Cannabis medicinal, la súplica de cientos de miles de pacientes contra el dolor
Expertos y científicos nos explican las claves de este debate: el cannabis médico es ilegal en España
Diez pacientes, que tienen que recurrir al mercado negro para conseguir su medicina, nos cuentan sus historias
"Desde que uso cannabis terapéutico mi vida ha cambiado", "el dolor ya no me paraliza", "ahora soy feliz". No es raro escuchar frases de este tipo en boca de los más de 120.000 enfermos que han encontrado en esta sustancia prohibida alivio a sus dolencias. El gobierno se mantiene sin mover ficha, dejando en un vacío legal los derechos de estos pacientes y no teniendo en cuenta las enormes ganancias económicas que supondría regular el acceso al cannabis. Expertos y científicos nos explican las claves de este debate y diez pacientes, que tienen que recurrir al mercado negro para conseguir su medicina, nos cuentan sus historias llenas de sufrimiento, esperanza y lucha.
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Imagínese
Imagínese que le diagnostican una enfermedad y que las medicinas que le prescribe su médico no alivian sus dolencias. Imagínese que un amigo en su misma situación le revela que la solución terapéutica que ha encontrado pasa por consumir cannabis, una droga ilegal en nuestro país que, en cambio, está ya reconocida por su valor medicinal en muchos países. Conforme más se informa, más se indigna. Descubre, por ejemplo, que en Canadá y en más de la mitad de estados de EE UU, en Colombia, Israel, Bélgica, Austria, Italia, República Checa, Polonia, Croacia, Alemania o Sudáfrica sus sistemas de salud utilizan el cannabis como remedio a su enfermedad, mientras, en España, su médico no sabe qué decirle.
Decide usted por su cuenta y riesgo aventurarse en el parque de su barrio y compra una bolsa de cinco gramos de marihuana por 30 euros, sabiendo que, si la policía le sorprende, en aplicación de la Ley Mordaza, le pueden poner una multa de 600 euros, y que, si lo pillan por segunda vez, como ha leído que le pasó a un chaval de Yecla, la broma le puede costar 10.401 euros.
THC y CBD
El caso es que regresa a casa sin incidentes, con su marihuana en el bolsillo, pero ahora no sabe bien cómo consumirla, pues usted no fuma ni quiere hacerlo ante el riesgo de que el humo perjudique sus dolencias. Finalmente, su amigo le ayuda acompañándolo a una asociación de consumidores de cannabis que lo ponen en contacto con un médico que le receta unas gotas sublinguales de THC (el principio psicoactivo de la planta) y de CBD (otro cannabinoide extraído de la planta que, entre otras propiedades analgésicas y ansiolíticas, contrarresta los efectos psicoactivos, el 'colocón' del THC).
El remedio cannábico hace efecto, pero cuando usted calcula el precio del tratamiento se da cuenta de que va a tener que aprender a cultivar la planta para poder costearse la terapia. En casa sus familiares lo apoyan, pero no dejan de preguntar por la legalidad de lo que está haciendo.
Una historia similar a esta ha vivido cada uno de los más de 120.000 pacientes que, según estima el Observatorio Español de Cannabis Medicinal (OECM), usan esta planta contra el dolor en España. Las particularidades de sus historias personales tienen en común el problema del acceso a su medicina. Mientras el Estado no regule e implemente en la Seguridad Social programas de cannabis terapéutico, estos enfermos seguirán teniendo que acudir al mercado negro para conseguir su remedio.
A Sandra le ayudó en la quimio
"Somos pacientes que, debido a que los protocolos médicos existentes no nos ofrecen suficiente alivio o a que nuestro cuerpo no puede seguir asumiendo los efectos secundarios tóxicos de la medicación recetada, hemos llegado al cannabis como una opción esperanzadora al final de un largo camino". La trabajadora social Sandra M., resume así el calvario sufrido por ella y el resto de miembros de la Unión de Pacientes por la Regulación del Cannabis (UPRC), una asociación sin ánimo de lucro que acompaña y ofrece asesoramiento médico especializado, asesoramiento legal y acceso a productos a un coste más económico para los socios. Hace ahora tres años a Sandra se le derrumbó el mundo cuando le detectaron un cáncer: "Linfoma de células B grandes difuso, así lo llamaron".
Tenía entonces 34 años y, tras unas semanas paralizada, decidió hacer todo lo posible, además de seguir las pautas de los médicos, para vencer a su enfermedad: terapias alternativas, cambios en la alimentación… Así dio con el cannabis. ¿Y en qué la ayudó? "Durante la quimio apenas tuve efectos secundarios. Me ayudó a regular el apetito porque había perdido mucho peso. Rebajó mucho mi ansiedad, y con ello logré empezar a dormir mejor por las noches. Podía regular el efecto psicoactivo del THC, que era algo que me preocupaba; no quería tener la sensación de estar colocada”, explica.
Objetivos de las asociaciones
Sandra es una de las pacientes más activas de la UPRC, constituida a finales de 2017 en Barcelona por usuarios medicinales para resolver en común los problemas derivados de utilizar cannabis. Entre los objetivos de esta asociación están mejorar la calidad de vida de los usuarios terapéuticos, dar a conocer las propiedades del cannabis de la mano de profesionales a todos los interesados y conseguir cannabis con las proporciones adecuadas de cannabinoides y no únicamente con porcentajes elevados de THC, "que es la mayoría del cannabis que se encuentra en la calle o en los clubes sociales".
Además, quieren "cannabis de calidad y seguro que esté libre de pesticidas, metales pesados y contaminaciones microbiológicas. Queremos que las etiquetas de los extractos que utilizamos se adecuen al producto y que exista continuidad de stocks. También queremos un cannabis barato". En definitiva, reclaman el control sanitario que tendría el cannabis de existir una regulación por parte del Estado.
El caso de Giorgia: fibromialgia
De la UPRC forma parte también Giorgia Pindinelli, que usa el cannabis que ella misma cultiva contra el dolor crónico de la fibromialgia: "Gracias a esta maravillosa planta, que comencé a cultivar para reducir costes y tener una mayor seguridad del producto, encontré la voluntad de vivir y continuar luchando contra el dolor que trata de detenerme. Lo que prefiero de esta terapia es que me permite participar, soy yo quien la controla y no ella quien me controla, como me pasaba con los opiáceos, que me dejaban dormida y me hacían sentir más inútil cada día".
Noelia Illera tiene 40 años y hace 19 le diagnosticaron esclerosis múltiple remitente recurrente. También a ella el cannabis le cambió la vida: "Tomaba nueve pastillas diarias y me dolía todo. Harta de sufrir dolores y aconsejada por una asociación cannábica, decidí probar la extracción de cannabis. Desde ese momento mi vida cambió".
¿Y qué decían tus médicos?
"Los neurólogos que me trataban decían que no lo tomara, que era droga y que mi mejoría era puntual, pero Mariano García de Palau, médico especialista en cannabis, dio el visto bueno y ahora los neurólogos me dicen que no lo deje, que me va muy bien". Noelia aclara que no ha sustituido toda la medicación recetada, sino que la combina con extractos de la planta para paliar los efectos secundarios: "Sigo tomando la medicación principal de siempre; lo que hice fue retirar las pastillas que tomaba para tratar la sintomatología y suplantarlas por cannabis. Poco a poco el temblor fue desapareciendo, tenía más equilibrio y coordinación y he conseguido volver a cortar comida yo sola, sin la ayuda de otro".
Recorridos terapéuticos como el de Sandra, Giorgia y Noelia son habituales también entre las socias de Dosemociones, una asociación abierta en Madrid desde 2014 que ha ayudado hasta ahora a más de 1300 pacientes a tratarse con cannabis. Carola Pérez, presidenta del Observatorio Español de Cannabis Medicinal (OECM) y el rostro más visible en nuestro país de la lucha por reconocer las virtudes terapéuticas de esta planta, es fundadora y presidenta de la asociación Dosemociones y lleva años lidiando con la fibromialgia y el dolor neuropático de su espalda (ya son 13 las operaciones sufridas para intentar arreglarlo, sin éxito) y ayudando a gente en situaciones parecidas.
Calidad de vida en el día a día
Carola explica que, para no tener problemas legales, Dosemociones no dispensa cannabis: "En Dosemociones nos dedicamos a asesorar y apoyar a los enfermos y enfermas que desean conocer las propiedades y aplicaciones medicinales del cannabis, siempre bajo estricto control médico, gracias a los profesionales de la salud, médicos e investigadores, que colaboran con nosotros”. Se centran pues en el tratamiento del dolor: "un 60% de nuestros socios utilizan cannabis para paliar el dolor de distintas enfermedades, un 20% están enfermos de cáncer y el 20% restante son patologías diversas: esclerosis multiple, ELA, estrés postraumático, alzhéimer, párkinson, insomnio severo, etc".
Mi humor ha cambiado, soy feliz. Tengo mis días malos también, pero nunca como antes
Para mitigar los dolores producidos por la fibromialgia, recurrieron Carmen y Vicky al cannabis, asesoradas en Dosemociones. Las dos coinciden en que ha mejorado sustancialmente su calidad de vida y les ha permitido reducir la medicación, según Vicky, el cannabis "no me quita el dolor al cien por cien, pero sí me hace el día a día mucho más llevadero y no estoy tan supeditada a mis limitaciones físicas y estado de ánimo. Después de un mes y medio aproximadamente consumiendo cannabis, he podido eliminar la toma de Tramadol-Paracetamol y Lexatín. Poco a poco, también deseo ir eliminado la velanfaxina".
A Sol, que hoy tiene 42 años, un accidente la dejó seriamente dañada hace dos décadas. Tras un rosario de operaciones le dijeron que no podría volver a andar. Condenada a tomar veinte pastillas diarias para paliar sus dolencias físicas y anímicas, se puso en contacto con Dosemociones y el tratamiento con THC y CBD le ha permitido reducir las dosis de pastillas a 4 o 5 al día y, lo más importante, le ha permitido una mayor calidad de vida: "Mi humor ha cambiado muchísimo, soy feliz. Bueno, tengo mis días malos también, claramente, pero nunca como antes. Mi familia está muy contenta de verme así y yo estoy muy agradecida".
Las mujeres son mayoría en esta asociación y las más visibles en la lucha, pero también son muchos los hombres que acuden al cannabis. Felipe Ibáñez tiene 41 años, en verano del año pasado lo ingresaron en urgencias por un dolor de cabeza y le diagnosticaron un tumor cerebral llamado glioblastoma multiforme de grado 4. "Es un tipo de cáncer muy agresivo por lo que complementar la terapia estándar con cannabis puede beneficiar por dos vías: por un lado, ayuda con los efectos secundarios de la radio y la quimio, y por otro, puede frenar el desarrollo cancerígeno, como señalan estudios científicos con ratones que muestran que tiene efecto antitumoral en el glioblastoma". Felipe añade que las tomas terapéuticas de cannabis ayudan también a reducir el dolor, a conciliar mejor el sueño y a relajarse en las fases de ansiedad.
Y también niños
Mujeres, hombres y también niños. Niños y niñas con enfermedades difíciles que encuentran alivio en el cannabis. Una situación muy delicada que obliga a madres y a padres a luchar por el bienestar de sus hijos y contra unas leyes que proscriben su medicina. Desde hace varios años hay casos de menores tratados con cannabis en España, con familias que empiezan a contar su historia con la esperanza de que la realidad legal cambie y su vida sea menos complicada.
¿Qué dice la ciencia de los efectos?
Escuchar los testimonios de los pacientes no deja muchas dudas acerca de los múltiples beneficios terapéuticos del cannabis, parece, de hecho, que sirviera además para un amplio espectro de enfermedades. Sin embargo, médicos e investigadores de los cannabinoides alertan de que no es la panacea universal, que todavía queda mucho por descubrir para confirmar científicamente todas las evidencias que tenemos sobre el poder medicinal del cannabis.
¿Qué dice la Ley en la actualidad en España?
En lo que coinciden los entrevistados es que la nueva legislatura tiene la asignatura pendiente de regular con urgencia el cannabis, tal y como han hecho ya otros países. La regulación además puede beneficiar económicamente al conjunto de la sociedad e impedir que las mafias se sigan enriqueciendo con el tráfico de una sustancia prohibida. El Estado debe garantizar los derechos de miles de enfermos que necesitan acceder a su medicina con garantías sanitarias, sin tener que recurrir al mercado negro. Carola Pérez confía en que la regulación no tarde, y les recuerda a los políticos que "el dolor no puede esperar".
*Fidel Moreno es periodista y director de la revista Cáñamo.