La mascarilla barata tiene los días contados: Europa quiere obligar a usar la FFP2 por la variante inglesa
Alemania, Austria y Francia ya obligan a usar la FFP2 en el transporte público, el comercio y en los servicios administrativos
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La mascarilla higiénica es la recomendada para el grueso de la población en nuestro país. No nos protege a nosotros, pero evita que, en caso de tener el virus, contagiemos a los demás. En definitiva, si todos la llevamos, la transmisión se frena. Dentro de este grupo de barreras de protección, están también las mascarillas de tela, en las que es más complicado conocer si son homologadas o no. Por eso algunos países como Alemania y Francia se han plantado. A partir de ahora, para poder acceder al transporte público, a los comercios y a cualquier administración pública es obligatorio el uso de mascarillas quirúrgicas o, preferiblemente, de las FFP2.
La guerra contra la tela
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La cepa británica está poniendo en jaque la gestión de esta tercera ola. Está presente ya en más de 60 países y la velocidad de transmisión es elevadísima. Por eso, algunos estados quieren cerciorarse de que los cubre bocas que lleven sus ciudadanos tengan una capacidad de filtración máxima. Algo realmente complicado si hablamos de mascarillas de tela, caseras o a juego con el conjunto del día.
El gobierno de Merkel ha decidido que, a partir de ahora, solo autoriza las mascarillas profesionales, es decir aquellas que están catalogadas como productos sanitarios. Dentro de este grupo están las quirúrgicas y las FFp2. Estas tipologías están diseñadas para evitar que un patógeno pueda propagarse, poseen una serie de capas que permiten respirar con total normalidad y reducen a cero los contagios ya que protegen contra todo tipo de virus y bacterias.
En Francia, no llegan a la prohibición, pero sí que recomiendan encarecidamente que no se usen mascarillas de tela no homologadas ya que solo filtran el 70% de las partículas, además no suelen ajustarse totalmente a la cara por lo que la protección puede reducirse todavía más. La petición gala es que cualquier tapa bocas que empleen los ciudadanos tenga una capacidad de filtración de, al menos, el 90%. Estas nuevas normativas entran dentro de los paquetes de medidas que ambos países han puesto en marcha para frenar la creciente curva de contagios.
Austria, por su parte, también ha hecho obligatorio el uso de las FFP2 en supermercados y en el transporte público. Allí llevan desde el pasado 26 de diciembre en un confinamiento total que se prevé que dure hasta el 7 de febrero. A partir de ese momento, las escuelas podrán reabrir pero no está claro que el comercio y la hostelería puedan hacerlo.
¿Qué pasa en España?
En nuestro país, de momento, las recomendaciones sanitarias siguen siendo las mismas. Las mascarillas FFP2 son, según el ministerio de Consumo, un equipo de protección individual y, por lo tanto, su uso se reserva para el profesional sanitario y personas que tengan contacto estrecho con enfermos de covid. Las quirúrgicas, por su parte, son para aquellas personas que tienen síntomas, es decir, que están pasando la enfermedad.
Pese a que el Gobierno sigue recomendando llevar mascarillas higiénicas, en algunos centros sanitarios ya está prohibido el paso con cubre bocas de tela ya que no se puede distinguir a simple vista si están o no homologadas. En su lugar, se entrega a los pacientes una quirúrgica, que recordemos, tiene una vida útil de cuatro horas. Algunas empresas médicas, como Drager, también exigen a sus trabajadores que acudan a las oficinas con las FFP2 para evitar cualquier riesgo a aquellos que no pueden teletrabajar.
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