¿A qué edad comenzamos a encorvarnos? Tres posturas que te harán evitarlo
Consejos para mejorar la postura mediante ejercicios y estiramientos.
Una de las cosas que más vértigo da en general a las personas, es el envejecimiento. El comenzar a ver canas en el cabello o arrugas en el rostro son signos del tiempo que muchas personas quieren evitar de todas formas. Un gran ejemplo de ello, son las miles de cremas, serums y tratamientos que existen el mercado y que aseguran retardar los efectos del paso del tiempo en nuestro cuerpo. Sin embargo, todos sabemos que envejecer es algo que tarde o temprano va a ocurrir.
La Universidad de Stanford ha realizado recientemente un estudio con el que se consiguió saber la edad en la cual una persona comienza a envejecer. Para poder conseguirlo, científicos e investigadores de dicha universidad, han estudiado los niveles de proteínas en sangre de 4.263 personas cuyas edades rondaban entre los 18 y 95 años.
Han determinado que el envejecimiento sigue un ritmo uniforme y que existen 3 puntos clave en los que el paso del tiempo comienza a reflejarse en el cuerpo humano. El primer punto en el cual se aprecian los primeros signos de envejecimiento, es a la edad de 34 años. Los otros dos puntos se producen mucho más tarde y ocurren respectivamente, a los 60 y a los 78 años.
Existen cinco señales que demuestran el envejecimiento:
- El metabolismo se vuelve más lento
- La estructura ósea se debilita
- Se comienza a tener problemas para recordar cosas
- Se modifican de los patrones del sueño
- La estructura ósea comienza a deteriorarse
¿Por qué nos encorvamos hacia delante?
Es muy común que la gente empiece a encorvarse hacia adelante a medida que envejece. Si bien es cierto que la mala postura puede contribuir a una apariencia encorvada, pero por lo general hay otros factores en juego que obligan a que la espalda se encorve y nos cree una chepa. Existen 3 razones principales por las que una persona anciana podría tener una postura encorvada.
La primera de todas es la osteoporosis, esta condición hace que los huesos se vuelvan más vulnerables. Por línea general los huesos se van descomponiendo y reconstruyendo a lo largo de la vida, si no recibimos los nutrientes suficientes podemos perder densidad ósea más rápido de lo que la regeneramos dando lugar a la osteoporosis. La osteoporosis debilita los huesos hasta el punto de que incluso una pequeña tensión como doblarse causando que una persona pierda altura, y el cambio en la postura podría conducir a una espalda encorvada o redondeada.
La estenosis espinal, es otra de las afecciones que puede causar una curvatura en la espalda. Se trata de un estrechamiento del canal espinal, que presiona la médula espinal o las raíces nerviosas. La médula espinal puede estrecharse debido al exceso de crecimiento óseo o hernia de disco. Cuando la médula espinal o las raíces nerviosas se comprimen, puede causar entumecimiento, hormigueo o debilidad en las piernas produciendo ciática haciendo que los pacientes con esta dolencia tiendan a encorvarse.
La última de las afecciones más comunes que provocan “chepa” en las personas mayores son las fracturas de comprensión de cuña. Las vértebras pueden fracturarse debido a la presión de levantar un objeto o una caída. A veces, esto puede causar que la parte frontal de la vértebra se contraiga, creando una forma de cuña. La parte posterior de la vértebra permanece tal cual, de manera que la columna vertebral se curva hacia adelante.
Nuestros cuerpos llevan desgaste con el tiempo, y eso puede llevar a una postura encorvada a medida que envejecemos. Sin embargo, estas condiciones pueden ser tratadas para aliviar los síntomas, incluso si el daño no puede ser completamente revertido. Es por eso que es importante cuidarse, especialmente a medida que se envejece. Cuanto antes obtenga tratamiento para estas condiciones, mejor.
¿Qué podemos hacer para evitar encorvarnos?
La postura si trabajas sentado, si te tumbas mal en el sofá, si cargas una mochila pesada, si estás mucho tiempo de pie y se produce desgaste de los discos... todo influye en nuestra ergonomía, en cómo sufre o no nuestra espalda y en lo que se espera cuando seamos mayores. Porque una buena educación postural es la base de un cuerpo saludable.
- Manos en la espalda: este ejercicio es realmente sencillo y te mostrará realmente cómo te encuentras. Llevas los brazos hacia atrás y juntas las manos como si hicieras un saludo. Debes mantener la posición 10 segundos, y asegúrate que los brazos estén perfectamente alineados.
- Giros en la silla: Sentado en una silla, te giras hacia un lado, llevas las manos detrás de la cabeza, y sitúas los brazos en perpendicular con el respaldo. Aguantas cinco segundos, y te giras al lado contrario. Sin mover la cadera.
- Un arco con la espalda: Sin levantarte tampoco de la silla, siéntate en el borde, lleva también las manos hacia la cabeza, detrás, y estirándote todo lo que puedas, mira hacia el techo.