Angelo y Pia son padre e hija. Viven entre Costa Rica y Madrid y la pandemia les pilló en la capital española. Estando encerrados y con sus negocios parados, empezaron a leer sobre el CBD, la molécula ilegal y neuro destructora con características psicotrópicas. Después de investigar sobre el uso que se da del CBD, Pía le propuso a su padre montar una tienda en la que se vendieran productos para ayudar a la gente. "Lo primero que pensó mi madre es que estaba loca, no le hizo ninguna gracia", nos cuenta. Sin embargo, la reacción de su padre fue muy distinta. En pleno estado de alarma se tiraron a la piscina y su pusieron a buscar franquicias y modelos que ya estaban en marcha en otros países.
Hasta ese momento, se dedicaban a la hostelería en Costa Rica. Fundaron años atrás un club de buceo en un área recóndita del país en la que enseñan las maravillas del mar a turistas europeos y americanos. No son el típico perfil de amigos que buscan en el CBD un vacío para el consumo de drogas. "Nosotros ni tenemos ni pensamos vender productos colocan porque están fuera de la legalidad. A nosotros no nos interesa que se legalice la marihuana Nos encanta vender unas flores y unos aceites que son neuroprotectores y no neurodestructores. Tendríamos un conflicto ético. Queremos ayudar, no destrozar las neuronas a quienes nos compran", explica Pía.
Una de las dudas más recurrentes de la gente cuando pasa por delante de una tienda de este tipo es que si se trata de sustancias legales. En otros países europeos son más comunes, pero es cierto que en España se empezaron a ver hace poco más de dos años y dos franquicias son las que copan el sector. "Todo lo que vendemos es legal. Nuestros principales productos son aceites y que se comercializan con fines aromáticos, no para ingerirlos. El tema es que nosotros no podemos controlar cómo lo utilizan en sus casas los compradores y muchos de ellos conocen cómo se utilizan en Estados Unidos en Italia, en Inglaterra, Alemania...".
Además de estas flores y aceites también se puede encontrar una gama de alimentos que tienen como base el cáñamo, que es la planta. "La pasta, por ejemplo, es súper proteica y comerse un plato de pasta de 100 gramos es como comerse un filete y engorda menos. También tenemos chocolates, galletas e incluso un licor, el Canapito, que triunfa para hacer mojitos e incluso algunos chiringuitos están contactando con nosotros para ofrecerlo este verano".
No obstante, Angelo asegura que casi todo el que entra por la puerta de la tienda sabe qué son los productos, los conoce de antes. Ya sea porque los han probado o porque han leído al respecto. "El 90% de las personas que entran ya saben cuáles son los límites legales y no necesitamos darle muchas aclaraciones sobre su uso o su composición".
El perfil del comprador, lejos de lo que se pueda pensar, no es solo el chico joven de 20 años que busca comprar algo para colocarse. "Tenemos más clientes de media edad que consumen el aceite de CBD porque tienen estrés, ansiedad por cuestiones de trabajo o algún dolor puntual. También mayores que compran cremas para dolores crónicos fuertes y otros clientes que compran productos para el insomnio. Con la pandemia notamos que cada vez hay más personas con este perfil, gente que duerme mal y necesita regularizar el sueño", apunta Angelo.
Otra cualidad de los compradores de este tipo de productos es que suelen ser recurrentes y traen a otros clientes porque a ellos les ha ayudado mucho. "Solemos hacer venta cruzada. Viene una señora que quiere un aceite para mascotas porque su perro está muy nervioso y termina llevándose uno para ella que también padece estrés. El que lo compra, repite. Hacemos récord de ventas mes a mes. Somos entre una farmacia y un psiquiátrico", bromea Pía.
Otro de los compradores tipo cada vez más frecuentes son los que recurren a toda la parte cosmética o utilizan los aceites con esos fines. “Mi madre, que pese a que fue la más crítica ya ni puede vivir sin los productos, empezó a utilizar el aceite como contorno de ojos y ahora todas sus amigas nos lo compran para lo mismo. El de ensaladas para mantener el color de las mechas, uno con concentración mayor como sérum facial…", asegura la hija.
No. Rotundamente no. Se trata de algo relajante. Como los niveles de THC están por debajo del 0,2% ni coloca ni nadie daría positivo en un control de drogas. "Me preguntaba un señor alemán un día que, si se fumaba uno de estos cigarrillos con flores, iba a dar positivo si le paraba la policía. Y entonces le pregunté a Italia, de donde es nuestra franquicia, y me dijeron que ni aunque se fumara 20 daría. Además, hay que tener en cuenta que lo único que tiene THC son las flores, la alimentación no porque no está permitido su comercialización para el consumo humano en España", apunta Angelo.
Al igual que no coloca, tampoco se trata de algo adictivo. El THC en concentraciones altas es lo que se encuentra dentro de la lista de drogas psicotrópicas y es lo que se considera adictivo. "Esta molécula en nuestra cantidades, que son legales, ni coloca ni engancha, solo ayuda a paliar y quitar dolores", aclara el propietario.