Ya es un lugar común afirmar que una dieta desequilibrada puede ser causa principal de un buen número de enfermedades graves que ponen en riesgo nuestra salud. Por ello, buscamos nuevas estrategias nutricionales para no enfermar y disponer de la máxima energía. Entre estas estrategias destaca el ayuno intermitente, una práctica que consiste en no ingerir ningún alimento sólido en un periodo de entre ocho y 12 horas.
Desde la plataforma MiAyuno, sus responsables afirman que esta estrategia nutricional no implica necesariamente una restricción calórica. Es cierto que se tiende a comer menos, pero no peor o de manera más insana. A diferencia de la cronodieta, tampoco impone ningún tipo de horarios. La persona que hace el ayuno elige libremente cuál de las comidas prefiere saltarse según sean sus biorritmos y su equilibrio vegetativo. Ser más productivos de día o de noche determinará cuál es el momento más adecuado para hacer el ayuno.
Dejar de comer durante un número prolongado de horas es una terapia nutricional que funciona para personas con problemas de salud relacionados con una mala gestión de los azúcares en sangre, y también para las personas sanas. Esta dieta, en la que sí está permitido tomar zumos, caldos o infusiones, también está indicada para patologías relacionadas con la inflamación intestinal, así como para la endometriosis y muchos otros procesos relacionados con niveles alterados de glucosa en sangre, con la obesidad como el trastorno más relevante. En este caso, ayunar de manera intermitente puede ser un aliado para adelgazar y evitar otras complicaciones derivadas de la obesidad.
Pero lo mejor del ayuno intermitente no es zafarnos de la obesidad, sino la posibilidad de activar nuestro gen rejuvenecedor. Existe y se activa cuando el hambre hace sonar nuestras tripas. "La primera vez que suenan, segregamos la hormona de la longevidad, que rejuvenece la piel y las mucosas. La segunda vez se activa la sirtuina, el gen rejuvenecedor, que reactiva las células y los genes. Si nos suenan una tercera vez, el tejido adiposo (la grasa) sintetiza la adiponectina, una proteína que metaboliza la glucosa y tonifica las arterias", explica en el libro 'Un día, una comida' el médico japonés Yoshinori Nagumo.
En este proceso, la sirtuina es especialmente valiosa. Se trata de una proteína fundamental para quemar grasas y construir tejido muscular. La sirtuina también es un nutriente muy útil para fortalecer el sistema inmunológico, previene y reduce el estrés y logra frenar el envejecimiento de las células. Por estas razones, para algunos nutricionistas, la sirtuina recibe la consideración de superproteína al proteger contra la obesidad y lograr activar el gen rejuvenecedor.
La pregunta del millón es si existen alimentos ricos en esta sustancia. Según los nutricionistas británicos Aidan Goggins y Glen Matten, existen siete alimentos capaces de activar la acción de las sirtuinas.
Las semillas de chía contienen nutrientes clave como la fibra, imprescindible para asegurar un buen tránsito intestinal, y el ácido fólico. La chía también es una buena fuente de proteína vegetal, por lo que es aconsejable si queremos adoptar una dieta baja en proteínas animales, mucho más difíciles de asimilar por nuestro organismo.
La canela posee potentes polifenoles, compuestos vegetales con propiedades antioxidantes y antiinflamatorias. Es una especia con un potente efecto vigorizante, al tiempo que ayuda a controlar el azúcar en la sangre, ya que disminuye la digestión de carbohidratos y mejorar la forma en que el cuerpo responde a la insulina.
El nutriente que activa la sirtuina del cacao es la epicatequina, un poderoso tipo de antioxidante que también se encuentra en el té y las uvas. Como cualquier alimento rico en polifenoles, el cacao puro (nada que ver con los chocolates azucarados) promueve la buena circulación sanguínea, importante para la entrega de nutrientes y para la oxigenación de la sangre.
Los polifenoles que activan la sirtuina en el aceite de oliva virgen extra son la oleuropeína y el hidroxitirosol. El aceite de oliva es un componente fundamental de la dieta mediterránea saludable para el corazón y en absoluto es incompatible con la pérdida de peso. Es rico en grasas monoinsaturadas, conocidas por contribuir a mejorar los niveles de colesterol, especialmente cuando sustituyen las grasas saturadas o los carbohidratos refinados.
Frambuesas, fresas, moras y arándanos son ricos en polifenoles. Son antioxidantes potentísimos, por lo que ralentizan el envejecimiento celular. También son ricos en fibra y en vitamina C, así que son insustituibles en cualquier dieta que quiera desinflamar, dar un subidón al sistema inmune y potenciar el gen rejuvenecedor.
Se trata de una verdura muy baja en calorías que aporta una gran cantidad de nutrientes esenciales como calcio, vitaminas C y K, fibra y antioxidantes. Reduce los niveles de colesterol malo (LDL) y aumenta el colesterol bueno (HDL). Siempre debemos cocinarla al vapor, es la cocción más adecuada para que mantenga todas sus propiedades anti-colesterol.
Contiene resveratrol de polifenoles, la sustancia que, según los especialistas de medicina anti-aging, retarda de manera más eficiente el envejecimiento celular. Las últimas investigaciones indican que beber vino tinto de manera moderada puede ser beneficioso para la salud cerebral y cardiovascular.