"El corazón es la fábrica de la vida. El cerebro, la calidad de esa vida". Son palabras de Valentín Fuster de hace solo unos años. Ahora sabemos que hay un eje corazón-cerebro, que la señal cardiaca se entrelaza con la frecuencia cerebral y que hay una conversación constante entre el corazón y el resto del cuerpo. Si la conversación es armónica o, en términos fisiológicos, 'coherente', gozaremos de mejor salud y seremos más creativos y empáticos, tendremos más paz y autoestima, y emitiremos una frecuencia 'contagiosa': haremos que las otras personas de nuestro entorno sincronicen sus ritmos para lograr objetivos comunes.
De todo eso trata la Coherencia Cardiaca, una terapia, casi un modo de vida, que pone su centro de interés en el corazón, un órgano más conocido por las malas noticias que genera. Lo cierto es que la estadística no ayuda: la enfermedad cardiaca es la primera causa de muerte en España, según el INE. Al corazón hay que prestarle atención, no solo por su impacto en nuestra salud, sino por su enorme potencial. Solo un ejemplo: la señal magnética del corazón es 5.000 veces más fuerte que la de nuestro cerebro. ¿Podemos aprovecharnos de esa energía? Este es uno de los objetivos de la Coherencia Cardiaca. 'Uppers' ha hablado con Ana María Oliva, doctora en Biomedicina, doctora en Biomedicina, Master en Ingeniería Biomédica e Ingeniera Industrial.
¿Cómo defines la Coherencia Cardiaca?
Coherencia, desde un punto de vista fisiológico, es un concepto que implica que hay diferentes órganos, que cada uno de ellos tiene su propia frecuencia o ritmo, pero que todos ellos funcionan de forma organizada, armónica. Habitualmente lo comparamos con una 'jam session', donde cada músico (órgano) toca su propia melodía (su frecuencia, su funcionamiento) de modo que todos tienen un propósito común. En música, se suele improvisar estando todos de acuerdo en qué tono o qué variaciones se van a hacer. A partir de ahí, cada músico saca lo mejor de sí mismo, funciona de forma óptima, siempre en una escucha y armonía con el todo.
¿Y esa coherencia tiene algún reflejo fisiológico?
Cuando hablamos de Coherencia Cardiaca, habitualmente hacemos referencia a una forma concreta en el gráfico de la variabilidad de ritmo cardíaco. Cuando respiramos, durante la inhalación, el ritmo es más rápido y durante la exhalación el corazón late ligeramente más lento. En realidad, Coherencia Cardíaca implica que el corazón entra en armonía y equilibrio con la respiración, y de ese modo, primero el sistema vascular, el sistema respiratorio y, posteriormente, todos los sistemas entran en coherencia, en armonía, en equilibrio. No se trata solo del corazón, pero el gráfico de cómo está comportándose el corazón es el que nos permite ver que hemos conseguido la coherencia
¿Está vinculada a alguna otra terapia?
Normalmente se utiliza en el contexto de control de estrés. Es fácil aprender a conseguirla. Tenemos un sistema (solo uno) que podemos controlar a voluntad, que es la respiración. En la Coherencia Cardiaca aprovechamos que podemos controlar nuestro ritmo respiratorio para "forzar" que se acople al latido del corazón. A partir de ahí, el cuerpo hace el resto.
¿Para quién está más recomendada?
Es una herramienta maravillosa para mantenernos sanos, porque cuando estamos en coherencia, nuestro cuerpo funciona con mínimo esfuerzo y con máxima eficacia. Por sus efectos calmantes inmediatos, es muy útil para personas que viven con niveles altos de estrés, ya sea mental o emocional. Nos ayuda a manejar las emociones, la ansiedad, los miedos, a mejorar la concentración (para estudiar más fácil), a asimilar mejor la información. Pero no sólo tiene beneficios a nivel individual. También promueve actitudes pro-sociales y, cuando se consigue a nivel grupal, se mejoran mucho las relaciones interpersonales. Y todo comienza con la propia coherencia de mi corazón. Para mí sería una herramienta maravillosa para incorporar en las aulas, en las empresas, en las familias...
Es decir, es una terapia que va más allá de cada individuo
Todo lo que existe en la Tierra está conectado mediante campos electromagnéticos. La vida sobre la Tierra depende del campo magnético y del campo eléctrico del planeta. Está comprobado que las ondas cerebrales de los mamíferos, incluidos los humanos, resuenan en parte en la frecuencia de resonancia de la tierra (frecuencia Schumann). Con eso quiero decir que las personas no estamos separadas del resto de seres vivos ni del planeta. Cuando una persona consigue su propia coherencia individual, eso implica orden en su cuerpo físico, y también orden en sus radiaciones electromagnéticas, como las del corazón. Estas radiaciones van más allá de nuestra propia piel, pudiéndose detectar alrededor nuestro.
¿Cuáles son los principales beneficios de la Coherencia Cardiaca?
Equilibra el sistema nervioso, y tiene un efecto calmante, haciendo que disminuya la respuesta de ataque o huida típica del estrés. Ello lleva también a un mejor equilibrio hormonal, que a su vez lleva a una mejora sistémica de la salud. Cuando la persona practica la Coherencia Cardiaca de forma cotidiana, se encuentra más serena, más centrada, con mayor claridad mental, mejora la memoria, aumenta la sensación de tener energía, y un estado de ánimo más positivo, además de estar más receptivo a los demás. Mejora la calidad del sueño, equilibra el pH (acidez) e incluso puede mejorar la digestión, puesto que tiene un efecto beneficioso en todo el cuerpo.
Todas esas mejoras en nuestra salud, ¿impactan en la sociedad?
Cuando estás en coherencia, como si fueras un imán, vas a estar modificando el espacio físico a tu alrededor, haciéndolo más ordenado y armónico y facilitando que el resto de personas que estén a tu alrededor también estén más ordenados y armónicos. ¿Te imaginas que todos hiciéramos eso? Tal vez tendríamos una sociedad bien diferente. Y un medio ambiente también, porque una persona que está mayoritariamente en coherencia está mucho más conectada con la vida en general, sea humana o no, y también con el planeta.
¿Cómo se practica? ¿Qué ejercicios nos recomiendas?
Hay una respiración básica que se puede realizar fácilmente. Busca un lugar en tu cuerpo donde puedas sentir fácilmente el latido de tu corazón. Puede ser sobre el propio corazón, en el cuello, en la muñeca... Una vez puedas sentir tu pulso, vas a usarlo como contador. Cada latido será un número, la frecuencia con la que vas a respirar. Cuando compruebes la frecuencia, acopla la respiración a ese latido. Inhala contando cuatro tiempos, recordando que cada tiempo es un latido de tu propio corazón, no un segundo de un reloj. A continuación, exhala siguiendo también cuatro tiempos. Si estás cómodo en esos cuatro tiempos, quédate ahí respirando durante unos cinco minutos, o hasta que te sientas bien. Si cuatro tiempos te resulta incómodo, puedes probar con cinco o con seis tiempos. No es tan importante el número de tiempos sino el hecho de que sean igual en la inhalación y en la exhalación. Esta es la práctica que mejor me funciona.