Controlar y detectar a tiempo los lunares malignos ayudan a evitar cáncer en la piel. Aunque sea una patología que se incremente a medida que van pasando los años, es el cáncer que más afecta en personas jóvenes. la revisión periódica es la única forma que nos ayudará a combatir o prevenir el cáncer de piel, es por ello que la autoexploración, será crucial para detectar a tiempo la patología.
Para ello tenemos la regla del ABCDE, basada en la observación de las características de los lunares, incluso también es fundamental detectar si el lunar nos produce molestias o algún tipo de cambio en la piel, de ser así, es fundamental que acudas a nuestro gabinete dermatológico.
Dicha regla nos proporcionará pistas sobre la posible malignidad de la macha, peca o lunar que se aprecie en la piel, se basan en los siguientes criterios:
La periodicidad de las revisiones dependerán de la piel de cada paciente y las características de sus lunares, aunque es aconsejable visitar al dermatólogo al menos una vez al año. Dependiendo de los riesgos de cada persona, las revisiones deben ser más o menos frecuentes. En líneas generales sería recomendable hacer al menos una revisión antes de la adolescencia para evaluar el número y tipo de lunares.
Pertenecerás a un grupo de riesgo de padecer cáncer de piel a causa de un melanoma si tienes más de 50 lunares atípicos o displásicos, si eres una persona de piel clara con cabello rubio o pelirrojo y ojos claros, si tienes un familiar que haya sufrido un melanoma o si has sufrido quemaduras solares en la infancia que posteriormente cursaron con ampollas.
Personas con muchos lunares o de gran tamaño, o bien que tienen antecedentes familiares o personales de cáncer cutáneo, deberán hacerse revisiones cada año. En personas que no tengan esas situaciones las revisiones deberán ser cada 2-5 años.
Mediante la revisión de lunares se explora la superficie corporal cutánea y de mucosas externas (como los labios) para comprobar las características de los lunares. Es una exploración que por lo general es rápida y se realiza con un dermatoscopio, que es es una lupa de aumento con luz polarizada que permite al dermatólogo ver no sólo la capa más superficial de la piel sino también cierta profundidad. Es muy útil para la detección de lesiones sospechosas.
Así, la dermatoscopia digital consiste en capturar las imágenes dermatoscópicas de cada lunar del cuerpo mediante un ordenador con una cámara específica para este objetivo. Es la forma más eficaz de hacer el seguimiento de los lunares para detectar cambios.
Las ventajas de la dermatoscopia digital es que es una técnica no invasiva, indolora y rápida, que permite al dermatólogo interpretar la imagen dermatoscópica en base a una serie de signos para saber si se trata de una lesión normal o de alto riesgo, en cuyo caso habrá que vigilar o, incluso, extirpar y realizar un análisis patológico para confirmar si se trata de una lesión maligna.
Esta técnica permite realizar un registro fotográfico de los lunares del cuerpo del paciente con el objetivo de detectar, en las siguientes revisiones, si se han producido cambios o han salido lunares nuevos. La dermatoscopia digitalizada realiza una monitorización de todos los lunares, o lesiones cutáneas pigmentadas que presentan los pacientes, y obtiene un listado de fotografías dermatoscópicas de alta definición desde diferentes ángulos.
Su software de almacenamiento y gestión de imágenes posibilita un estudio comparativo en las siguientes revisiones para comprobar in situ la evolución real de las lesiones de los pacientes. Es garantía de medicina predictiva al cien por cien ya que es una de las principales técnicas médicas que permiten la detección precoz del cáncer, en este caso, de piel. Pero, además, la dermatoscopia digitalizada lleva incorporado un sistema de análisis de lesiones pigmentadas que proporciona información a los dermatólogos para adoptar decisiones clínicas según el diagnóstico.