Las fotodermatosis, popularmente conocida como alergia al sol se trata de un conjunto de enfermedades cutáneas que tienen como síntoma o fenómeno primordial la fotosensibilidad patológica, que es una reacción anormal a la radiación ultravioleta.
Cuando la exposición es muy elevada, se produce una lesión cutánea por una reacción anómala de la piel ante la radiación ultravioleta UVB y UVA, la luz visible y la radiación infrarroja. Se trata de alteraciones muy diversas y sus causas son múltiples. Hay fotodermatosis de origen desconocido o hereditarias, mientras que otras son producidas por determinados medicamentos, por sustancias que produce nuestro organismo, etcétera. La erupción polimorfa lumínica, la urticaria solar y la fotosensibilidad por medicamentos son tres de las fotodermatosis más comunes.
Es la más frecuente. Se manifiesta en forma de picor, enrojecimiento y aparición de máculas, lesiones sobreelevadas con líquido en el interior. Aparecen en zonas expuestas al sol, sobretodo escote, mejillas y antebrazos, unas horas después de haber existido la exposición solar. Esta fotodermatosis se puede ver hasta en un 10-20 % de la población, es más frecuente en mujeres y en personas de piel clara. Suele aparecer en primavera y a principios de verano, cuando inciden sobre la piel los primeros rayos de sol.
Las lesiones aparecen a las pocas horas de la exposición y desaparecen en menos de 7 días sin dejar cicatrices, si se evitan los rayos ultraviolados. Se recomiendan medidas de prevención como la aplicación de cremas con factor de protección solar eficaz y la ingesta de alimentos ricos en betacarotenos y Vitaminas C y E. En casos graves se aconseja la exposición progresiva al sol, que se basa en ir acostumbrando nuestra piel a la exposición al sol poco a poco, en horas seguras, en tandas de 20-30 minutos cada día.
Menos frecuente que la anterior. Las lesiones típicas son urticariformes y no aparecen necesariamente en las zonas expuestas. Se inicia a los 10-15 minutos de la exposición solar y desaparece o se resuelve en 1 o 2 horas sin dejar cicatriz. Afecta tanto a hombres como a mujeres, y puede aparecer en cualquier momento del verano en relación con la exposición solar.
Hay que tener especial cuidado con la toma de antidepresivos, antibióticos, diuréticos y antiinflamatorios no esteroideos, entre otros medicamentos, si nos vamos a exponer al sol. La mayoría de estos fármacos reaccionan con la radiación ultravioleta y pueden causar lesiones cutáneas rojizas y eccematosas acompañadas de picor, escozor y pigmentación residual en las zonas expuestas. El tratamiento básico es evitar la exposición solar y, en algunos casos, interrumpir la toma del medicamento.
Para que el sol no nos limite es recomendable, ante cualquier sospecha de fotodermatosis, consultar con el especialista y, siguiendo sus consejos, preparar la piel antes de las exposiciones solares repetidas.
Lo primordial para evitar la aparición de estas alteraciones cutáneas es la prevención con una eficaz fotoprotección, el uso de ropas adecuadas, sombreros y gafas de sol.
Si bien las fotodermatosis son afecciones complejas, la combinación de estrategias para protegerse del sol, como las anteriormente citadas, con técnicas como la fototerapia y la prescripción de fármacos tópicos y orales es probablemente la manera más eficaz de tratar estas alteraciones.
El mejor tratamiento para la alergia al sol es la protección de la piel: evitar exposiciones importantes a los rayos ultravioletas y hacer uso de protectores solares. Presta atención a zonas del cuerpo que más quedan expuestas al sol, como cuello, pechos y brazos, especialmente en primavera y verano.
En caso de aparición de los síntomas, un tratamiento a base de antihistamínicos o crema con cortisona podría ayudar a aliviarlos. Para síntomas más severos, tu médico puede sugerirte un tratamiento más específico, como antihistamínicos o corticoides con receta.
Otros consejos prácticos que puede ayudarte a calmar los síntomas, como las erupciones y urticarias, son: