El uso del nitrógeno como fertilizante podría ser la causa del aumento del número de personas celíacas

  • La celiaquía es una enfermedad infradiagnosticada que, según los datos oficiales, afecta a un 1% de la población europea

  • Las causas de este trastorno todavía se desconocen, pero un reciente estudio ha puesto el foco en el nitrógeno que se usa como fertilizante en los campos de trigo

La celiaquía es una afección autoinmune que cada vez está más diagnosticada. Si hasta hace tan solo unas décadas esta enfermedad era una completa desconocida entre la población general, hoy en día se calcula que afecta a un 1% de la población europea, es decir, a más de siete millones de personas, según la Asociación de Sociedad Celíacas Europeas (AOECS).

Esta cifra no es más que la punta del iceberg. A pesar de que ahora es más conocida que a finales de los ochenta, la celiaquía sigue siendo una enfermedad infradiagnosticada, por lo que hay muchas más personas que la sufren y lo desconocen. Además, todavía se desconocen cuáles son los motivos exactos que la provocan, aunque los científicos barajan distintas opciones, como los patrones de alimentación durante la infancia, un desequilibrio en la microbiota intestinal o un cambio en la cantidad de gluten ingerido.

Recientemente, un estudio liderado por Josep Peñuelas, investigador del CSIC y del Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales de la Universidad de Barcelona (CREAF), y publicado en la revista Foods ha señalado una posible nueva causa que podría explicar este aumento de casos: el nitrógeno que se utiliza como fertilizante en los campos de trigo.

Los campos de trigo y la celiaquía

En concreto, el estudio pone el foco en las gliadinas, unas proteínas que participan en la formación del gluten, el alérgeno causante de la enfermedad, y su relación con el uso de nitrógeno como fertilizante.

Según han podido demostrar los investigadores, desde la década de 1960 a la actualidad se ha multiplicado por diez la cantidad de nitrógeno que se utiliza para abonar los campos de trigo. El motivo es sencillo: el nitrógeno, además de ayudar a que las cosechas prosperen, es mucho más barato que otro tipo de fertilizantes, de ahí que en las últimas décadas se haya popularizado en todo el mundo.

Sin embargo, tal y como señala el estudio, el uso excesivo de este elemento químico como fertilizante hace que aumente la concentración de gliadinas en los cultivos lo que, a su vez, puede tener efectos nocivos en nuestra salud.

Como consecuencia, a pesar de que el consumo de productos derivados del trigo no ha sufrido grandes modificaciones en las últimas décadas, cada vez tomamos más gliadinas. En concreto, se calcula que la ingesta de este tipo de proteínas aumenta aproximadamente 1,5 kilogramos por año, lo que puede estar relacionado con el incremento de casos de celiaquía experimentado en las últimas décadas.

Según los investigadores, todo parece indicar que estamos ante un nuevo factor de riesgo que puede explicar el aumento de pacientes que sufren esta enfermedad, aunque, advierten, hay que tener prudencia antes de extraer conclusiones definitivas, ya que todavía hay pocos estudios sobre el tema.

Los efectos nocivos de la fertilización con nitrógeno

Además de su posible relación con el aumento de personas celíacas en el mundo, la fertilización con nitrógeno en exceso también produce daños a nivel medioambiental, ya que puede dañar los acuíferos, generar lluvia ácida o contaminar las aguas (en concreto, el nitrógeno en exceso está relacionado con la eutrofización, un tipo de contaminación causado por el exceso de nutrientes en el agua).

Pese a todo, según los datos de la última Conferencia Internacional de la Iniciativa de Nitrógeno, el consumo global de fertilizantes nitrogenados ha aumentado un 33% entre los años 2000 y 2013.

De acuerdo a los datos de 2014 de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAOSTAT), el uso de este elemento químico en los cultivos es habitual en todo el mundo, aunque existen diferencias dependiendo de la región, siendo las zonas de Asia oriental y del sur de Asia las que más lo emplean y la zona de Europa occidental las que menos lo utiliza.