Cómo esterilizar frascos de cristal para hacer conservas

Las conservas no solo son un alimento sabroso, sino que también proveen una manera de no desperdiciar frutas o verduras sobrantes. Además, cuando se incorporan a la dieta de manera regular, presentan muchos beneficios tanto para niños como para adolescentes. Ahora bien, para que puedas preparar una conserva casera, es fundamental que sepas cómo esterilizar frascos de cristal. Desde el punto de vista ecológico, este tipo de preparaciones supone un ahorro de alimentos y de recursos que son necesarios para producirlos.

La mejor manera de conservar los productos de temporada es preparar conservas, de forma que podamos disponer de ellos en nuestra despensa en cualquier estación del año. El cristal es un material muy utilizado para conservar alimentos, ya sea un recipiente nuevo o uno reciclado, es importante esterilizarlo antes de introducir cualquier tipo de comida en él. Con este procedimiento, eliminaremos todas las bacterias que puedan existir y sellaremos el bote para evitar que entre aire que los estropee.

Para poder esterilizar un bote, este debe ser resistente al calor. Fíjate bien en las especificaciones del producto si vas a comprarlo ya que te indicará que es especial para conservas. Este punto es muy importante, ya que va a estar sometido a altas temperaturas y debemos evitar que se rompa. Por otro lado, lo más conveniente es esterilizarlo justo antes de que se use, así conservará las medidas de higiene oportunas.

Paso a paso

  1. Lava. Si estás reutilizando frascos de vidrio de salsa, mayonesa, mermelada, etcétera, lo primero es estar bien seguro de que no tienen residuos, por lo que los debes lavar muy bien con detergente. El lavado es una de las partes más importantes del proceso de esterilización. Tanto si el frasco es nuevo como si ya lo has utilizado será necesario que lo laves para eliminar cualquier residuo. Lo mejor es hacerlo con detergente de lavavajillas.
  2. Hierve. Coloca los frascos limpios con la boca hacia arriba en una olla profunda. Esta debe ser lo suficientemente grande para que los tarros no sobresalgan de ella. Rellena con agua fría y cubre los botes. El agua debe superarlos en una altura de unos 2,5 centímetros. Introduce las tapas en el interior de la olla y pon a fuego fuerte para que hierva. Deja que este procedimiento se lleve a cabo como mínimo durante 10 minutos para eliminar todos los gérmenes.
  3. Sacar los botes. Una vez finalizado el proceso de esterilización, saca los botes del agua con ayuda de unas pinzas y colócalos sobre una servilleta de papel limpia. Evita que entren en contacto con otras superficies de la cocina para evitar la contaminación. Tras ello, los frascos estarán listos para ser rellenados.
  4. Rellena. Sea lo que sea que pongas dentro, debe seguir caliente en el momento de introducirse dentro del bote de cristal. Limpia con cuidado la boca de los frascos para que no queden restos de comida que pudieran impedir que cierre bien.
  5. Tapa. Con la ayuda de las pinzas, pon las tapas sobre los frascos y usa una servilleta de papel limpia para no tocarlos directamente cuando las enroscas.
  6. Sella. Para que los alimentos se mantengan en óptimas condiciones es necesario este paso: el de sellar los botes para que no entre aire en su interior. En el caso de que la comida que hayamos introducido en el interior de los envases esterilizados sea una mermelada, compota o similar, una vez que tenemos los frascos correctamente tapados, volvemos a colocarlos en la misma olla en la que los hemos esterilizados. Vierte agua fría hasta que los cubras y deja que hiervan durante 10 minutos. Transcurrido este tiempo saca los frascos con cuidado y ponlos sobre una servilleta de papel limpia. Deja que reposen sin moverlos, durante 24 horas, para que el sellado sea efectivo. De esta forma, conseguiremos el vacío en su interior. Una vez que han pasado las 24 horas ya puedes colocarlos donde desees y consumirlos cuando los necesites.
  7. Déjalos tranquilos. Retira los frascos y ponlos sobre una servilleta de papel limpia. Es muy importante que no los muevas durante 24 horas, o no quedarán sellados al vacío. Notarás que las tapas están un poco “infladas”, esto es una buena señal. Una vez que hayan reposado bien, ya puedes moverlos. ¡Y ya están listas tus conservas!