Muchos estudios apuntan a que lo que es bueno para el corazón también lo es para un cerebro sano. Por ello, llevar una vida saludable y evitar el sedentarismo y los excesos puede reducir el riesgo de padecer enfermedades neurodegenerativas. Cualquier edad es buena para ejercitar el cerebro. No obstante, es especialmente importante prestar atención a este aspecto durante la edad adulta.
A partir de los 25 años se comienza a perder volumen cerebral de forma natural, lo que provoca una decadencia progresiva de funciones como la agilidad mental, la memoria episódica o la capacidad para razonar. Por eso, es importante adoptar un estilo de vida que contribuya al fortalecimiento de la reserva cognitiva, especialmente a partir de los 50 años. Tal y como indica la Fundación Pasqual Margall, cuanto más alta sea esta reserva cognitiva, mayor será la capacidad que tendrá nuestro cerebro para compensar los efectos del envejecimiento o de determinadas alteraciones cerebrales.
Hacer ejercicio físico de manera regular, evitar el sedentarismo, mantenerse activo intelectualmente, controlar los factores de riesgo vascular y fomentar la estimulación cognitiva con actividades culturales, lectura y socializando han demostrado sus beneficios en la salud mental de muchos pacientes. Ahora, un nuevo estudio, asegura que hay una herramienta muy efectiva que además de ser adictiva, en algunos casos, y entretenida, ayuda a nuestra memoria: los crucigramas.
El estudio lo ha realizado Davangere P. Devanand, profesor de psiquiatría y neurología de la Universidad de Columbia. Al analizar la capacidad de resolver estos pasatiempos en personas mayores que padecían deterioro cognitivo leve comparándolos con otros juegos diseñados específicamente para la memoria y la atención, los investigadores se dieron cuenta de que los crucigramas eran mucho más efectivos en aquellas personas que tenían un mayor grado de deterioro.
Las consecuencias, además, tenían su impacto directo en la vida cotidiana con una mayor calidad de vida: “También mostraron haber mejorado en la gestión de temas personales como sus finanzas, sus aficiones, recordando citas y eventos… porque incluso si conseguimos una mejora en la cognición, si no ayuda a la persona en su vida diaria, no significa mucho”, asegura el neurólogo.
También tenía impacto a nivel físico, ya que aquellas personas que se presentaron al estudio experimentaron una menor reducción del cerebro, típico cuando existen pérdida de memoria. Pero este no es el único estudio que ha analizado las bondades de los crucigramas: una investigación del 2011 aseguraba que estos pasatiempos podrían retrasar hasta en dos años y medio el deterioro de la memoria.
Los investigadores todavía son cautos con estos resultados y aseguran que hacen falta más estudios para poder determinar cuál es el impacto real de los crucigramas en las capacidades mentales: “Este estudio sugiere que los crucigramas pueden ayudar, pero no es un estudio definitivo”.