Algunas personas tienen el hábito de ducharse todos los días, ya sea por la mañana o por la noche. Otros, sobre todo quienes tienen una vida con menos actividad física, prefieren hacerlo una vez cada dos días, y los hay, incluso, que se duchan varias veces al día. Aunque la respuesta a la pregunta cada cuánto tiempo ducharse dependerá, en gran medida, de las actividades que hacemos en el día a día, existen investigaciones académicas al respecto que nos pueden ayudar a determinar qué es lo más conveniente.
Un estudio realizado en la Universidad de Harvard ha concretado cuánto tiempo debemos dejar pasar entre cada ducha o baño y los resultados han sido muy sorprendentes, pues según los expertos, ducharse todos los días podría estar muy lejos de los que necesita la piel el ser humano.
Más allá de que pensemos que se trata de un hábito higiénico, la investigación liderada por Robert H. Shmerling, doctor de la Universidad de Harvard, ha concluido que ducharse todos los días puede ser contraproducente para nuestra salud. El estudio, asegura que el uso de geles antibacterianos puede eliminar algunas bacterias que contribuyen al “equilibrio de microorganismos” en la piel, lo cual provoca la aparición de organismos más fuertes y resistentes a los antibióticos. Además, también han concluido que ducharse todos los días puede eliminar los aceites naturales que protegen la piel, de modo que podría incentivar la sequedad y la irritación.
Según los expertos de la investigación, tres, cuatro o cinco duchas a la semana deberían bastar. Esto puede variar según el estilo de vida y las necesidades particulares de cada individuo. El estudio realizado en Harvard sugiere que las duchas enfocadas en áreas específicas pueden ser suficientes para la mayoría de las personas, a menos que tengan circunstancias que requieran una mayor frecuencia, como actividad física intensa o sudoración excesiva.
En cuanto a la duración de la ducha, la Organización Mundial de la Salud recomienda que no supere los cinco minutos. Prolongar su duración contribuiría a una mayor resequedad e irritación de tu piel. En España la media es de casi 10. Y, además, somos el país en el que más personas se duchan a diario: hasta un 71.4 %, según un estudio elaborado por Euromonitor hace unos años.
Desde la AEDV (Academia Española de Dermatología y Venereología) explican cómo debe ser la ducha: evitar lavados excesivos y no utilizar productos agresivos para el lavado de cara y cuerpo. En este sentido, asegura que hay que escoger productos suaves y testados dermatológicamente y evitar ducharse con agua muy caliente o fría. Lo ideal es el agua tibia y no ducharse más de una vez al día, ya que esto aumentaría la deshidratación de la piel. Y es que la piel pierde el 25% de su hidratación natural durante la ducha. Así, los dermatólogos aconsejan que la ducha sea rápida, templada y sin esponja.
“El uso de esponjas o cepillos exfoliantes puede irritar la piel y pueden favorecer infecciones cutáneas, al ser nichos para la proliferación de bacterias”. Esta advertencia está especialmente dirigida a “atópicos o personas con predisposición a las infecciones cutáneas”. La AEDV explica que es importante no frotarse y limpiarse mejor con suavidad. El motivo es que la fricción puede erosionar la piel y desprotegerla. Por eso es mejor prescindir de la esponja, ya que siempre está húmeda y es un nido de gérmenes, a no ser que se utilice sólo en zonas donde hay grasa, que retiene las células muertas.
Respecto al agua: tiene que estar tibia, al nivel del cuerpo, entre unos 35 y 37 grados, ya que el agua muy caliente puede llegar a congestionar la circulación. El agua fría, en cambio, puede ayudarte a aliviar el dolor si sufres de varices o piernas cansadas.
El enjabonado diario se debe centrar em las zonas corporales con mayor densidad de glándulas sudoríparas como genitales, pies, axilas y manos, y se recomienda jabones que respeten el pH de la piel para no alterar el manto lipídico de la piel, pero debemos recordar que este pH no es neutro (pH de 7), sino algo ácido (5,5), por lo que los jabones deben, en lo posible, presentar un pH ligeramente ácido. Y si puede ser, sin demasiadas sustancias químicas alergénicas o irritantes.