Nos viene la segunda ola cuando casi no hemos podido pararnos a coger aire de la primera. Y con ella, los balcones de las ciudades, esa salida al mundo que tanto simbolizó hace nada, vuelven a ser esenciales. Parece que la autorresponsabilidad será la clave muchos meses más (aunque ellos no se pongan de acuerdo, nosotros sí). Quién sabe. Igual también traigan sorpresas bellas e inesperadas. Al final, casi todo depende del enfoque.