Vitamina C, un gran aliado para combatir las alergias primaverales
Cuando alguien sufre de alergia, su sistema inmunológico reacciona de forma exagerada cuando el polen entra en contacto con las membranas mucosas.
La vitamina C tiene un efecto antihistamínico e influye positivamente en la función del sistema inmunitario.
Cada vez más personas sufren rinitis alérgica estacional y durante un período cada más extenso. La contaminación, la mala calidad de nuestra alimentación y el estrés son factores que debilitan nuestro sistema inmunitario y nos hacen más propensos a sufrirla.
La alergia es una reacción de defensa del organismo contra sustancias externas que penetran en el cuerpo a través de los diferentes sistemas; las reacciones alérgicas comienzan cuando el sistema inmune libera una explosión de anticuerpos. Estos anticuerpos se llaman anticuerpos IgE, que provocan que ciertas células del organismo liberen histamina, una proteína que da lugar a los síntomas de la alergia.
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Mejorar el sistema inmunológico es una forma de disminuir los efectos de las alergias como goteo nasal, estornudos y picazón de ojos. El ácido ascórbico es más eficaz en el tratamiento cuando se toma antes de que surjan los síntomas de un resfriado. Además de impulsar la inmunidad, la vitamina C también ayuda a mejorar el músculo, hueso y salud de la piel. Esta potente vitamina fortalece también otros antioxidantes como las vitaminas A y E.
El tratamiento con antihistamínicos y otros fármacos de alivio sintomático se puede complementar con una alimentación que nos ayude a fortalecer el organismo, por lo que es importante llevar una dieta que contemple un contenido moderado de vitamina C, siendo la cantidad recomendada de ésta de 45 a 50 mg diarios según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Esta vitamina cumple muchas funciones en nuestro organismo, entre ellos es muy eficaz en la lucha contra todo tipo de gérmenes. Por ello, la vitamina C es uno de los mejores aliados contra la alergia ya que es un poderoso antihistamínico y antialérgico natural que ayuda a nuestro cuerpo a eliminar toxinas que desencadenan procesos alérgicos, además de tratar enfermedades como la sinusitis o el asma.
La vitamina C es un nutriente de gran utilidad para ayudar a controlar la respuesta alérgica y disminuir sus síntomas asociados como rinitis, estornudos, rinorrea, congestión nasal, prurito, conjuntivitis, faringitis y dermatitis entre otros. También es capaz de inhibir la liberación de histamina por parte de los leucocitos. Se ha observado que la disminución de los niveles de ácido ascórbico en sangre incrementa los niveles de histamina de forma significativa y unos niveles reducidos de vitamina C en personas alérgicas.
Dosis adecuadas de Vitamina C
La vitamina C ayuda a combatir las alergias siempre y cuando se consuma con regularidad y en las dosis que el organismo requiere. Pero no te preocupes, puedes estarla consumiendo bien sin saberlo.
El ácido ascórbico está presente en muchos de los alimentos que ingerimos con regularidad. En particular, en verduras como el perejil y el brócoli y en frutas como la grosella, la fresa, las naranjas, los limones, la guayaba y el kiwi.
Ten presente que cocinar o almacenar por mucho tiempo un alimento puede llevarlo a perder su concentración de vitamina C. Por ello, es ideal consumir las frutas crudas. En el caso de las verduras, ayudará cocerlas al vapor.
La dosis recomendada de esta vitamina depende de la etapa de la vida en que se encuentre la persona. Así, un hombre adulto debe consumir al día un total de 90 miligramos de vitamina C, mientras que una mujer adulta debe hacerlo con 75 miligramos diarios. Por su parte, las mujeres embarazadas, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), deben ingerir un máximo de 60 miligramos por día, aunque esta dosis puede aumentar en estado de lactancia.
Otras funciones de la vitamina C
• Impulsar la función del sistema inmunológico
• Mantener las encías sanas
• Mejora de la visión para aquellos con uveítis (una inflamación de la parte media del ojo)
• El tratamiento de las alergias relacionadas con las condiciones, tales como asma, eccema y la fiebre del heno (llamada rinitis alérgica)
• Reducir los efectos de la exposición al sol, como quemaduras solares o enrojecimiento (llamado eritema)
• El alivio de la sequedad de boca, en particular de los medicamentos antidepresivos (un efecto secundario común de estos fármacos)
• Curación de quemaduras y heridas
• La disminución de azúcar en la sangre en personas con diabetes
• Algunas enfermedades virales, incluyendo la mononucleosis. Aunque falta evidencia científica, algunos médicos recomiendan altas dosis de vitamina C para el tratamiento de algunos virus.