En España se registraron un total de 422 ahogamientos que terminaron en muerte en 2023, datos preocupantes que se intentan reducir año tras año especialmente en estas fechas donde reina el buen tiempo y el calor que invita a un chapuzón y donde se producen la gran mayoría de esos ahogamientos. Queda por ver cómo terminará este verano, en los primeros seis meses de 2024 se han producido ya 272 muertes por ahogamiento en nuestro país, por eso es clave conocer cómo hay que actuar si nos vemos en una situación de peligro dentro del agua.
Entre las precauciones básicas está evitar el baño siempre que ondee la bandera roja o en zonas donde no haya socorrista, así como prácticas peligrosas como lanzarse al agua en áreas rocosas de cabeza donde un golpe puede ser fatal. Además, los datos son certeros, ya que señalan que la mayoría de las muertes por ahogamiento en España se producen en hombre mayores de 45 años en playas y otros espacios sin vigilancia.
Ante unos datos que año tras año siguen siendo preocupantes, un equipo de expertos en neurociencia y comunicación de la Universidad de Bournemouth, en Reino Unido, trabaja con la asociación de salvamento británica Royal National Lifeboat Institution con el fin de estudiar cómo reacciona el cerebro de las personas y nuestro cuerpo cuando experimentan una caída repentina al agua y, por tanto, conocer cuál es el método de supervivencia más eficaz para evitar una muerte por ahogamiento.
Jill Nash, profesor titular de la Universidad, sostiene en un artículo publicado en The Conversation que el instinto juga un papel fundamental en la toma de decisiones cuando estamos en un apuro dentro del agua, con una gran diferencia entre cómo reaccionan los hombres y como lo hacen las mujeres.
“Los hombres parecen exhibir una percepción diferente del riesgo y tienden a tomar decisiones de forma impulsiva, mientras que las mujeres son más precavidas en general y optan por la seguridad y por evitar los riesgos”, indica en el artículo el experto.
Hay determinados factores, especialmente cuando nos bañamos en el mar, que pueden sorprendernos y ponernos en peligro si no sabemos detectarlos, como puede ser que nos coja una corriente que nos adentre al mar. En este último caso “nuestro instinto suele llevarnos a nadar contracorriente, pero lo mejor es nadar en paralelo a la orilla para intentar salir de esa corriente”, cuenta Nash.
Con ello, en su investigación indican cinco pasos que son clave para cualquier persona, y fáciles de recordar, tanto para bañarse en el agua del mar como en piscinas. Las cinco claves que dan son: