Por cada adolescente contagiado, una familia confinada: "Mi hija lo pilló haciendo vida normal"
Es un fenómeno que se está extendiendo a muchas familias este verano: los adolescentes son ahora la puerta de contagio del virus
Si los padres están vacunados y su PCR es negativa no tienen que hacer cuarentena, aunque sí respetar todas las medidas de seguridad
El problema es que las familias pueden estar hasta una semana confinadas antes de saber si realmente tienen que hacer cuarentena
"Durante toda la pandemia hemos vivido el coronavirus a través de los medios de comunicación. Vivimos en una urbanización a las afueras de Vigo y nuestro entorno es bastante tranquilo y estable. Desde 2020 hemos ido cumpliendo lo que nos pedían, nos hemos quedado en casa, hemos sido prudentes, no hemos tenido síntomas ni nos hemos tenido que hacer ninguna PCR", nos cuenta Jaime por teléfono, mientras hace la cuarentena en su casa. Su caso es uno de entre los cientos de familias en las que el virus ha entrado a última hora, casi por sorpresa, cuando la cifra de vacunados crece por días y con el denominador común de que la puerta de entrada la ha abierto algún hijo adolescente. Que sea la variante delta la que golpea, mucho más contagiosa, no ayuda.
Vida normal en un contexto anormal
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La clave es lo que hemos ido considerando como 'normal' en estas últimas semanas, en las que parecía que estábamos cerca de acabar con la pandemia. Pequeñas reuniones con amigos, alguna barbacoa... Todos hemos ido relajando la tensión con la que nos enfrentábamos a los primeros encuentros sociales después del confinamiento. Como muchos adolescentes en vacaciones de verano, la hija de Jaime hizo algo de vida social, siempre con las medidas de seguridad. "No se trata de culpabilizar a los jóvenes, sino de ser conscientes de que aún hay que andar con mil ojos".
"Mi hija de 17 años estuvo en un concierto y luego en una reunión en un chalé. Nos enteramos que en un par de días algunas chicas se encontraban mal y habían dado positivo", explica. Jaime y su mujer decidieron esperar para ver cómo evolucionaba la joven. En 24 horas hubo síntomas compatibles con el coronavirus, PCR al día siguiente y, un día más tarde, resultado positivo. Tenían una contagiada en casa, ¿qué hacer ahora?.
Tanto Jaime como Silvia, su mujer, están vacunados. Ella, de 49 años, con la pauta completa de Pfizer y transcurrido el periodo para que la inmunidad sea completa (entre siete y diez días). Esto, que muchos olvidan, es sin embargo muy importante: no es suficiente con vacunarse, hay que esperar a que se complete el periodo de inmunidad.
Él, recién cumplidos los 50, tiene las dos dosis de Moderna, pero aún está en la fase de adaptación. El suero de Moderna tarda entre 15 y 21 días en hacer efecto. Está preocupado, aunque la vacuna para él fue una liberación. "Soy hipertenso y lo he pasado mal pensando que si me contagiaba me iba a dar muy fuerte. Para mí, vacunarme fue una fiesta", señala.
Sin ningún síntoma: otro caso común
El caso de Natalia y Jorge, ambos de 50 años, es distinto. Como desde hace unos cuantos veranos, todo estaba preparado para que Irene, su hija de 14 años, se fuera de campamento antes de las vacaciones familiares de agosto.
Este año parecía como cualquier otro, pero se añadía una nueva gestión: la empresa que organizaba el campamento pedía una PCR negativa realizada al menos tres días antes del viaje. Sorpresa: Irene da positivo en coronavirus. Había una persona asintomática en casa.
"Nos sorprendió muchísimo porque no tenía ni un solo síntoma. No había hecho nada especial, salvo una escapada al Parque de atracciones (todo al aire libre) y la quedada de fin de curso en casa de una amiga, un unifamiliar con piscina", explica Natalia.
"Hicimos la PCR como un requisito más antes de irse al campamento. Jamás nos podíamos imaginar que estuviera enferma porque tampoco lo ha estado nadie de su núcleo cercano ni compañeros de instituto”. Como en el caso anterior, tanto Natalia como Jorge están vacunados con el suero de Pfizer. La pregunta es ¿hay o no que hacer cuarentena?
Protocolos médicos vs. realidad
La actualización de la Estrategia de detección precoz, vigilancia y control de COVID-19 aprobada en la Comisión de Salud Pública del 23 de junio establece que los inmunizados que hayan tenido un contacto estrecho con un positivo deberán hacerse una PCR al inicio y otra a los siete días del último contacto con el caso confirmado y deberán evitar relacionarse con personas vulnerables y no vacunadas, pero no tendrán que hacer cuarentena como hasta ahora.
Además, a los contactos estrechos se les recomienda el uso de mascarilla en sus interacciones sociales, no acudir a eventos multitudinarios y vigilar la posible aparición de síntomas compatibles.
Esto es lo que marca el protocolo médico: en principio, los vacunados con PCR negativa no se confinan. En la realidad, el núcleo familiar puede estar confinado hasta una semana en espera de resultados. "Cuando vimos que nuestra hija tenía síntomas y que alguna amiga había dado positivo, empezamos a restringir las salidas. Mi mujer, que se había cogido una semana de vacaciones para ir a la playa, no está yendo. Y yo, que soy autónomo, empecé a hacer mis reuniones al aire libre y con distancia de seguridad, y ahora mismo he cancelado mi agenda. Solo hacemos las salidas esenciales", explica antes de concluir: "esta semana ni conciertos ni playas ni nada".
Retraso en las PCRs
La clave de este confinamiento en el 'limbo' es la demora en la realización de PCRs. En el caso de Jaime y Silvia, su prueba va a realizarse tres días después del diagnóstico de su hija y el resultado lo tendrán un día más tarde. En total, siete días de confinamiento previo al confinamiento real de otros diez días si son positivos, lo que, además, implicaría la puesta en marcha de los rastreadores y los protocolos anti-Covid habituales.
En el caso de Natalia y Jorge, ambos han dado negativos en la PCR después de otra semana de espera preventiva, pero sus planes están rotos, además de que tuvieron que ausentarse del trabajo. "Habíamos pensado en salir algunos días aprovechando que Irene estaba fuera, pero tenemos que cuidarla. Y, además, se nos ha venido la pandemia encima. De pronto, es como si volviéramos a la pesadilla de hace unos meses", resume Natalia.
Ni inmunes ni imprudentes
Más de 17 millones de españoles están vacunados con pauta completa. Los grupos más vulnerables, protegidos, pero la pandemia sigue y el contagio, con la variante delta como ariete, continúa. Aunque en estos días se ha aprobado la vacunación de los grupos 11 (personas entre 30 y 39 años), 12 (personas entre 20 y 29 años) y 13 (personas entre 12 y 19 años), lo cierto es que los jóvenes, ahora mismo, son la puerta de entrada del virus.
Por esta razón el ministerio de Sanidad insiste en la importancia de que los adolescentes respeten las medidas para el control de la Covid con estas reglas siempre en mente: mascarilla en interiores, 1,5 metros de distancia entre personas, lavado de manos, menos contactos, intentando evitar las aglomeraciones, más ventilación y cuarentena si hay síntomas o diagnóstico de COVID, tanto si se es contacto o se esperan resultados.
Los vacunados también tienen que tener en mente el tiempo que se tarda en alcanzar la inmunidad. En el caso de Moderna y AstraZeneca, unos 15 días desde la segunda dosis. Con Pfizer, unos siete, y con Jansenn, de pauta única, más de 14.
Es decir, si estamos en ese margen en el que el sistema inmune está trabajando podremos contagiarnos, aunque los síntomas serían menores y nuestra capacidad de contagio, también sería menor. Las vacunas, por último, han demostrado ser un 2,1% menos eficaces contra la variante delta, pero siguen siendo muy activas contra esta cepa, de gran transmisibilidad. De ahí, la enorme importancia de ser vacunados.