calor y evitamos que siga creciendo, reducimos su tamaño y corregimos las molestias locales y la estética del cuello. Al ser los ultrasonidos una solución no invasiva y ambulatoria, no existe la hospitalización; los efectos secundarios, si aparecen, son mínimos, y es una técnica mucho más beneficiosa que la