La necesidad de beber dos litros de agua al día se ha ido extendiendo como la pólvora en los últimos años. Llegando incluso a formar parte de la rutina de muchas personas que tratan de mantener un estilo de vida saludable bebienda todos esos litros de agua, incluso alguno más. Según la OMS (Organización Mundial de la Salud) un adulto sano necesita unos 35 ml de agua al día por kilo. Una persona de 50 kg necesita 1,7 litros; una de 60 kg, 2,1 litros; una de 70 kg, 2,4 litros; y una de 80 kg, 2,8 litros.
La cantidad de agua que se debe beber también depende de la edad, la dieta, el nivel de actividad y el clima. Un niño inquieto que pasa la tarde en el parque sin parar necesita más agua que uno más tranquilo que pase el rato jugando con su imaginación. Las personas mayores perciben menos la sed y, en general, beben menos. Las consecuencias vandesde problemas cardiovasculares hasta la debilidad del sistema inmunológico. Lo ideal es que beban 1,5 litros de agua diarios para evitar la deshidratación y sus funestas consecuencias. Beber agua en exceso es tan negativo como no beber la suficiente. La ingesta diaria recomendada corresponde a la cantidad que tus riñones y tu corazón pueden procesar.
El porcentaje de agua en el cuerpo humano es alrededor del 65% y este valioso recurso es esencial para poder llevar a cabo la gran mayoría de las funciones vitales. Por esta razón, la falta de agua puede conducir a la deshidratación, que se produce cuando no se tiene suficiente en el cuerpo para poder realizar las actividades necesarias para vivir. Cada día perdemos agua a través de la respiración, la transpiración, la orina y las deposiciones. También mediante acciones como la digestión de alimentos y su metabolización.
Hay que estar atentos a las señales de deshidrataciónuppers.es
10 señales de que bebes poca agua
Sed. La sed, además de ser una señal de que tu cuerpo necesita agua, es ya un signo de deshidratación.
Piel seca. A causa de la falta de agua puede presentar síntomas como falta de elasticidad, picor, descamación o heridas. La función termorreguladora del sudor también puede verse afectada por la deshidratación.
Ojos secos. Picor de ojos, enrojecimiento o falta de humedad en la zona del lagrimal son algunos síntomas de sequedad ocular, muchas veces causada por la deshidratación.
Dolor de cabeza. Cuando el nivel de agua se reduce en el organismo, este trata de conservar a toda costa la que ya tiene. Para ello, contrae los vasos sanguíneos, lo que reduce el suministro de oxígeno y de sangre al cerebro y provoca el dolor de cabeza.
Fatiga. La falta de agua puede hacer que te sientas cansado y somnoliento, además de provocarte síntomas muy similares a los de la anemia.
Ojos hundidos. Este síntoma suele presentarse más en niños y en personas mayores.
Dolor de articulaciones. Los cartílagos tienen mucha agua para poder mantener las articulaciones bien hidratadas. De esta forma, estas podrán absorber los golpes producidos por movimientos repentinos y fuertes y evitar así que los huesos se rocen y causen dolor. Si esto se pierde, aparecen enfermedades como la artritis.
Orina oscura. Es importante vigilar el color de la orina. Si es de un tono amarillo oscuro, casi ocre o anaranjado, debes beber más agua. Además, las infecciones de orina recurrentes pueden ser otro síntoma de mala hidratación.
Estreñimiento. Si no te hidratas correctamente, el cuerpo no tiene líquido suficiente para eliminar los desechos y aparecen los problemas de estreñimiento.
Aumento de peso. Beber agua estimula la eliminación de toxinas y de desechos, da sensación de saciedad y es clave para mantener el ritmo del metabolismo. Por lo tanto, no hidratarnos de la forma adecuada puede hacer también que la báscula se resienta.
Consejos para beber agua correctamente
Empieza el día bebiendo un vaso de agua: te refresca, te aporta las reservas agotadas por la noche y purifica tu organismo.
Bebe tu primer litro durante la mañana.
Ten una botella de agua en tu mesa o al alcance de la mano.
Utiliza una botella grande como referencia de tu límite diario.
Bebe un vaso de agua con cada comida.
Lleva agua siempre contigo.
Además de beber agua, sigue una dieta rica en frutas y verduras frescas.
Añade frutos rojos, limón o hierbas aromáticas para darle un toque especial.
Bebe un vaso de agua junto con el café o los refrescos.