A todos los que meditan les ha pasado alguna vez. Sentarse en silencio, tratar de observar los pensamientos, el ritmo de la respiración o el latido del corazón y empezar a observar otros 'efectos colaterales'. Es entonces cuando empieza a picar la nariz o sentir algunas zonas del cuerpo que ni conocíamos. Precisamente, ese es el mayor reto de la meditación: ser capaz de observar sin apego, sin involucrarse, lo que sucede y nos sucede. Esa capacidad no se consigue en una sola sesión y puede desanimar a más de uno.
Como altenativa, han surgido otro tipos de disciplinas, como son la meditación en movimiento (el yoga, sin ir más lejos) y, últimamente, la meditación creativa o zentangle.
El zentangle viene de dos palabras: 'zen' (serenidad) y 'tangle' (enredo). Se trata de una técnica de dibujo que favorece la concentración y el anclaje en el presente, el famoso 'aquí y ahora' al que nos invita cualquier disciplina meditativa.
La calígrafa María Thomas y Rick Roberts, un instructor de yoga, son los creadores de la técnica. Los tangles son patrones abstractos, formados a partir de formas geométricas, curvas y rectas, que se repiten de manera aparentemente aleatoria, pero que, en realidad, conforman una imagen. No hace falta saber dibujar, solo dejarse llevar por las imágenes y los colores, experimentar, concentrarse en el proceso y dejar que nuestro potencial creativo se libere. Como explica la profesora y artita Julia Cameron en el libro 'El camino del artista', todos tenemos un enorme potencial creativo. Solo hay que dejar que se exprese.
El principal beneficio del zentangle, como de cualquier práctica meditativa, es la reducción de los estados de ansiedad. Logra aquietar la mente, ver con mayor claridad y, por tanto, tomar decisiones sabias respecto a la propia vida.
Quienes practican el zentangle aseguran que ayuda a entrar en un estado de seguridad, confianza y liderazgo que impacta en ellos mismo y su entorno. Los beneficios, por tanto, redundan en el bienestar general al formar a personas más positivas y empáticas, y menos reactivas. Tomar consciencia del presente a través del dibujo favorece los efectos clásicos de la meditación: menor actividad de la amígdala cerebral, alterada cuando estamos estresados.
Para iniciarse en el zentangle, cuyas plantillas se encuentran en obras como la de la diseñadora gráfica Alicia Gutiérrez Rey ('El libro de la meditación creativa'), en internet y en redes sociales, hay que seguir cuatro pasos concretos. Cada uno de ellos constituye un tipo de meditación activa, plena y consciente, expresada en un tangle, una composición gráfica con un nombre específico, enfocado a un propósito concreto.
Cuando no se tiene mucha experiencia, es aconsejable guiarse por las pautas de los dibujos, pero también es posible dejar volar la imaginación. De eso se trata precisamente, de expresar nuestra creatividad poniendo toda la atención en el proceso.
Este presente tiene un protagonista absoluto: uno mismo. Observar nuestro presente es ver quiénes somos, cómo nos sentimos y cómo nos tratamos. En segunda instancia, cómo tratamos a las personas que queremos. Antes de eso, existe un paso previo: plantearnos si queremos meditar y entrar en un mundo de autoconocimiento. Como explica el escritor y experto meditador Pablo D'Ors, "lo difícil no es meditar; lo difícil es querer meditar".
Tener esa voluntad ya nos predispone a una manera de entender quiénes somos y cuál es nuestro propósito en el mundo. Algunos de los tangles sugeridos para esta primera fase son Crescent Moon, Fracas y Umble. Pero son simples sugerencias, el instinto y la creatividad individual ayudarán a escoger los diseños más adecuados.
Todos estamos en el mundo con un sistema de creencias propio creado por la experiencia, las expectativas y la historia familiar. Algunas son consustanciales a nuestra personalidad, pero otras nos limitan de manera inconsciente. La discrepencia entre esas creencias limitantes y las emociones suelen ser una fuente importante de estrés.
¿Qué proponen los expertos? Identificar las creencias que no van con nosotros y eliminarlas, algo para lo que se requiere cierto coraje. Sin embargo, los beneficios de soltar lo que no va con nosotros son enormes. Los tangles que mejor pueden ayudar a ese propósito son Dex o Jetties. Si se dibujan con la mano no dominante (izquierda, si eres diestro y derecha, si se es zurdo), estaremos más creativos.
En este paso, lo último es lo más importante: incorporar las nuevas creencias a tu sistema. Lo que propone la meditación es liberarnos del sesgo negativo que viene 'de serie' en la especie humana para garantizar nuestra seguridad. En la evolución, ponernos en lo peor nos ha servido para sobrevivir. Pero no siempre lo negativo es lo mejor. Experimentar con tangles como Poke Leaf o Nipa nos puede ayudar a soltar ese sesgo negativo.
¿Cómo logramos que una creencia se asiente en nuestra vida? Convirtiéndola en hábito. Cuando conseguimos que un objetivo tome cuerpo y alcance la categoría de rutina, el cerebro se relaja y nos inunda una agradable sensación de bienestar. Dicho de otro modo, hemos logrado deshacernos del sesgo negativo para entrar en pensamientos saludables, amables, empáticos y compasivos.
En esa fase el zentangle propone trabajar con dibujos como Munchin, Bunzo, o Yincut. Al repetir los patrones gráficos, veremos cómo el proceso cada vez es más ligero y agradable.
Nuestra sociedad penaliza los errores. Sin embargo, fallar es la mejor manera de aprender una nueva competencia. Ocultar los errores tampocoes saludable. Al compartirlos, logramos que otras personas valoren nuestra experiencia y puedan evitarlos.
Es frecuente que en el zentangle sintamos que no somos capaces de dibujar o no nos veamos especialmente creativos. Paradójicamente, esta es la señal para perseverar. Cuando meditamos, observamos cómo nos sentimos, por qué no nos vemos capaces de hacer algo y dejamos que la sensación fluya sin control ni presiones. Es entonces, al darnos cuenta de que es imposible controlarlo todo, cuando podemos entregarnos a la maravillosa experiencia del pensamiento creativo.