Se conoce como placebo a toda aquella sustancia o tratamiento que, pese a ser completamente inocua y carente de beneficios farmacológicos, puede tener un efecto terapéutico en los pacientes cuando creen que están tomando un medicamento.
Esta mejora de la salud, ya sea física o mental, se conoce como efecto placebo. En los últimos años, se han publicado diversos estudios que han analizado los aspectos neurobiológicos y mecanismos psicológicos que contribuyen a la efectividad de este efecto, aunque los fundamentos biológicos, psicológicos y genéticos por los que ocurren siguen siendo sin estar del todo claros.
Así, en 2013 un estudio elaborado por la Universidad de Michigan, en Estados Unidos, reveló que cuando un paciente cree que va a tomar un medicamento eficaz se activa el núcleo accumbens, una región del cerebro vinculada a los sistemas de motivación y recompensa, y segrega dopamina, una hormona que actúa como transmisor y que genera un estado de bienestar o placer. Sin embargo, hay otros estudios que apuntan a que la causa podría estar vinculada a la relación entre el médico y el paciente o incluso en el precio del fármaco.
Recientemente, un equipo del centro BIDMC, una institución asociada a la Escuela de Medicina de Harvard (Estados Unidos), quisieron comprobar el papel que ha tenido el efecto placebo en las vacunas contra la Covid-19. Para ello, realizaron un metaanálisis de doce ensayos clínicos, a fin de comparar las tasas de acontecimientos adversos notificados por los pacientes que recibieron las vacunas con aquellas que obtuvieron los que recibieron una inyección de placebo.
En total, los investigadores analizaron 45.380 personas, de las que 22.802 habían sido vacunadas con el suero 22.802 y 22.578 con placebo. La conclusión que sacaron fue que después de la inyección de la primera dosis un 46% de los que recibieron la vacuna real sufrieron efectos adversos, mientras que un 35% de las personas que recibieron placebo experimentaron efectos adversos, como fiebre, dolor de cabeza y fatiga.
Experimentar efectos adversos cuando se toma una sustancia o se recibe un tratamiento inocuo es un fenómeno conocido como nocebo, que viene a ser algo como el antónimo del efecto placebo. Es decir: si el efecto placebo es lo que aparece cuando se experimentan beneficios tras ingerir una sustancia sin propiedades farmacológicas, el efecto nocebo es aquel que aparece cuando se experimentan efectos secundarios tras recibir una sustancia puramente inocua.
Al igual que ocurre con el efecto placebo, en la aparición del efecto nocebo influyen diversos factores, ya sean biológicos, psicológicos y genéticos. Así, tanto la relación que el paciente establece con el médico como sus factores biológicos, expectativas y experiencias pueden favorecer la aparición de este fenómeno, lo que hace complicado que se pueda definir quién va a experimentarlo.
Además, el efecto nocebo activa las mismas áreas del cerebro que el efecto placebo, aunque en lugar de segregar dopamina y otras hormonas relacionadas con la felicidad, como la serotonina o la oxitocina, en este fenómeno aparecen la colecistoquinina y la proglumida.
De acuerdo al estudio elaborado por el centro BIDMC, las personas que recibieron la vacuna contra la Covid-19 y que sintieron efectos adversos también experimentaron este fenómeno. En total, se calcula que un 76% de los pacientes que recibieron la primera dosis de la vacuna experimentaron este efecto, y que casi el 52% de los efectos secundarios notificados con la segunda dosis se debieron al nocebo.